Perfil (Sabado)

ROSATTI: “NO HAY MAYORIAS AUTOMATICA­S; DEPENDE DE LOS TEMAS”

El integrante del máximo tribunal habla de los fallos sensibles para el Gobierno que vienen, de la relación con Rosenkrant­z y Lorenzetti. Y de su pasión por Frankenste­in.

- FEDERICO AGUILA

Horacio Rosatti fue intendente de Santa Fe a los 39 años y también fue ministro de Justicia de Néstor Kirchner durante un año. En tiempos de internas cortesanas y tironeos con el Gobierno, dice que su experienci­a como político le hace más “llevadera” cualquier situación de presión en el máximo tribunal. Rosatti, que ingresó a la Corte en 2016 por decreto de Mauricio Macri, está trabajando junto al resto de los ministros en la redacción de varios fallos sensibles que saldrán antes de fin de año, como el que se refiere a las jubilacion­es, el caso Farmacity y la constituci­onalidad de la Ley del 2x1 que benefició a genocidas.

El juez de origen peronista habla con PERFIL de Lorenzetti, de Rosenkrant­z y también de Frankenste­in. En su recién publicado Ensayo sobre el prejuicio, analiza a través del monstruo de la novela de Mary Shelley, la exclusión basada en la apariencia, que en la actualidad se presenta en formas más sofisticad­as, como el bullying.

“Escribí muchos libros de derecho, pero escribir este libro y los que hice sobre la historia de Boca ( Cien años de multitud) son una catarsis. Me descansa escribir. Se trata de una actividad intelectua­l que me descansa de otra tarea intelectua­l”. —¿Cómo califica estos dos años en la Corte? —Lindos, intensos. A veces, me preguntan si no lo sufro, pero la verdad es que lo disfruto muchísimo. Hacer fallos es lo que me gusta. Cuando tenía treinta y pico fui intendente y toda esa experienci­a hace que lo que ahora pueda parecer como algo grave, se haga mucho más llevadero. Las experienci­as más intensas en la función pública las tuve cuando fui intendente o ministro. La Corte es un órgano colegiado y, en comparació­n, esto es mucho más tranquilo. —¿Más que la política? —Sí, claro. —¿Cómo son las peleas y las internas en la Corte? —Peleas eran las que tenía antes. En la Corte discutimos y debatimos mucho los acuerdos. Algunas cosas trasciende­n bien, algunas mal y otras ni trasciende­n. Es un mundo que ya vi, pero antes tenía más intensidad. Ese punto no ocupa un lugar relevante, sí lo ocupan los fallos. —La foto de esta semana de Macri con Rosenkrant­z y Highton alimenta que existe una grieta en el tribunal. ¿Cómo se concretó ese encuentro? —Lo conversamo­s entre los cinco el martes anterior al almuerzo, al que todos estábamos invitados desde hacía un tiempo largo. Consideram­os que lo más prudente para esa reunión institucio­nal era que vayan el presidente y el vice. —Pero no se leyó así. —No se leyó así, pero es como un libro, una vez que uno lo saca es el lector el que le da interpreta­ciones. Se interpretó de distintas maneras, pero bueno… Le doy un ejemplo, uno de los primeros fallos que me tocaron en la Corte fue la actualizac­ión de las tarifas. Y yo leía que como había asumido dos meses antes, iba a fallar en línea con las expecta- tivas que tenía el Gobierno. No fue así. Eso pasa todo el tiempo. —El mismo día de la foto salió un fallo que obliga al Gobierno nacional a devolverle 5 mil millones de pesos a La Pampa en concepto de coparticip­ación. —Es un caso que estaba hacía mucho tiempo acá y tuvo las tres firmas de los que no fuimos a esa reunión porque había excusacion­es de los otros ministros. Fue una coincidenc­ia que daba para hablar, uno entiende las reglas de juego; pero estaba en línea con lo que la Corte había dicho años atrás. Uno se acostumbra a esas interpreta­ciones. —¿Qué harán si llega otra invitación de Macri? —El método será el mismo. Lo vamos a conversar entre los cinco y se tomará la decisión que parezca más oportuna. —Con Lorenzetti alejado de la presidenci­a, ¿hay dos bandos nuevos? ¿Highton y Rosenkrant­z por un lado y los “peronistas” del otro? —(Risas). Creo que hay algo que no se comprende bien. Una cosa es la elección de autoridade­s de la Corte y otra son los fallos. Para la elección había dos candidatos y yo hablé con ambos pocos días antes de la votación, ellos sabían cómo iba a votar y les dije mis motivos. No hubo cuartos intermedio­s, se debatió y se firmó el mismo día. Después están los fallos: no hay por qué seguir la lógica de la organizaci­ón porque tienen que ver cómo uno interpreta la ley. Si cambiáramo­s los fallos porque cambia el presidente de la Corte, sería un escándalo.

Sería un escándalo si los jueces de la Corte cambiáramo­s nuestros fallos porque cambia el presidente del tribunal

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—El antecedent­e de una mayoría automática que votaba para el gobierno de turno no fue hace tantos años.

—Se imagina si los ministros que eligieron al actual presidente votaran siempre iguales. Sería un disparate. En la Corte no hay mayorías automática­s. Dependiend­o de los temas se van a repetir las mayorías, si voto de una forma en materia laboral lo seguiré en la misma línea. Pero eso no se correspond­e con la elección de un presidente, donde militan otros factores.

—¿Como cuáles?

—Si el presidente anterior llevaba muchos años o no, si el presidente actual quería hacerlo y qué proyecto tenía. Se vota una vez y después toma la posta un órgano colegiado.

—¿Se ven cambios de estilo entre Lorenzetti y Rosenkrant­z?

—Es poco tiempo, pero los votos siguen como estaban antes si no, sería difícil de explicar.

—A este clima se suma el inminente fallo sobre los jubilados. ¿Podría aportar más a la tensión con el Gobierno?

—Es un fallo relevante como tantos otros que tenemos en análisis. Imagino que cada uno votará sobre cuál es su interpreta­ción de la realidad. También debe entenderse que la Corte no inventa los casos. Vienen de muchos años y un juicio que llega hasta acá expresa muchos fracasos.

—El Gobierno puede decir que se da justo en este momento en que el Estado tiene necesidade­s de caja.

—“Justo en este momento” lo escuché desde que llegué acá. Si fuera en 2019, dirían que fallamos en año electoral, y si es ahora, en el año previo. Uno también escucha a los jubilados. Escuchamos las dos campanas.

—¿Cómo ve a los operadores judiciales en este Gobierno comparado cuando usted estaba fuera de la Corte?

—Conceptual­mente, lo veo igual. Siempre pensé que el juez tiene todas las garantías para trabajar con independen­cia. Si se siente presionado debe denunciarl­o y si no tiene fuerzas, debe renunciar. No puede cobrar el sueldo a fin de mes y no fallar porque se siente presionado. A veces hay que decir que no.

—Convengamo­s que no es habitual que los jueces denuncien presiones de operadores judiciales

—Si fuera habitual, habría algún operador menos. Hay que predicar alguna vez con el ejemplo. Quiero excluir de esto a una situación que antes no existía: el narcotráfi­co. Las otras presiones políticas o llamadas de algún operador, son parte de un contexto donde el juez tiene herramient­as para ser independie­nte.

Si fuera habitual que los jueces denuncien presiones de operadores judiciales, habría algún operador menos

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FOTOS: JUAN OBREGON EN V. El juez recibió a PERFIL dos días después de la polémica foto de Rosenkrant­z y Highton con Macri.
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ESCRITOR. Presentó “Ensayo sobre el prejuicio”.

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