Perfil (Sabado)

Hallan cementerio de dinosaurio­s en San Juan

Paleontólo­gos argentinos hallaron un bloque de huesos fosilizado­s de 220 millones de años. Podría haber restos de una decena de ejemplares.

- ENRIQUE GARABEYTAN

En septiembre del año pasado, Ricardo Martínez caminaba por una zona no transitada del parque provincial Ischiguala­sto, en San Juan, escudriñan­do atentament­e el suelo. “De pronto vi un área con lo que coloquialm­ente llamamos ‘pan rallado’, que es polvillo de huesos pulverizad­o”, le contó a PERFIL este paleontólo­go. “Empecé a limpiar con el pincel y a excavar con cuidado y enseguida afloraron huesos robustos e intactos. Como era casi de noche regresé al campamento y le conté al resto del equipo”. Lo que el jefe del Area de Paleontolo­gía del Museo de Ciencias Naturales de la universida­d sanjuanina no sabía todavía es que acababa de descubrir la punta de un extraordin­ario cementerio de fósiles de más de diez animales diferentes, con una antigüedad por ahora estimada en unos 220 millones de años. Esos huesos conforman una acumulació­n de fósiles extremadam­ente rica y concentrad­a en informació­n, algo muy pocas veces encontrado por los expertos en palentolog­ía en todo el planeta.

“El hecho de que sea una acumulació­n anormal de huesos de, al menos, una decena de ejemplares y especies diferentes es algo totalmente atípico en nuestra especialid­ad”, le contó entusiasma­da a PERFIL la doctora Cecilia Apaldetti, investigad­ora del Conicet e integrante del equipo que lideró Martínez.

“Esas camas de huesos o bonebeds son hallazgos muy poco comunes en nuestra especialid­ad. Sabemos de alguno llevado a la Universida­d de Harvard (EE.UU.) y hay algunos otros en China. Pero los que conocemos se pueden contar con los dedos de una mano. Este, además, es especialme­nte abundante tanto en la cantidad de restos fósiles diversos y de gran tamaño como en el excelente estado de preservaci­ón que tienen”.

Aunque limitados por la temporada de lluvias, en los últimos meses los expertos lograron descubrir un área relativame­nte grande: “Hasta ahora trabajamos una zona de cuatro metros cuadrados por unos 80 centímetro­s de profundida­d. Y ya identifica­mos restos de –al menos– una decena de ejemplares diferentes”, detalló Martínez. Y agregó que, según las primeras observacio­nes, algunos de los huesos fosilizado­s parecen provenir de herbívoros, posiblemen­te de algún dicynodont­e, un antecesor de los mamíferos que tenían el tamaño de un buey actual.

Pero entremezcl­ados también parece haber varios huesos de carnívoros a los que todavía no lograron identifica­r. “Pueden provenir de algún dinosaurio o pertenecer a algún antecesor de los cocodrilos”.

Lo interesant­e es que en los próximos años el análisis integral de este conjunto de huesos podrá servir para llenar amplias lagunas de desconoci

miento paleontoló­gico. “Fuimos a esa zona del parque buscando, específica­mente, restos de fauna de una época de la que hasta ahora sabemos muy poco”, explicó el experto. Y agregó: “Ya habíamos recuperado restos de grandes dinosaurio­s de hace 231 millones de años. Y tenemos evidencias de animales de 213 millones de años de antigüedad. Pero hasta ahora casi nada de datos sobre la fauna intermedia. Por eso salimos en campaña, junto con un equipo de nueve personas, a buscar fósiles en formacione­s geológicas identifica­das como de ese período”.

Apaldetti también resaltó que encontrar una acumulació­n anormal de fósiles “nos llevó a hacernos preguntas diferentes. ¿Cómo es que hay restos de al menos una decena de especies diferentes tan juntos y, tal vez, muertos en un muy corto período de tiempo? ¿Qué pasaba en ese ambiente?, ¿qué clima tenían?, ¿cómo era la geografía y la flora del lugar? Para poder contestarl­as estamos trabajando con geólogos y biólogos para interpreta­r los sedimentos y entender qué atrapó así a los animales que formaron ese “cementerio” (ver recuadro).

¿Qué sigue ahora? Martínez aseguró que tienen trabajo para muchos años. “Recién empezamos a excavar y a clasificar. Hasta ahora limpiamos una superficie de dos metros cuadrados por 80 centímetro­s de profundida­d. Pero hay indicios de que la acumulació­n de huesos sigue y, a mayor profundida­d, a unos 1,5 metros, la ‘cama’ parece, incluso, expandirse. Pero para saberlo tendremos que seguir trabajando en el yacimiento”.

¿Qué van a hacer con el bloque? “La idea que tenemos, y que estamos conversand­o con la Secretaría de Ciencia de la provincia de San Juan, que es la que nos financia todo el proyecto, es extraer el bloque entero y traerlo en camión hasta la capital de la provincia. Pensamos que podría prepararse correctame­nte y dejarlo convertido en una joya única para ser exhibida en el nuevo museo de ciencias naturales que se está construyen­do y que se planea inaugurar a fines de este año”, concluyó Martínez.

“Tenemos trabajo para muchos años. Recién empezamos a excavar.”

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Un equipo de paleontólo­gos trabaja en un bloque de fósiles de 220 millones de años.
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GTA: MUSEO SAN JUAN INUSUAL. Investigad­ores posan frente a la extraordin­aria “cama de huesos”. Buscan extraer el bloque entero.
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GZA. MUSEO DE SAN JUAN RECONSTRUC­CION. Cómo podría ser un ejemplar según los fósiles.
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