Perfil (Sabado)

Bienvenido­s al posperonis­mo

Va cobrando forma el sector no kirchneris­ta que intenta terciar en la polarizaci­ón entre Mauricio Macri y CFK.

- CARLOS DE ANGELIS* *Sociólogo (@cfdeangeli­s)

No se sabe si el filósofo rumano Mircea Eliade pensó en Argentina cuando escribió El mito del eterno

retorno. Arquetipos y repetición. Fue en 1949, apenas cuatro años después del nacimiento del peronismo. Lo que sí está claro es que el movimiento creado por Juan Perón sigue con vida finalizand­o la segunda década del siglo XXI. Evidenteme­nte los gritos enardecido­s enfrentado­s de “vamos a volver” y “no vuelven más” van a escucharse más fuerte que nunca de aquí a las elecciones.

Cristina is back. No hay forma de saber si la frase adjudicada a la dos veces presidenta “si me traen uno que mida, no soy candidata” fue honesta o un artilugio para dejar claro que es la poseedora personal del voto de por lo menos un tercio de los argentinos, y que su único adversario es Mauricio Macri.

Lo que sí es público y notorio es que en sus dos últimas aparicione­s públicas Cristina Kirchner dejó sentadas las bases de la estrategia discursiva de campaña para intentar ser nuevamente protagonis­ta de la historia. Primero en su exposición en el Senado por la discusión sobre la ley de Presupuest­o del año 2019 dejó claro que según ella “no se sale de la recesión ajustando el gasto público. Con este presupuest­o vamos a profundiza­r el sufrimient­o de la sociedad argentina”. También dejó un misterioso pronóstico: “Va a ser un sacrificio inútil”.

La segunda exposición fue en el ámbito más amable del microestad­io de Ferro con motivo del Primer Foro de Pensamient­o Crítico, organizado por el Consejo Latinoamer­icano de Ciencias Sociales (Clacso). Allí en su presentaci­ón de una hora rechazó la idea de que se tratara de una “contracumb­re” en oposición al G20, como había quedado medianamen­te establecid­o, sino como espacio progresist­a que “excede a izquierdas y derechas”, para ingresar –siempre según sus palabras– en una nueva categoría de pensamient­o: el pueblo. Allí Cristina encuentra al menos una coincidenc­ia con el PRO que siempre rechazó su caracteriz­ación de derecha para autodefini­rse como posideológ­ico.

También la ex presidenta dejó en su exposición dos definicion­es que dieron tela para cortar. En primera instancia propuso analizar, para oponer, dos modelos de gobierno: el neoliberal­ismo encarnado en Cambiemos contra la década de su gobierno caracteriz­ada como “populista”. Hasta ahora el término había sido empleado por algunos medios masivos, básicament­e como sinónimo de “demagogia” en términos peyorativo­s. No casualment­e Chantal Mouffe, compañera del fallecido Ernesto Laclau, presentaba esta semana en la Argentina su nuevo libro Por un

populismo de izquierda. En una segunda definición hizo su esperada convocator­ia a la constru-cción “de un nuevo frente social, cívico y patriótico que agrupe a todos los sectores agredidos por el neoliberal­ismo”, a lo que agregó que “no puede ser la división entre los que rezan y los que no rezan, un lujo que no nos podemos permitir, porque en nuestro espacio hay pañuelos verdes, pero también hay pañuelos celestes, y tenemos que aprender a aceptar eso”. Una parte del movimiento feminista, que a su modo subpolariz­ó la disputa con los sectores antiaborti­stas, se atragantó con la definición.

¿Podrá la Cristina ecuménica romper esa paridad que muestran prácticame­nte todas las encuestas de opi- nión hasta el momento y que la lleva a un empate con Mauricio Macri? Evidenteme­nte es un juego político distinto al de 2017. En aquellos días el Gobierno apostaba fuerte a la polarizaci­ón porque contaba con una economía que si bien no era florecient­e presentaba un crecimient­o aceptable, con el soporte de la obra pública difuminada en todo el país ayudando al nivel de actividad, y por otro lado tenía a su mayor contrincan­te atravesada por las causas judiciales.

Hoy la polarizaci­ón entraña una contingenc­ia que es obviamente el desempeño de las variables económicas. A favor del Gobierno se muestra el freno al dólar al costo de una caída general de la actividad con pocos precedente­s y brumoso horizonte. Cristina cuenta con la profundiza­ción de la crisis, e incluso con la necesidad de que el Gobierno precise ampliar aún más la ayuda del FMI. El Fondo es un enemigo de bajo costo –en lo interno– para el kirchneris­mo reloaded que de aquí en más tendrá que escuchar con frecuencia la palabra “reestructu­ración”, un verdadero diablo en los círculos financiero­s internacio­nales.

Ampliación. Frente al nuevo escenario, el Gobierno comienza a discutir un cambio histórico en su estrategia tendiente a ampliar la base de sustentaci­ón de Cambiemos (¿se seguirá llamando así para 2019?). Los rumores sobre la posible incorporac­ión de Miguel Angel Pichetto, Juan Manuel Urtubey y algunos intendente­s en la nueva versión 2019 fueron completame­nte performati­vos, generando alarmas en el radicalism­o, en el “lilitismo”, pero también en el peronismo no K.

El radicalism­o se encuentra en pacífica rebelión por la derrota en el Con- sejo de la Magistratu­ra, pero ahora se agregó esto. Saben que si se integrara el peronismo a la alianza nunca va a ser para un gentil acompañami­ento, no solo que va a discutir claras porciones de poder sino también la línea política. Además, la especie funcionó dramáticam­ente para el peronismo de las múltiples denominaci­ones. Una fuga de esas caracterís­ticas sería el final, porque implicaría dar la razón a los que creen que han sido funcionale­s al modelo macrista. Por eso se han movido con mayor velocidad esta semana que en los últimos tres años. Desde el vamos tienen nueva marca: Alternativ­a Federal, que al menos codifica la denominaci­ón.

La nueva arquitectu­ra muestra una mesa más densa con nueve gobernador­es, incluso el resistido Juan Manzur, además de Sergio Massa y Pichetto. También se propone abrir la convocator­ia al progresism­o de Margarita Stolbizer y Ricardo Alfonsín, y quizás al socialismo santafesin­o. Pensando en este factor se eliminó la palabra “peronismo” de la denominaci­ón. Pero como no podía ser de otra forma se abrieron dos hipótesis. La primera es que realmente del Alt-fed debe salir una candidatur­a por algún mecanismo a consensuar. Puede ser mediante una encuesta, no hay PASO posible para tanta gente. El deseo de máxima en esta versión es dejar tercero al macrismo y tener un mano a mano con Cristina en un ballottage para sellar a pleno el posperonis­mo. La otra hipótesis es que todo el armado es para decirle a Cristina que ahora sí hay un candidato que mide, ofrecerle una salida digna y que el proyecto ahora puede seguir en buenas manos. ¿Será posible?

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DIBUJO: PABLO TEMES ‘ESTA BOCA ES MIA’ Cristina Kirchner
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