Publicidad machista. Un grupo de mujeres profesionales busca romper con los estereotipos.
A tono con el empoderamiento femenino en el espacio público, publicistas impulsan revisar los mensajes dominantes que sacralizan el machismo.
Cada tanto, alguna publicidad vuelve a despertar la polémica. Que los únicos que pueden manejar autos son hombres o que las únicas que podemos limpiar la casa somos las mujeres, y encima gracias a un macho musculoso.
Esta semana, se volvió a replantear lo atrasadas que parecen estar las agencias publicitarias en cuestiones de género, cuando una marca destacada de la tecnología lanzó una calculadora de color rosa. Las redes sociales no tardaron en hacer eco del anuncio con tuits que iban desde “Ah, menos mal. Ahora sí voy a poder ser mujer y estudiar ingeniería”, o “Ahora sí las mujeres vamos a poder hacer cuentas”.
Dar batalla.
Un grupo de redactoras publicitarias feministas vienen a romper con los canónes tradicionales de la publicidad y a darles batalla generando sus propias agencias y consultoras. PERFIL habló con ellas.
“La publicidad que repite los estereotipos machistas se nos ha vuelto vieja e inaceptable. Falta romper el techo de cristal en los lugares donde gestamos toda esta comunicación y estos mensajes publicitarios, eso es lo principal. Años atrás, estas ideas estaban pero ni siquiera pasaban un brainstorming; es injusto decir que es nuevo para la industria, simplemente ahora sí tiene validez”, cuenta Lala León, redactora publicitaria, parte del colectivo feminista Nosotras lo Arreglamos y colaboradora de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
¿Por qué ahora sí nos ven? “Los distintos movimientos feministas y la sociedad en general comenzaron a pedir a las publicidades que se actualicen, luego de detectar muchos estereotipos de género”, asegura Melanie Klein, fundadora de Publicitarias. org, la primera comunidad de mujeres que trabajan en marketing, publicidad, diseño y comunicación, que busca promover la perspectiva de género en la industria, desde 2017, con embajadoras en Chile, Perú y Miami.
“Nosotras trabajamos para que haya más mujeres en la industria, sobre todo en el área creativa, que es donde hay menos presencia femenina. También buscamos más perspectiva de género porque una cosa no implica la otra. Muchas veces sacan piezas machistas agencias que tienen mujeres a la cabeza”, relata Klein.
Redes sociales.
Las entrevistadas coinciden en que un factor importantísimo a la hora de que las publicidades cam- bien su mirada fue el “purplewashing” o el escrache en redes. Un caso claro fue durante mayo del año pasado, cuando un canal deportivo subió el comercial “Putin”, días previos al mundial de fútbol masculino. El spot proponía demostrar que en Argentina, a diferencia de Rusia, el afecto entre hombres –abrazarse, festejar desnudos en un vestuario o besarse en público, entre otros actos– estaba bien. Soslayó el hecho de que en Rusia existe una ley que prohíbe las relaciones homosexuales y las denuncias de persecu- ciones a personas de la comunidad LGBT. El repudio fue inmediato.
“Eso hace que todxs estén más atentxs en lo que dicen, cómo lo dicen y cómo lo representan. La conciencia de género es una técnica más para interactuar con el público en este momento a nivel publicidad, no hay que ser inocentes, pero nos sirve de excusa o de impulso a quienes estamos en la industria y definitivamente nos interesa y nos interpela cambiarla, para profundizar y problematizar tanto las prácticas de comunicación como de trabajo. Se está dando vuelta esto de “lo que no se dice no existe, lo decimos y existe”, agrega León.
“Las redes sociales son un canal directo con todas las marcas. Antes te enterabas por un focus group cómo le había ido a una publicidad, que tardaba meses. Hoy en día, vos ponés una pieza en re-