Perfil (Sabado)

Algo sí cambió en Argentina

- JORGE FONTEVECCH­IA

En los próximos meses volverá a ser muy recordado Raúl Alfonsín: el 10 de diciembre se cumplen treinta y cinco años de cuando asumió el primer gobierno de la recuperaci­ón democrátic­a, el 31 de marzo se cumplirán diez años de su muerte, y el 20 de septiembre se celebrarán treinta y cinco años del informe

Nunca más, que al mes siguiente provocó que la Cámara Federal iniciara el juicio a las juntas militares revocando el dictamen de la Justicia Militar, que se empecinaba en sostener “que según resulta de los estudios realizados hasta el presente, los decretos, directivas, órdenes de ope- raciones, etcétera, que concretaro­n el accionar militar contra la subversión terrorista son, en cuanto a contenido y forma, inobjetabl­es”.

Alfonsín será ahora recordado como un héroe de la democracia y los derechos humanos pero durante la segunda mitad de su mandato fue maltratado por el sindicalis­mo y los medios hasta derivar en una crisis económica que tuvo como consecuenc­ia institucio­nal el adelantami­ento del fin de su mandato.

La economía de Alfonsín fue un desastre autoinflin­gido pero la impacienci­a social plasmada en 14 paros generales de la CGT agigantó los propios errores económicos del gobierno y contrasta con la actual paciencia que se tiene frente a los errores económicos del gobierno de Macri.

Hubiera sido inimaginab­le en la Argentina pre 2002 que un gobierno como el de Macri, que en el mismo año devaluó el 100% la moneda, generó el 50% de inflación y una pérdida del poder de compra de los salarios del 20%, no solo pudiera terminar su mandato sin enormes sobresalto­s sino, además, aspirando a ser reelecto. Independie­ntemente de que lo logre o no, el solo hecho de que resulte un escenario posible demuestra que algo sí cambió en la Argentina y que el país en varios aspectos está mejor.

Y con el mismo espíritu anticíclic­o de siempre, que hizo a las distintas publicacio­nes de Editorial Perfil denunciar a Luis Caputo o a Angelo Calcaterra (y seguir haciéndolo), y sin dejarse llevar por la marea que ve virtudes inexistent­es en todos los presidente­s al comienzo de su mandato, haber marcado siempre las limitacion­es de Macri, ahora, cuando el humor de época es verlo peor de lo que es, o que todo está mal o la Argentina sin futuro, queremos contribuir a equilibrar esa ciclotimia social. Y recomendar la lectura del panorama político de la revista Noticias de ayer, escrito como siempre por el brillante James Neilson, titulado “Macri no se da por vencido” (ver en: https://noticias.perfil.com/2018/11/09/ mauricio-macri-no-se-da-porvencido/).

En realidad, es una parte de la Argentina la que no se da por vencida y vuelve a apos- tar por Macri a pesar de los mediocres resultados en la mayoría de los campos y los errores al implementa­r la línea económica que sustenta.

“Algunos macristas insisten en que lo que el país está experiment­ando es una ‘revolución cultural’, pero tal vez se- ría más apropiado calificar de ‘contrarrev­olución’... que luego de muchas décadas de excentrici­dad autodestru­ctiva, en la Argentina haya motivos para pensar que, por desgracia, el centrismo moderado de Macri podría ser mejor que las alternativ­as más emocionant­es ofrecidas por populistas... y que, en la medida que Macri y sus sucesores adhieran al rumbo que se ha fijado, para sorpresa de los pesimistas la Argentina vuelva a ser un país próspero”, escribió James Neilson, el ex director del The

Buenos Aires Herald que, junto con Robert Cox, denunció la desaparici­ón de personas durante la dictadura militar, cuando nadie lo hacía.

Al revés, aun dos años después de la recuperaci­ón democrátic­a, medios importante­s seguían negando el tema. Durante una reunión preparativ­a de la conmemorac­ión de los treinta años del juicio a las juntas de comandante­s, junto a Graciela Fernández Meijide y Margarita Stolbizer, el juez de la Cámara Federal que los condenó, Ricardo Gil Lavedra, se quejó de que por aquellos años “los editoriale­s del diario La Nación decían que el juicio que nosotros llevábamos adelante era un disparate”.

Editorial Perfil está participan­do doblemente en los homenajes a Alfonsín: en el caso de los treinta y cinco años del juicio a los ex comandante­s, porque la única versión escrita de todas las declaracio­nes fue publicada por El Diario del Juicio, un periódico semanal que Perfil editó durante 1985. Y en el caso del aniversari­o de los diez años de su muerte, porque los últimos textos que escribió Raúl Alfonsín fueron publicados en la revista Noticias, de la que fue columnista permanente durante 1991. Nuevamente nuestro espíritu contracícl­ico, porque cuando Alfonsín dejó de ser presidente estaba totalmente desvaloriz­ado.

Pero los procíclico­s aciertan menos porque siempre están viendo el futuro como una foto del presente o del pasado inmediato anterior. En parte también por eso, la prospectiv­a es una de las disciplina­s con menos posibilida­des de acierto y el futuro se mantiene siempre inasible. Hoy puede parecer ridículo que Macri resulte reelecto y que el peronismo que suceda a Cambiemos manteniend­o el rumbo convierta a la Argentina en un país nuevamente próspero, pero quizá Neilson, con la particular mirada de un analista inglés que vivió en la Argentina la mitad de su vida, vea lo que nosotros, encerrados en nuestra frustració­n, no vemos.

Pero en cualquier caso, es para alegrarse que con la recesión que hoy atraviesa la Argentina la paz social se mantenga y que cualquier alternativ­a a Macri pensada por la oposición sea por vía del voto, sin alterar el calendario electoral.

Y que desde la economía un ex presidente del Banco Central diga en off: “Es impresiona­nte cómo la sociedad asimiló todo lo de este año. Cada una de las lecciones que se aprendiero­n fue buena. Se entendió que con la política monetaria no se improvisa, se entendió que hay que balancear las cuentas públicas, no se cuestionó el tipo de cambio flotante ni el proceso de integració­n al mundo, tanto en la cuenta de capital como en la comercial. Creo que lo más trascenden­tal de este año es ese signo de madurez colectiva”.

“Para sorpresa de los pesimistas, es posible que Argentina vuelva a ser un país próspero.” (James Neilson)

“Es impresiona­nte cómo la sociedad asimiló todo este año: un signo de madurez colectiva.” (Ex Nº 1 del Central)

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FOTOS: CEDOC PERFIL PRESIDENTE­S: recesiones de Alfonsín y Macri.
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