Excelencia artística en espectáculo gratuito
El Ballet Folklórico Nacional y el Coro Nacional de Jóvenes interpretarán piezas claves del pianista y compositor argentino.
Hoy y mañana a las 19, en el Anfiteatro del Parque Centenario, con entrada libre y gratuita, dos de los integrantes de la Dirección Nacional de Organismos Estables realizarán un espectáculo que homenajea a Ariel Ramírez. Ya desde el viernes 26, el Ballet Folklórico Nacional (BFN) y el Coro Nacional de Jóvenes (CNJ) interpretarán dos de las obras cumbre del pianista y compositor argentino: Mujeres argentinas y Misa criolla.
Las letras escritas por Félix Luna, dedicadas, entre otras figuras femeninas locales, a Rosarito Vera, a la anónima gringa chaqueña, sonarán en las cincuenta voces de entre 25 y 45 años y oriundas de distintas provincias argentinas, que integran el CNJ, y que dirige Pablo Banchi desde hace cuatro años, quien fuera su subdirector desde 2003. El destaca que Ramírez ha sido un “compositor intérprete que se dedicó a la música popular argentina, de raíz folklórica, que buscó los ritmos característicos de las distintas regio
nes geográficas. [Por un lado], Mujeres argentinas recorre géneros como la zamba, el triunfo, la galopa, la guarania”. El director es consciente de que estas canciones quedaron muy asociadas a la voz de Mercedes Sosa, y con cierto humor, subraya: “Por suerte, la versión que vamos a presentar es coral”, acompañada de seis músicos. Por otro lado, en la Misa criolla –continúa Banchi–, “que fue la respuesta que Ramírez pudo dar al Concilio Vaticano II, hay baguala, carnavalito, chacarera, y estilos pampeanos”.
Silvia Zerbini, directora del BFN desde 2017, anticipa que las coreografías que la imponente compañía ejecutará, en el caso de Mujeres argentinas, “surgieron de los intérpretes, a partir de la esencia de cada baile y cada personaje”. La danza de la Misa criolla se hará sobre el disco grabado por Los Fronterizos en 1964. La coreografía de Norma Viola, atravesada por el recuerdo de Santiago Ayala el Chúcaro, había sido estrenada en 1965 en el Festival de Cosquín; ahora, Zerbini no pretende “mantener las formas, sino el espíritu de aquellos grandes maestros”.