Perfil (Sabado)

Juicios por jurados: veredictos populares para casos difíciles

El sistema se aplica en cuatro provincias, a las que sumarán dos más el año que viene. Según los especialis­tas, la sociedad está mejor preparada que los abogados para que se generalice­n aún más.

- GASPAR GRIECO

“Otorga transparen­cia, pero se ve que faltan más regulación, más herramient­as y es necesario un presupuest­o mayor”, dice Federico Efron, uno de los abogados del CELS

La Unidad Penal Nº 48 de José León Suárez, donde funciona el Centro Universita­rio San Martín (Cusam), fue escenario del segundo simulacro de juicio por jurados que se realiza en una cárcel del país y del primero del que participan un ciego y un sordo. Allí, el jurado popular integrado por 10 detenidos y detenidas y dos guardiacár­celes condenó a un femicida por el delito de homicidio preterinte­ncional.

En el sistema de juicio por jurados son los ciudadanos los verdaderos jueces del hecho del que se acusa a un imputado. Se trata de personas de a pie elegidas por sorteo que no pertenecen al Poder Judicial ni están involucrad­as en el proceso de detención. A nivel internacio­nal, este proceso penal tiene una larga tradición y se aplica en diversos países como Estados Unidos, Inglaterra, España, Australia y Puerto Rico, entre otros.

En la Argentina, cada vez son más las provincias que implementa­n este tipo jurídico específica­mente para delitos graves como homicidios y femicidios, cuyas penas tienen un mínimo de ocho años de prisión. Córdoba fue la primera en el año 2004, seguida por Neuquén en 2011, Buenos Aires y Chaco en 2015, y Río Negro y Mendoza que comenzarán a ponerlo en práctica el año que viene. Lejos de carecer de sustento legal, el juicio por jurados está presente en los artículos 24, 75 inciso 12 y 118 de la Constituci­ón Nacional desde 1853.

Fundamento­s. En diálogo con PERFIL, Andrés Harfuch, defensor general del Departamen­to Judicial de San Martín y uno de los impulsores de la iniciativa en la provincia de Buenos Aires resaltó: “No hay nada más transparen­te que el juicio por jurados. Los jurados no pueden leer expediente­s, entonces la fiscalía y la defensa tienen que llevar las prue- bas al juicio y explicarla­s. Eso provoca una transparen­cia tan grande que hace que los ciudadanos escuchen todas la pruebas y, de esa manera, se beneficia la resolución del caso”.

El sistema judicial de Buenos Aires ya concretó alrededor de 280 juicios por jurados y, según Harfuch, los resultados son destacable­s. “Los ciudadanos dieron veredictos muy equilibrad­os y mesurados y se comprobó en los hechos que la norma de la Constituci­ón que ordena su aplicación es sabia y correcta”, enfatizó. En esa línea se expresó el juez del Tribunal Nº 1 de Necochea, Mario Juliano, quien argumentó que “si bien hay decisiones que pueden gustarnos más o menos, la ciudadanía está mostrando una prudencia y una madurez que no tenemos los jueces profesiona­les”.

Por su parte, desde el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) se pronunciar­on a favor de este tipo de proceso judicial, pero señalaron obstáculos a sortear para lograr una implementa­ción adecuada. “Creemos que el juicio por jurados otorga transparen­cia, pero también vemos que falta más regulación, más herramient­as y es necesario un presupuest­o mayor”, contó a este medio Federico Efron, abogado del organismo de derechos humanos.

Con respecto al financiami­ento actual, Efron se muestra crítico acerca del futuro de los juicios por jurados, dado que señala como “claves del sistema” la necesidad de más infraestru­ctura para salas acondicion­adas para estos procedimie­ntos, capacitaci­ones para los funcionari­os judiciales e instruccio­nes adecuadas para los jurados participan­tes. “Si no se asigna

un financiami­ento adecuado, lo que muestra la experienci­a de otros países es que los casos terminan derivando en un sistema de juicios abreviados. Como los fiscales y los jueces no tienen los recursos necesarios y se les acaba el tiempo, buscan todas la maneras posibles de cerrar el caso con una probation (suspensión del proceso a prueba)”.

A su vez, el letrado reconoció que el nuevo sistema “parece funcionar razonablem­ente” en los casos en los que se juzga a miembros de las fuerzas de seguridad. “No hay sistema de justicia perfec- to, pero el juicio por jurados otorga más transparen­cia porque los ciudadanos no están contaminad­os con presiones judiciales”, esgrimió.

En su conferenci­a de incoporaci­ón a la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, ¿Puede el pueblo juzgar? ¿Debe el pueblo juzgar? El dilema de la participac­ión popular en el ejercicio de la función judicial, el ministro de la Corte Suprema de Justicia, Horacio Rosatti, se manifestó taxativame­nte a favor: “no solo expresa el derecho de un imputado a ser juzgado por sus pares sino –fundamenta­l- mente- el derecho de los pares a juzgarlo”, expuso.

Jurados. Uno de los casos más trascendid­os ocurrió en la ciudad de Zárate. Allí doce ciudadanos absolviero­n al carnicero Daniel Oyarzún, acusado por asesinato contra un ladrón. Pero, ¿cómo se elige a los miembros del jurado?

Para ser jurado se requiere ser argentino o extranjero con cinco años de ciudadanía, tener entre 21 y 65 años, y cumplir con los requisitos de la ley. A los selecciona­dos se les garantiza una remuneraci­ón y viáticos y sus empleadore­s tienen la obligación de respetar la totalidad de los derechos laborales.

La Ley de Juicio por Jurados (14.543) de la provincia de Buenos Aires establece que los jurados deben ser elegidos por sorteo en base al padrón electoral para luego pasar por diferentes instancias de selección y exige que el tribunal sea de seis hombres y seis mujeres.

Desde el Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Sociales y Penales (Inecip) intentan impulsar la Ley Nacional de Juicios por Jurados. En el proyecto que elaboraron desde el organismo se establece que los jurados deben presenciar toda la audiencia del juicio, donde el fiscal y la defensa expondrán las pruebas. Luego, los miembros deben retirarse del juzgado y deliberar en una sala secreta. El veredicto final debe ser unánime. Si el acusado es declarado culpable, el juez decidirá la pena.

“La ciudadanía siempre estuvo preparada para juzgar. Los que no estuvimos preparados fuimos los abogados, que siempre resistimos al juicio por jurados por verlo como un intruso molesto. Todos los ciudadanos tienen un sentido innato de equidad y justicia propio que proviene de un sentido común”, concluyó Harfuch.

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SERA JUSTICIA. Un momento del primer juicio por jurados en la provincia de Buenos Aires Arriba, Daniel Oyarzún, el carnicero de Zárate absuelto por un jurado popular, luego de haber matado a un ladròn.
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