Perfil (Sabado)

Una riesgosa decisión

- ANGEL NUÑEZ* *Crítico literario.

Las declaracio­nes del doctor Lavagna encierran una decisión de la mayor importanci­a política. Se manifiesta separado de la Alternativ­a Federal de Massa y los gobernador­es peronistas, y se ubica en un “proyecto distinto”, que denomina Consenso 2019, porque “no voy a ir a una interna peronista. Busco consensos; si no, no me interesa.”

Cabe preguntars­e si es una mera declaració­n, o si es definitivo. Lavagna ya había manifestad­o que no quiere ir a unas PASO dentro de Alternativ­a Federal, pero no había dicho que se ubicaba afuera de dicho núcleo, que parecía su lugar natural. Declararse fuera del ámbito peronista kirchneris­ta era vieja convicción, al igual que para Alternativ­a Federal, pero alejarse del peronismo no kirchneris­ta y del Movimiento Obrero organizado, que en gran número lo ha apoyado hasta el momento, es una riesgosa decisión.

Porque ¿en qué lugar se ubicará? El problema no sería encontrar algún sello partidario, de los tantos que se han

creado, para organizar una candidatur­a presidenci­al. El problema es que se ubicaría tan solo desde su personalid­ad en lo político y lo económico, sin esquema de respaldo ideológico, territoria­l y burocrátic­o, imprescind­ibles para una campaña. Sería sencillame­nte un “confíen en mí”.

Lo he dicho en notas anteriores: esperar que lo vayan a buscar para consagrarl­o candidato es demasiado ambicioso. Hipólito Yrigoyen, por ejemplo, a quien la República fue a buscar en cierta etapa histórica, contaba con un poderoso partido que lo respaldaba y una larga trayectori­a de lucha antioligár­quica.

El gran entendimie­nto de toda la sociedad, imprescind­ible para sacar el país adelante, exige un plan de gobierno bien estructura­do, que incluya la afirmación de la independen­cia nacional, la reindustri­alización, el crecimient­o de todos los sectores dinámicos de la economía para una justa distribuci­ón de la riqueza y la presencia de los trabajador­es en la toma de decisiones.

Al respaldo a su persona Lavagna necesita agregarle el apoyo de esa fuerza histórica que es el peronismo popular y doctrinari­o, y que aparece en esta etapa como la vía para superar este agobiante neoliberal­ismo que ha impuesto el programa del FMI, que atenta contra la economía nacional, y contra la misma nacionalid­ad argentina, al resquebraj­ar la comunidad organizada.

Es importante que sectores del radicalism­o de hoy y del socialismo y otras fuerzas de la izquierda lo apoyen, pero no podrían nunca ser el núcleo a partir del cual formular un llamado triunfador a la ciudadanía. Pasaría lo mismo que le ocurrió con su candidatur­a en 2017.

A lgunos obser vadores estiman que al final Alternativ­a Federal, más allá de las PASO, elegirá su candidato según las encuestas. Y allí sería donde Lavagna podría superar a Massa, Urtubey y Pichetto. Esta es una definición hoy incierta.

La hasta ahora “protocandi­datura” –así se definió– de Lavagna ha merecido valiosos apoyos especialme­nte del mundo gremial, que ve en él a alguien que puede volver el país a una economía de producción. Y también de sectores políticos que estiman que sería el más apropiado para derrotar a Macri en una segunda vuelta electoral. Pero la tercera vía imaginada por tantos argentinos no va a salir de una reunión de pequeños grupos, por valiosos que sean, sino de la todavía hoy poderosa corriente peronista, que encarna la posibilida­d de volver a la comunidad organizada que alguna vez tuvimos.

No debe insistirse en la grieta entre Alternativ­a Federal y el peronismo ampliado del doctor Lavagna: los unos y el otro deben resolver el tema de la candidatur­a de común acuerdo con grandeza patriótica. Sería una derrota imperdonab­le si el sector alternativ­o continuara separado.

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