Nafta: adelantan subas pre 2019 Estrategia del Gobierno para aliviar la economía electoral
Con el último aumento llega al 70% el alza anual, pero hay luz verde para más incrementos y trasladar toda la devaluación a precio ahora. Buscan no descuidar las inversiones en Vaca Muerta.
Pese a que la cotización del dólar retrocedió en octubre un 12%, las petroleras vuelven a aumentar esta semana el precio de los combustibles, tal como viene sucediendo los primeros días de cada mes. Esta vez quien primero movió la referencia en surtidores fue Axion Energy, la empresa del grupo Bridas, que ayer incrementó hasta un 7% el precio de las naftas y gasoil. A las cero horas de hoy la siguió la angloholandesa Shell, ya controlada por la brasileña Raízen, que actualizó sus pizarras con un alza promedio del 4,8% en sus estaciones en la Ciudad de Buenos Aires.
YPF, el mayor jugador del mercado con casi un 60% de participación, estaba, al cierre de esta edición, a la espera de que la Secretaría de Energía eleve el precio del biodiésel que se mezcla con gasoil para no quedarse corto con la remarcación en surtidores, como sucedió en agosto. Podría aumentar sus pizarras durante el fin de semana.
El litro de la nafta súper de Shell trepó hasta los $ 39,87; tres más que el precio medio de YPF ($ 36,76) en Capital Federal. Axion, por su parte, aumentó un 5% –hasta los $ 38,33– el importe de la gasolina que más consumen los automovilistas.
El objetivo del Gobierno y las petroleras es el mismo: conseguir compensar todo el aumento del dólar y el petróleo de este año en los surtidores para que, de esa forma y si no hay sorpresas, en el 2019 electoral solo haya aumentos en línea con la inflación. Dinámicas. Con la suba de sus dos competidores, la petrolera controlada por el Estado no tiene mucho más margen para postergar una nueva suba. En la práctica, sus refinerías no están en condiciones de inyectar más combustible en la plaza para seguir ganando mercado. Cerca de YPF admiten, sin embargo, que con un aumento más, las naftas recuperarán el atraso cambiario generado por la brusca devaluación del peso registrada en el segundo cuatrimestre del año, cuando el dólar saltó de 20 a más de 40 pesos durante algunos días de agosto. “Con este tipo de cambio, en el caso de las naftas súper el atraso ronda el 5%”, cuantificó la semana pasada el CEO de YPF, Daniel González, desde Nueva York, donde la empresa presentó su nuevo plan estratégico 2019-2023.
La suba escalonada de los precios de los combustibles –que acumulan, con esta remarcación, una suba superior al 70% en el año– deja de manifiesto un acuerdo nunca oficializado entre YPF y el Ministerio de Hacienda, que dirige Nicolás Dujovne. Ese entendimiento verbal prevé que la petrolera que preside Miguel Gutiérrez –y por consiguiente, el resto de las refinadoras– tenga luz verde para mover de forma mensual sus precios, a fin de que en diciembre el importe interno de los combustibles converja nuevamente con los valores del mercado mundial. Para el segmento de naftas, esa cuenta estaría saldada. En el caso del gasoil, aún resta aumentar un 7% para recuperar los márgenes predevaluatorios, según números que trazan en el sector, por lo que en diciembre habría nuevas subas.
Para YPF es clave alinear cuanto antes el precio interno del barril de crudo con el internacional para mantener
Aunque caigan las ventas, las petroleras quieren mantener precios de mercado
vivo el interés de inversores extranjeros en Vaca Muerta. El Gobierno comparte esa visión. “Es difícil que una empresa multinacional quiera invertir en un país donde el petróleo, que es una commodity, valga menos que en todo el mundo”, explicó a PERFIL el director de una petrolera con operaciones en Neuquén.
Dolarizados. Por eso, por más que el consumo de naftas haya caído en septiembre por primera vez en cuatro años –el despacho de Premium se desplomó un 28%–, las petroleras volvieron a remarcar sus precios, aún cuando eso repercuta, casi con seguridad, en una mayor caída de las ventas de combustibles en el último bimestre del año.
La opción de los privados es clara: prefieren actualizar el precio de los combustibles para volver a dolarizarlos (alinearlos con el mercado internacional) a pesar de que eso implique vender menos combustibles. “La caída del consumo es triste. Pero la industria (petrolera) no va a pesificar (el precio de los combustibles), porque si lo hace será para siempre”, analizó, en clave lúgubre, un ex funcionario del Ministerio de Energía.