Cuando las imágenes de la película siguen presentes
Se sabe la gran dificultad de trasladar un éxito cinematográfico a los escenarios. ¿Quién no recuerda la película Atracción fatal de 1987? Más precisamente hay dos actuaciones inolvidables la de Glenn Close y la de Michael Douglas, juego de victimaria y víctima, perseguidora y perseguido. Esta versión elige que haya una relatora en el escenario, que marca y subraya acciones, este personaje –que no existía obviamente en el film- juega de distanciadora y no colabora para que el espectador entre en la historia y se involucre con lo que sucede. Lo mismo pasa con el personaje de la madre de la esposa del protagonista, en esta adaptación no sólo creció enormemente ya que interfiere en la relación matrimonial, sino que aporta varios momentos de humor. Ambas actrices (Esther Goris y Ana María Picchio) son excelentes y cumplen a la perfección con lo indicado, lo que extraña son sus presencias e importancias como personajes.
Este originalmente thriller concentraba su acierto en la credibilidad... pero la marcación que le hizo el director José María Muscari a Sofía Gala Castiglione no resulta acertada. En este caso tampoco es la actriz, sino la dirección quien no encontró el clima necesario para hacer creíble ni ese encuentro, ni esa supuesta relación extramatrimonial. Todo ocurre de manera acelerada desde la conquista/seducción hasta la locura del personaje.
El célebre papel que encarnaba Glenn Close (Alex Forrest) motivó varios análisis y estudios psicoanalíticos, pero aquí aparece excesivamente simplificado en la puesta en escena. No hay desarrollo, desde el romance casi inexplicable hasta la violencia, pierde credibilidad e intriga la historia. Todo el elenco, que se completa con Pablo Rago, Laura Novoa y Nicolás Pauls evidentemente siguen las indicaciones de Muscari, pero son éstas las que no resultan acertadas para este género tan específico y particular. El director se sabe más cómodo en las aguas de la comedia y lleva para ese rumbo este espectáculo que no responde a él, debilitando notablemente la propuesta. La estética de Atracción fatal contó con la escenografía de René Diviú y el vestuario de Pablo Battaglia, ambos cuidaron los detalles y con pocos cambios consiguen los subrayados necesarios. Tanto la música de Martín Della Nina, Lucas Villemur y Ramiro Rodríguez Zamarripa, como la iluminación de Marcelo Cuervo buscan aportar climas a este espectáculo, pero no siempre lo consiguen. Lamentablemente las imágenes de la película Atrac
ción fatal sobrevuelan todo el tiempo y hacen que esta versión teatral resulte descolorida y débil, sin haber encontrado una fuerza propia.