Perfil (Sabado)

Por qué este año es doblemente desafiante

- SOLEDAD PEREZ DUHALDE / ABECEB

Teniendo en cuenta cómo cierra 2018 tras la crisis de confianza que sacudió el escenario, no caben dudas de que 2019 se presenta como un año muy desafiante tanto en el plano económico como en el político. La clave pasará, por un lado, por consolidar la incipiente estabilida­d lograda tras la implementa­ción del revisado acuerdo con el FMI en los últimos meses de 2018 y, por otro, por que la economía comience a recuperars­e dejando atrás la fase recesiva del ciclo que se inició en el segundo trimestre de 2018. En lo político, el desafío será administra­r adecuadame­nte las eventuales tensiones que puedan derivar de la incertidum­bre preelector­al en un contexto que hoy por hoy tiene un final abierto.

¿Cuáles son entonces los principale­s desafíos de cara a 2019?

En primer lugar, está lo que denominamo­s la “doble prueba fiscal”. Y decimos que es doble porque el Gobierno se comprometi­ó en el acuerdo con el FMI a hacer un inédito ajuste fiscal procíclico de 2,5 puntos del PBI en año electoral, y recesivo, y a la vez lograr refinancia­r al menos el 60% de los vencimient­os de capital de la deuda pública para poder contar con el piso de reservas comprometi­do en dicho acuerdo. Si bien no podemos desconocer la magnitud del desafío, hay varios elementos que nos llevan a pensar que su consecució­n es factible. Por un lado, la reimposici­ón de los derechos de exportació­n (sumada al aumento de las exportacio­nes derivado por la mejora de la cosecha) aportará 1,2 puntos del PBI, del esfuerzo fiscal necesario por el lado de los ingresos. También se podrá vender activos del FGS (0,4% del PBI) para reforzar los ingresos. Y por el lado del gasto público, la licuación de las erogacione­s no indexadas ocurrida en 2018, sumada al traspaso de parte de los gastos en subsidios al transporte y tarifa social eléctrica a las provincias (por 0,4% puntos del PBI), hacen que el esfuerzo que tiene que hacer la Nación se reduzca a solo 0,8% del PBI. Si bien creemos que hay chances de que la meta de déficit cero se cumpla, habrá que monitorear muy de cerca el desempeño de la recaudació­n, ya que de “sufrir más de la cuenta” el logro de la meta se complicarí­a.

Por el lado de la renovación de los vencimient­os de deuda de corto plazo, un roll-over de 60% –que es lo que el Tesoro necesita de mínima para cumplir con el programa financiero y hacer que los desembolso­s del FMI alcancen–, hoy luce factible (de hecho, los porcentaje­s de refinancia­ción de las últimas licitacion­es fueron sustancial­mente mayores). Pero no puede perderse de vista que, si bien la Argentina no tiene que colocar deuda nueva en el mercado, si el riesgo país escalara desmedidam­ente en un año electoral el roll-over de la deuda pública podría complicars­e.

El segundo desafío pasará por transitar el año electoral sin turbulenci­as cambiarias excesivas derivadas principalm­ente de un salto de la cambio salta el techo de la banda; 3) el aumento esperado de exportacio­nes producto de la recuperaci­ón de la cosecha implicará más disponibil­idad de divisas por el lado de la oferta, que puede ayudar a aplacar las tensiones.

El tercer desafío pasará por recuperar el crecimient­o, lo cual no solo será clave para facilitar el cumplimien­to del programa fiscal, sino que además ayudará a morigerar las tensiones políticas y sociales en la carrera hacia los comicios. En este sentido, se espera que la actividad económica comience a mejorar en el margen a partir del segundo trimestre, traccionad­a por la mejora de la cosecha y la recomposic­ión en el (recuerde que por cada punto que crece Brasil nuestras exportacio­nes a dicho mercado suelen crecer 5% y las exportacio­nes totales argentinas, 1%).

El cuarto desafío que, sin duda alguna, ocupará el centro de la escena es lidiar con la incertidum­bre provenient­e del frente político, que es elevada. Varios factores dan cuenta de la incertidum­bre: aún no están definidos los candidatos que competirán por los distintos espacios, la fragmentac­ión de la principal fuerza opositora (el peronismo) es elevada, la paridad de dos de los potenciale­s candidatos (el actual presidente Mauricio Macri y la ex presidenta Cristina Fernández), que representa­n dos modelos de país opuestos, es enorme y existen dudas sobre si podrá surgir o no un candidato “disruptivo” al estilo de Jair Bolsonaro en Brasil. Pero sin dudas, la mayor incertidum­bre, con capacidad de influir sobre el comportami­ento de la economía, pasa por si existe margen para un retorno al populismo. Y la realidad es que, más allá de quién gane (incluso CFK), la realidad indica que no vemos margen para ello. Con una soja de poco más de 300 dólares, un sudden stop, una situación internacio­nal compleja, con programa con el FMI y sin reservas internacio­nales suficiente­s para hacer locuras, los fondos para financiar políticas que no tomen en cuenta las restriccio­nes presupuest­arias no están. Ni siquiera por un muy corto plazo. En definitiva, la realidad le impondrá a quien asuma la necesidad de ser “racional”, incluso por instinto de autopreser­vación del poder.

En suma, como puede apreciarse, si bien el escenario no está exento de riesgos, hay chances de que los desafíos vayan sorteándos­e razonablem­ente, cerrando 2019 con una caída del 1,2% del PBI, del 2,5% en el consumo privado y del 9,7% de la inversión pero una suba del 14% en las exportacio­nes y un aporte del sector externo neto muy positivo (de cuatro puntos); una tasa de inflación todavía elevada, del 27%-30%, pero significat­ivamente menor a la de 2018 a fin del año próximo y un tipo de cambio nominal que en $ 48,2 permitiría mantener niveles de competitiv­idad cambiaria real razonables que permitan continuar con la corrección del desbalance externo.

Si bien el escenario no está exento de riesgos, hay chances de que los retos vayan cumpliéndo­se de forma razonable este año La realidad le impondrá a quien asuma la necesidad de ser “racional”, incluso por instinto de autopreser­vación

dolarizaci­ón de portafolio­s típica del aumento de la incertidum­bre en año electoral. En este sentido, si bien no puede descartars­e que en la antesala de las elecciones primarias y de la elección se produzcan ruidos cambiarios, hay algunos factores que podrían ayudar a mantener contenidas las presiones: 1) la fuerte recomposic­ión del tipo de cambio real en 2018 y la eliminació­n del atraso cambiario pueden contribuir a mantener más ancladas las expectativ­as; 2) el BCRA se reservó en el acuerdo con el FMI margen de intervenci­ón si el tipo de margen de los salarios post negociació­n paritaria que ayudará a reducir las presiones bajistas sobre el consumo, aunque habrá que esperar hasta el cuarto trimestre para volver a ver variacione­s interanual­es positivas, con lo cual 2019 cerraría con una retracción promedio de la actividad de 1,2% pero con un segundo semestre del año mejor que el primero. La mejora de Brasil, que probableme­nte crezca 2,5% en 2019, también jugaría a favor, al traccionar la demanda de exportacio­nes argentinas de manufactur­as de origen industrial

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CEDOC PERFIL OBJETIVOS OFICIALES. Ajuste fiscal y dólar calmo en temporada de elecciones.
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