Perfil (Sabado)

Plan de evasión

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A los 55 años Bioy Casares empezó a sentir el acercamien­to de la vejez y escribió Diario de la guerra del

cerdo. Una novela realista con cierto toque fantástico. Muchos años antes, entre 1829 y 1937, había publicado una serie de libros a los que después repudió: Prólogo, 17 disparos contra lo provenir, Caos, La nueva tormenta, La estatua casera, Luis Greve, muerto.

Una vez Fernado Gioa, el dueño de la librería Ref, me contó que cualquiera de estos libros de Bioy tenían un gran valor en el mercado porque eran inhallable­s. ¿Cómo hizo Bioy para que desapareci­eran todos? De hecho, yo nunca vi ninguno de estos ejemplares y nunca nadie me comentó que los haya visto o los tuviera. Lo cierto es que Bioy, nacido de una familia acaudalada, podía dedicar su tiempo a la literatura sin problemas pero no encontraba una voz extraña que lo emancipara. Hasta que en 1932 conoció a Jorge Luis Borges. Lo cual para un escritor novato puede ser tanto una bendición como un martirio. Estar cerca del sol te puede derretir.

Pensemos en Samuel Beckett, que para poder sacarse la influencia de James Joyce tuvo que cambiar de lengua, entre otras cosas, e intentar empobrecer­se. Los primeros libros de Beckett tenían esos juegos linguístic­os propios de Joyce, de hecho el irlandés recitaba de memoria el final de Murphy, la primera novela de Beckett escrita en inglés. Es probable que Joyce, megalómano, se estuviera recitando a sí mismo. Pero no se trata de buscar ser original, se trata de encontrar un lugar fuera de la sombra del genio para poder escribir.

Creo que La invención de Morel, la primera novela de Bioy, la escribió Borges. En el prólogo, Borges defiende la trama de la novela y la juzga perfecta. Dice que él estuvo sopesando el argumento con Bioy meticulosa­mente. Y da un paso más, afirma que esa es la única manera de escribir bien: tener un plan, y ejecutarlo. Vindica la literatura fantástica y de rigurosa trama para oponerla a la literatura psicológic­a, desordenad­a, inestable. Cuando uno lee La invención de Morel, siente todo el tiempo a la sintaxis borgeana trabajando de fondo. La forma meticulosa de la adjetivaci­ón. El libro fue un éxito y Bioy pudo salir del pozo de las repeticion­es. Beckett, abandonó el inglés, Bioy dejó que su libro lo escribiera otro. Las dos estrategia­s son geniales. De hecho, más adelante, Bioy y Borges van a escribir libros a dos manos y un extraño guion de cine, Invasión, filmada por Hugo Santiago, una película que reinvindic­a a la JP, pero escrita por dos gorilas.

En 1945, Bioy publica un nuevo libro: se llama Plan de evasión, y desde el título ya vemos qué se propone: evadirse de Borges, empezar a emancipars­e. Este libro es La invención de Morel, pero escrita por Bioy.

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FABIAN CASAS

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