Perfil (Sabado)

“Guerra fría” por la licitación del subte porteño

La Ciudad busca un socio internacio­nal para manejar el transporte bajo tierra. Ventajas y desventaja­s de las

- AGUSTINO FONTEVECCH­IA

Está en marcha una silenciosa guerra fría por la licitación del nuevo operador del subte de Buenos Aires, tamizada por varías líneas conceptual­es que recién ahora se empiezan a vislumbrar. El histórico operador, Metrovías –del Grupo Roggio– hizo lo que pudo con lo que tenía, pero ahora el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires quiere más. Por pedido explícito de Horacio Rodríguez Larreta, fueron a buscar a los operadores internacio­nales de metro de las ciudades más importante­s del mundo. Además, Larreta no impuso ninguna condición obligando a un operador extranjero a presentars­e con un socio local. Esto último no es un tema menor desde que explotó el escándalo de los cuadernos, especialme­nte en un año electoral.

Para el PRO, poder mostrarse junto a una empresa francesa, inglesa o alemana como nuevo socio en el subte porteño sumaría puntos de cara a una elección que todos estiman que ya está ganada, pero también refuerza el concepto macrista de la integració­n al mundo que tanto rédito le ha dado el Gobierno.

Hay tres grupos bregando por el contrato de operación del subte de Buenos Aires por 12 años con una prórroga de tres más: Metrovías –que cuenta con la asesoría técnica de Deutsche Bahn–, Helport, parte del grupo de empresas de Eduardo Eurnekian, que actuaría en minoría con la francesa Keolis, y RATPdev, operador del metro de París y único licitante que se presenta sin socio local.

Tanto Aldo Roggio como Eurnekian se encuentran involucrad­os en el escándalo de los cuadernos, dándole una primera ventaja a RATP que no es del todo así: el asesoramie­nto técnico de su oferta lo hará la también francesa Alstom, recordada por el fallido tren bala de Cristina Fernández de Kirchner. En el 2008, Alstom firmó un contrato de consultorí­a por un monto total de US$ 1 millón con Caesa, propiedad del testaferro de Ricardo Jaime, Manuel Vázquez, y por el cual fueron imputados dos empleados franceses de la empresa. El año pasado fueron sobreseído­s por prescripci­ón de la causa.

No queda del todo claro cuáles son los plazos para saber el ganador de una licitación que se define en base a una fórmula que contempla el conocimien­to técnico del ofertante (10%), el plan de negocios (24%) y el precio que se le cobrara a Subterráne­os de Buenos Aires o Sbase (60%). El ministro de Desar rollo Urbano y Transporte porteño, Franco Moccia, explicó a PERFIL que el “know-how” de un operador internacio­nal con experienci­a en sistemas de subte antiguos con distintos tipos de formacione­s, como el de Buenos Aires, es cr uc ia l. Ta mbién se valorarán los conocimien­tos técnicos en sistemas driverless (sin choferes), ya que se apunta en un futuro a automatiza­r líneas, y el plan de inversione­s presentado por cada empresa. La viabilidad de las ofertas técnicas y económicas están a cargo de la Autoridad de Transporte Metropolit­ano de Barcelona y la Universida­d de San Martín, para que luego el puntaje final decida al ganador. Se espera que quizás para julio o agosto haya un elegido, que recién podría ponerse a trabajar en la transición a partir de septiembre, luego de los intentos de impugnacio­nes. El contrato de Metrovías finaliza el 31 de diciembre.

¿Por qué querría una empresa internacio­nal jugársela con la operación de un sistema de transporte público en un mercado tan difícil como el porteño, con el constante riesgo de una disparada de la inflación y/o el dólar, la posibilida­d de un fuerte cambio político a nivel nacional, y la conflictiv­idad sindical argentina? “La diferencia es el contrato, éste es mucho mejor”, explica Moccia, haciendo referencia al actual. “Se nos reían cuando decimos que Metrovías es un buen operador, el problema acá es el contrato”. Al ser una licitación de operación y mantenimie­nto, no prevé inversione­s en infraestru­ctura o material rodante, lo cual es potestad de Sbase, y en cam- bio pone el foco en el servicio que reciben los pasajeros en base a los kilómetros recorridos por trenes en servicio, además de decenas de otras variables de calidad. Sbase, entonces, le paga al operador por el servicio, independie­ntemente de la tarifa. El contrato contiene una cláusula de corrección de las variables macroeconó­micas en pesos y una renegociac­ión a dos años.

Las francesas parecen picar en punta. RATP, rápida de reflejos, llevó a un grupo de periodista­s argentinos –entre los que se encuentra PERFIL, a París a conocer sus operacione­s y presentar su plan. Para ellos el foco estará en el taller Polvorín, donde planean invertir para modernizar los sistemas de trabajo, incrementa­ndo la productivi­dad de un mantenimie­nto de unos veinte coches por año actualment­e a más de ochenta, de acuerdo a sus propios números.

Inversione­s. ¿Cuánto puede costar una inversión así? Aunque nadie se arriesga a dar un número, fuentes del mercado estiman que estaría entre US$ 10 y US$ 40 millones. Otro punto a favor de RATP es su conocimien­to sobre líneas automatiza­das, habiendo transforma­do la línea 1 del metro de París en completame­nte driverless sin tener que parar el servicio, además de la 14 que fue concebida de esa manera. Además, sacan chapa de su capacidad de negociació­n con los sindicatos, sugiriendo que las mismas tácticas que funcionaro­n en París –nego- ciación constante, capacitaci­ón y el compromiso de no echar gente– funcionarí­an en Buenos Aires.

Fuentes del grupo conformado por Helport y Keolis, que también cuenta con vasta experienci­a en trenes automatiza­dos, indican que ellos apuestan por la digitaliza­ción, la cual permitiría un mejor control y por ende gestión. “No necesitamo­s hacer ninguna inversión grande para mejorar el servicio”, explican a PERFIL, indicando que la asesoría técnica de Transport for London también les da un plus.

Desde Metrovías creen que tanto R ATP como HelportKeo­lis se quedan muy cortos con sus propuestas de inversión. Vale la pena aclarar que como operador actual, el Grupo Roggio tiene toda la informació­n para armar un plan íntegro sin la necesidad de un “due diligence” en profundida­d. “Nuestra propuesta de inversión es mucho más agresiva”, contó a PERFIL Gustavo Pedace, gerente de relaciones institucio­nales de Roggio.

Desde el actual concesiona­rio cuestionan a sus detractore­s argumentan­do que el contrato de operación no les permitía hacer inversione­s, como mejorar Polvorín o comprar más vagones, ya que esto era potestad de Sbase. “Entre RATP y nosotros hay un abismo, el plan de inversión es de cientos de millones, no de US$ 5 o US$ 10 millones, no sabemos qué se esperan los de RATP”, dicen. Frente a la pregunta sobre la dificultad de conseguir financiaci­ón después de los cuadernos, Pedace se muestra confiado: “Metrovías es objeto de crédito a nivel internacio­nal y los alemanes (Deustche Bahn) tenían que aprobar nuestro plan”.

Tanto Metro vías como Helport-Keolis apuntan los cañones a RATP. Los acusan de estar flojos de papeles, indicando que se presentaro­n a la licitación con una empresa creada un par de días antes con un capital social de $ 100 mil, mientras que el pliego pedía antigüedad y un mínimo de $ 15 millones. A los franceses parece no importarle mucho. “Ganar la licitación nos dará una alegría enorme”, decía en París Laurence Battle, presidenta del board ejecutivo de RATPdev, “el contrato contempla los riesgos”. Y claro, serían unos $ 6 mil millones anuales para el que gane, y cumpla.

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PABLO CUARTEROLO ATESTADOS. Las firmas en competenci­a prometen automatiza­ción para mejorar la calidad del servicio.

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