Empleando un rover, China ya explora la cara oculta de la Luna
Con este desafío cumplido sus ingenieros logran posicionarse en las primeras filas de la carrera por la conquista del espacio.
Tras el exitoso alunizaje de la Chang’e-4, la sonda china que hace apenas dos días se posó suavemente en el lado oculto de la Luna y que ya comenzó a mandar imágenes y datos, los ingenieros espaciales chinos se ganaron ayer un segundo aplauso científico global: desplegaron y pusieron en marcha el Yutu 2, un vehículo autónomo que comenzó a recorrer, investigar y tomar muestras de la zona cercana al aterrizaje.
El director chino del proyec to luna r, Wu Weiren, explicó el logro usando una metáfora espacial conocida: “Es un pequeño paso para nuestro rover, pero un gran salto para la nación china”, replicando la frase de Neil Armstrong el primer hombre que pisó suelo lunar, en 1969.
El flamante rover (cuyo nombre significa el Conejo de Jade) se dedicará a explorar la cuenca cercana, al aterrizaje, bautizada Polo SurAitken. Los geólogos planetarios consideran que se trata de un cráter de impacto generado tras una fuerte colisión con un meteorito. La energía del choque podría haber desenterrado rocas desde una gran profundidad de la Luna. Por lo tanto, el trabajo del Yutu 2 podría aportar datos inéditos sobre el pasado geológico del satélite y sobre su composición geológica.
Aun en tiempos de guerra comercial, la proeza tecnológica lograda por los diseñadores chinos se ganó un aplauso público del propio administrador general de la NASA, Jim Bridenstine, que en un tuit de su cuenta oficial expresó sus “Felicitaciones al equipo responsable del Chang’e-4, por su exitoso aterrizaje en el lado lejano de la Luna. Es la primera vez para la humanidad y un logro realmente impresionante”.
Vale destacar que l a Chang’e-4 no es la primera sonda que visita el lado no visible de la Luna. Algunas misiones de otros países se estrellaron contra la superficie lunar no visible debido a problemas técnicos o en la fase final programada de sus misiones. Pero este es el primer intento exitoso de hacer exploraciones detalladas e in situ, del hemisferio que no es visible desde la Tierra. Y ese paso es, justamente, algo que posiciona a China en un lu- gar especial. Según declaró a la BBC Ye Quanzhi, un astrónomo que trabaja en Caltech, “esta es la primera vez que China logra un objetivo que otras potencias espaciales no habían intentado antes”.
Postas. Uno de los detalles llamativos del desafío tecnológico que debe sortear la sonda oriental para su correcto funcionamiento es lograr enviar, y recibir, comunicaciones y datos desde, y hacia, la Tierra, pese a que está operando desde una zona que no posee “contacto visual” con nuestro planeta. Para poder concretar un enlace radial eficiente entre el centro de control y la sonda, los responsables de la misión tuvieron que diseñar un sistema de postas, en el que participa el satélite de comunicaciones Queqiao, posicionado en una órbita lejana, ubicada a unos 65 mil km de la Luna. Desde ese punto logra “ver” –en simultáneo– las estaciones receptoras de la Tierra, incluyendo la antena de recepción china que opera desde la provincia de Neuquén en la Patagonia argentina, y también recibe y amplifica las ondas radiales emitidas desde la misión Lunar. Con este arreglo, la sonda logra enviar imágenes y datos tomados desde la superficie del lado no visible, lo que confirma la posibilidad de abrir un capítulo completamente nuevo de la exploración de los confines de nuestro satélite natural.
Según los diseños oficiales el rover lunar tiene una vida útil aproximada de alrededor de noventa días y el módulo de aterrizaje podría seguir trabajando con sus baterías durante aproximadamente un año.
El vehículo puede operar por un período máximo de noventa días