QUE VIVA EL SEXO
Algunas ciudades son muy abiertas a convertir objetos eróticos en piezas de museo. Holanda lidera con tres.
No cualquier país es tan liberal que permita la existencia de un museo dedicado al sexo. Holanda, tiene nada menos que tres museos de este tipo. También Estados Unidos e Islandia. Probablemente porque el erotismo interese en todas las latitudes. Para empezar, el escritor irlandés Oscar Wilde tiene en el Museo del Sexo de Amsterdam una vitrina de homenaje, junto a un banco con dos penes sobredimensionados. El museo de la capital holandesa rinde tributo al pintor Henri de Toulouse-Lautrec, a la bailarina Mata Hari y a Josephine Baker. Unas 800 mil personas visitan al año esta sala abierta en 1985, llamada “Templo de Venus”. Los visitantes pasan junto a fotos pornográficas de 1895, condones de los años 50 y jarrones chinos eróticos. No falta una réplica del Barrio Rojo y un maniquí vestido con corsé de encajes que satisface a un hombre de plástico. (Sexmuseum Venustempel, Damrak 18, Amsterdam, entrada: € 5. Red Light Secrets, Amsterdam). Por otra parte, Red Light Secret es el Museo de la Prostitución, también en Amsterdam. El lugar cuenta con un “muro de confesiones”, donde los visitantes pueden poner en escritos anónimos sus deseos y secretos (Oudezijds Achterburgwal 60 h, entrada:
€ 11). Praga tiene a su turno un Museo de Máquinas Sexuales, en donde se exhiben 300 objetos que podrían describirse como todo lo que ha inventado el ser humano para estimularse. Y no son pocas cosas. Desde antiguos vibradores hasta orinales voyeuristas. Objetos extravagantes, invenciones divertidas, algunos clásicos juguetes sexuales, así como algunas rarezas y objetos libidinosos. Además, en una pequeña sala de cine se proyecta una película obscena en blanco y negro. (Sex Machines Museum, Melantrichova 18, Praga ; entrada: 250 coronas o 10). En el Museo del Sexo, en Nueva York, hay un juego que se llama
Jump for Joy (saltar de alegría) en el que la diversión consiste en saltar sobre una gigantesca instalación de pechos enormes. Incluye muñecos de goma de tamaño real, animales copulando y cómics sobre la vida sexual del pato Donald. La exhibición pretende “preservar y representar la historia, el desarrollo y la importancia cultural del sexo humano”. La exposición abarca 20 mil artefactos. En la entrada del museo se ofrece a los visitantes pasta sexual, cremas lubricantes, ropa interior comestible y un gran número de vibradores. (Museum of Sex, 233 5th Ave, Nueva York, entrada: US$ 16. El profesor de historia Sigurdur Hjartarson se dedicó a estudiar la falología. Su pasión de coleccionista alumbró lo que es quizá el museo más curioso de Islandia. En el Museo Fálico, los visitantes pueden observar unos 300 penes, expuestos detrás de plexiglás y conservados en formaldehído. Miembros de ballenas, osos, focas, gatos, hámsteres y seres humanos. El museo – fue fundado en 1997 y recibe cada año la visita de unas 10 mil personas–. (Museo Fálico de Islandia, Laugavegur 116. 11,60 o 1.500 coronas).