“Venezuela enfrenta la gran reconstrucción del siglo XXI”
El director de Ecolatina sostiene que Caracas depende de EE.UU. para disponer de dólares. Números de guerra, sin haber pasado una guerra.
Asdrúbal Oliveros, reconocido economista y director de la consultora Ecolatina, analizó en conversación con PERFIL las claves de la relación de Venezuela con Estados Unidos, China y Rusia.
—¿Qué interés tiene para Venezuela la venta de petróleo a EE.UU.?
—Históricamente EE.UU. ha sido el principal comprador de crudo. Hugo Chávez intentó diversificar el mercado, pero lo logró a medias. Pasamos de exportar a Washington un millón de barriles por día, a comerciar la mitad de ese volumen. Sin embargo, EE.UU. significa entre 75% y 85% de la caja de Venezuela. La dependencia de Washington en materia de dólares disponibles es muy grande. —¿Y en relación al oro?
—Si vamos a los números, no tiene proporción. El petróleo significó en 2018 unos $ 25 mil millones de dólares y el oro no llega al 10% de esos ingresos, según estimaciones. —¿Cómo se compone la deuda externa venezolana?
—La deuda externa de Venezuela es “la deuda eterna”. Tenemos deuda externa y pasivos del Estado. En conjunto suman unos US$ 145 mil millones. Son compromisos ligados a la deuda del gobierno central, Pdvsa, deuda financiera, acuerdos
multilaterales, China y Rusia ¿A cuánto llega la deuda con China y Rusia?
—En total recibimos US$ 70 mil millones de ambos países. Hoy debemos menos de la mitad, US$ 22 mil millones a Beijing y 8 mil millones a Moscú. Estas deudas se cubren con relativa rapidez porque se pagan a diario con barriles de crudo. —¿Y entrega de mineras y empresas a China?
“Venezuela tiene 145 mil millones de dólares de deuda externa”
—Hay más folklore que realidad. La información es escasa y no hay transparencia. Aun así, los acuerdos que se conocen con China están atados al petróleo, no hay inclusión de otros activos. Lo cierto es que la relación con los gobiernos chavistas sí le permitió obtener contratos de gestión con buen rédito.
—¿Qué rol jugará Xi Jinping frente a un gobierno de transición?
—China puede ser claramente parte de ese proceso. Es un gigante que va urbanizando zonas rurales a gran velocidad y la demanda energética es muy importante pa-
ra Venezuela. Hoy cerrarse a .— China no tiene sentido. El próximo gobierno tiene que tener cintura política para entenderse con Xi Jinping. Deberá renegociar los contratos existentes en un marco de transparencia y buscar plazos de cumplimiento con un poco de oxígeno, porque también hay que reconstruir un país. —¿Y la relación con Europa y otros mercados?
—Pragmatismo es la palabra clave para el próximo gobierno. Deberá manejarse con China y Rusia al tiempo que sume actores económicos: el mercado europeo, acuerdos bilaterales con otras potencias y la integración en Sudamérica. Uno de los grandes errores de Chávez fue retirarse del mercado natural venezolano, que es la región andina.
—¿Sin garantías jurídicas será posible que lleguen inversiones?
—Por supuesto que no. El país necesita repararse en todos los planos. Venezuela se enfrenta a la gran reconstrucción del siglo XXI. Es un país con números de guerra, sin haber pasado por una guerra. Las inversiones no vendrán sin garantías jurídicas ni institucionales. Estaremos compitiendo con países emergentes como Argentina, que también buscan inversores. Vamos a tardar unos diez años en estabilizar el país.