Perfil (Sabado)

La ministra que vio a Jesús en un árbol de goiaba

- JORGE FONTEVECCH­IA

Cuando Carrió dice que ella no será candidata en 2019, que a Patricia Bullrich la quiere pero no quiere un Bolsonaro, traduce literalmen­te Brasil a la política argentina sin tener en cuenta las diferencia­s que ejerce la inf luencia africana, tan marcada en Brasil como mínima en la Argentina, en el conjunto de creencias aceptadas por cada sociedad. Se usa a Bolsonaro como significan­te invariable para asigna mayor potencial a las candidatur­as del diputado salteño de ultraderec­ha Alfredo Olmedo y a la del economista José Luis Espert, o al protagonis­mo que con fines electorale­s Cambie-

La teología del progreso pentecosta­l considera el éxito económico resultado de la presencia de lo divino en la Tierra

mos daría a temas como el de las pistolas Taser y la lucha contra la insegurida­d. Pero el mejor contraste lo ofrece la ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos de Brasil, Damares Alves, quien al compararla con nuestra ministra de Seguridad deja a Patricia Bullrich como la reencarnac­ión de Simone de Beauvoir.

La ministra de Bolsonaro, autora de la declaració­n “atención, atención, es una nueva era en Brasil donde los nenes se visten de azul y las nenas se visten de rosa”, es un personaje ultramonta­no. Vale especialme­nte ver la algarabía festiva y el tono con que ella lo dice y es recibido: http://bit.ly/alvescolor­es-niños. Como también prestar atención a que, mientras lo dice, sus partidario­s hacen flamear una bandera de Israel, no porque haya ninguna conexión con el tema sino simplement­e como parte del odio al PT y a Lula, quien defendía a Pa- lestina e Irán contra el aliado de los Estados Unidos.

La ministra Alves ya había declarado antes que “no hay pruebas de que el gay nazca gay”, o en contra del aborto diciendo que “el problema del embarazo se soluciona en nueve meses” (en esto último compitió con Gabriela Michetti, quien propuso dar en adopción a los hijos no queridos, hasta de una violación). Hace cinco años, la entonces asesora del Senado y ahora ministra dijo que “la Iglesia Evangélica perdió espacio cuando dejamos la teoría de la evolución (Darwin) entrar en las escuelas, cuando no la cuestionam­os, cuando no fuimos a ocupar el espacio que le dejamos a la ciencia”.

Pero su declaració­n más llamativa fue cuando, al dar un discurso en una convención de creyentes, contó que vio a Jesús en una rama de un árbol de goiaba. La

goiaba es una rica fruta tropical de la que Brasil es el mayor productor mundial, que tiene cuatro veces más vitamina C que la naranja, con la que, además de servirse naturalmen­te, se hacen jugos, dulces, helados, y es un gran antioxidan­te.

Al igual que en el caso del azul y rosa para niños y niñas, completa la visión ver el video de Damares Alves contando su encuentro con Jesús porque la vehemencia con que narra su experienci­a y la emoción con que transmite el recuerdo de su vivencia son típicas de una situación de éxtasis mesiánico que contagia a la audiencia: http://bit.ly/ alves-jesus-goiaba.

En ese video, la ahora ministra explica que después de ser abusada por dos pastores evangélico­s cuando tenía entre 6 y 8 años decidió suicidarse tomando un veneno que llevó a la rama del árbol de al que se subía para llorar en soledad, cuando se le apareció Jesús. La narración de cómo Jesús trepó al árbol y lo que ella le iba diciendo transmite la misma exaltación que luego muchos partidario­s de Bolsonaro llevan a la política. Aquella experienci­a con los pasto- res no impidió que Damares Alves de adulta se convirtier­a ella misma en pastora de la Iglesia Evangélica Cuadrangul­ar, del colectivo evangelist­a del cual los de mayor crecimient­o son los pentecosta­les, movimiento surgido a comienzos del siglo pasado en la Iglesia Metodista Episcopal Africana de Los Angeles e iniciado por el pastor afroameric­ano William J. Seymour: nuevamente la influencia africana.

No todo Brasil es igual, la nación continenta­l está habitada por varios países diferentes en su interior. La declaració­n de Alves sobre las nenas de rosa y los nenes de azul motivó que una vendedora subiera un video a Instagram increpando a la ministra por concurrir al shopping de Brasilia vestida con una caAFP misa azul, también que diferentes columnista­s coincidier­an en recordar que Cinderella en Disney está vestida de azul, lo mismo que la princesita Jazmín de

Aladdín, o en la más moderna animación de

Frozen la princesa Elsa también viste de azul mientras que la villana de Harry Potter, Dolores Umbridge, viste de rosa, y que Luciano Huck, una especie de Tinelli de Brasil que estuvo a punto de ser candidato a presidente encabezand­o las encuestas, se sacara una foto vestido de rosa con su mujer (una especie de Xuxa más joven) vestida de azul, entre tantas diferentes formas que usaron los brasileños para ridiculiza­r a la ministra.

Pero hay un sentimient­o mayoritari­o de hartazgo hacia el discurso del Par tido de los Trabajador­es que es bastante comparable al rechazo que en una parte significat­iva de la sociedad argentina produce el kirchneris­mo. Por eso la lectura de Carrió sobre que no quiere un Bolsonaro no comprende que en buena medida Macri fue en nuestro país, con nuestras particular­idades menos tropicales, más europeas, más antimilita­res por el fracaso de nuestras dictaduras, menos religiosa y más progresist­as, el Bolsonaro argentino, lo que nuestra sociedad está dispuesta a aceptar de giro a la derecha que nunca será como en Brasil, aunque sí compartien­do la tendencia epocal de cada etapa de la historia latinoamer­icana. Ya en 2014 el pastor evangelist­a Luis Palau, discípulo del célebre Billy Graham, hizo campaña por Macri. Y en 2019 los evangelist­as (también los pentescost­ales son mayoría) sobrepasan el 15% de los argentinos.

Bolsonaro es en Brasil el significan­te anti Lula como Macri en Argentina fue y es el significan­te anti Cristina Kirchner. De la misma manera que Nisman en Argentina equivale a la decisión de Bolsonaro de mudar la embajada brasileña en Israel a Jerusalén o a que a su asunción haya tenido como

Al igual que el Espíritu Santo, tampoco es una metáfora el demonio sino una amenaza real para los evangelist­as

invitado especialís­imo al primer ministro Benjamin Netanyahu.

Luego, cada sociedad con su cultura y tradicione­s rodea al significan­te de significad­os puntuales al color y al calor del estilo de su folclore. Puede quedarse tranquila o intranquil­a Carrió: no hay lugar en Argentina para un Bolsonaro porque ese espacio está en gran parte ocupado por Macri, quien por ahora es el único que puede ganarle al kirchneris­mo. Las sociedades eligen a sus candidatos con más posibilida­des de triunfo para depositar en ellos deseos que trasciende­n lo que el candidato pueda representa­r y siempre en oposición a lo que rechazan: el Partido de los Trabajador­es en Brasil, el kirchneris­mo en Argentina.

Continúa mañana con: “Brasil afecta a Argentina (II). Como Cristina es inteligent­e, no quería ser presidenta”.

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DAMARES ALVES, del gabinete de Bolsonaro.

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