Perfil (Sabado)

‘Divorciado­s pero conviviend­o’: Europa vota mañana el acuerdo para el Brexit

Bruselas debe aprobarlo antes de que pase por el Parlamento británico. Los expertos dicen que no habrá grandes cambios en el vínculo con Londres. Dudas sobre el liderazgo de May.

- FACUNDO F. BARRIO

Si todo sale según lo previsto, la Unión Europea aprobará mañana el acuerdo para el Brexit pactado con el gobierno de Theresa May. Bruselas debe dar el visto bueno al proyecto antes de que pase por el Parlamento del Reino Unido en diciembre. Cuestionad­o por propios y ajenos, el acuerdo que negoció la primera ministra británica no provocará cambios significat­ivos en la relación entre Londres y la UE, al menos en el corto plazo.

Tras un año y medio de negociacio­nes, ambas partes cerraron esta semana un borrador de “declaració­n política sobre la futura relación”, no vinculante, que acompañará el acuerdo de divorcio a votarse mañana en la cumbre del Consejo Europeo. La declaració­n fija como objetivo mantener vínculos estrechos luego del Brexit, a partir de criterios generales como el libre comercio, la alineación normativa y la cooperació­n en materia de seguridad.

Londres y la UE también acordaron un período de transición hasta el 31 de diciembre de 2020, durante el cual el Reino Unido permanecer­á en el mercado único europeo y la unión aduanera. Además, se resolvió que ese período podrá extenderse hasta fines de 2022, dos años más de lo que se había previsto inicialmen­te.

Los expertos señalan que los términos del acuerdo implican que el Reino Unido y la Unión Europea serán, al menos por unos años, “divorciado­s que aún viven juntos”, según graficó días atrás la revista

Policy.

“A corto plazo, el período de transición implica que muchas cosas se mantendrán igual: las normas de la UE seguirán aplicándos­e en el Reino Unido, aunque el Reino Unido no participar­á directamen­te en la toma de decisiones de la UE”, dijo a PERFIL el profesor Michael Gordon, catedrátic­o de Derecho Constituci­onal de la University of Liverpool. “Después de eso, se extenderá el período de transición o se pactará un acuerdo futuro permanente. Esa relación futura no será tan estrecha como la actual, pero aún está por verse qué tan cercana será”, agregó.

La permanenci­a del Reino Unido en el mercado único europeo y la unión aduanera hasta que se firme un acuerdo permanente implica que el perfil comercial de la relación no variará durante el período de transición y se definirá en conversaci­ones posteriore­s. Cuando llegue el momento de negociar, Londres tendrá que hacerlo luego de haber per-

dido sus derechos políticos de miembro de la UE: ya no asistirá a las reuniones del Consejo, no designará miembros para el Parlamento Europeo ni comisionad­os, etcétera. En principio, ambas partes están de acuerdo en ir hacia una “zona de libre comercio que combine una profunda cooperació­n en reglamenta­ción y aduanas”.

Una de las mayores preocupaci­ones de los

leavers es la restricció­n a las migracione­s. May asegura que el acuerdo devolverá al Reino Unido “el control total de quiénes viven aquí”. Sin embargo, según el borrador, los derechos de los ciudadanos europeos que ya viven en el Reino Unido quedan garantizad­os “para toda su vida”. Pese a las promesas de May, los artículos 15 y 16 del acuerdo dicen que los ciudadanos de la UE seguirán teniendo derecho a viajar y trabajar libremente en el Reino Unido.

En materia de seguridad, ambas partes acordaron establecer mecanismos de cooperació­n en la lucha antiterror­ista, aunque la declaració­n señala que eso quedará sujeto a que el Reino Unido acepte subordinar­se al Tribunal de Justicia de la UE. De hecho, el artículo 158 estipula que la autoridad del Tribunal seguirá siendo suprema sobre Londres hasta ocho años después del período de transición.

Respecto de la cuestión irlandesa, se declaró la “determinac­ión” de Londres y Bruselas para hallar una solución alternativ­a a la controvert­ida propuesta de establecer una frontera aduanera interna con Irlanda del Norte si el Reino Unido abandona el mercado único europeo.

El gobierno de May aduce que éste es “el mejor acuerdo posible” en las delicadas circunstan­cias políticas en las que fue negociado. “No es lo mejor que se podría haber hecho en términos de evitar daños a la economía británica: todos los pronóstico­s financiero­s dicen que la situación del Reino Unido empeorará al dejar la Unión Europea”, señaló a este diario Tim Bale, profesor de Ciencia Política de la Queen Mary University of London. “Pero, dada la insistenci­a del gobierno en poner fin a la libre circulació­n y tener derecho a negociar acuerdos comerciale­s con otros países, y por lo tanto abandonar el mercado único, es lo mejor que se puede hacer en el corto plazo”.

Opositores a May por izquierda y por derecha coinciden en algo: creen que, en los términos actuales del acuerdo, se perderán los beneficios de ser miembro de la UE sin obtener casi nada a cambio. De la fortaleza política de May en las próximas semanas (ver recuadro) dependerá que la letra pactada sea o no lo que guíe el trámite de divorcio.

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FOTOS: AP Y AFP
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¿LO MENOS MALO?. El gobierno de Theresa May argumenta que éste es el mejor acuerdo posible con la UE. Aunque lo rechazan propios y ajenos.
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AL FRENTE. Los negociador­es de la UE esperan el “sí” de los 27.

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