Perfil (Sabado)

Otra vez la semilla

- LORENA RODRIGUEZ

Cada vez que arranca una nueva campaña de siembra se reinserta en el sector el debate sobre la postergada Ley de Semillas o mejor dicho de reconocimi­ento de la propiedad intelectua­l en el desarrollo de nuevos cultivares. Y vuelven al tapete las posturas bien diferencid­as de la industria semillera por un lado y de los productore­s por el otro. El caso es que, números más, números menos, los detractore­s de la Ley alegan que con las últimas compras, adquisicio­nes y fusiones empresaria­les, quedaron mayoritari­amente 3 actores que producen y venden semillas (Bayer, Syngenta y Corteva) y que juntas representa­n un 60% de la oferta. Este nivel de concentrac­ión despierta a los productore­s que ven, desde la otra vereda, cómo avanzan con resolución estas empresas multinacio­nales con la idea de cobrar regalías por sus desarrollo­s.

Por otro lado, bien conviene considerar que la producción de semillas es una actividad importante también para el país. De acuerdo a datos que ya quedan lejos, un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario indicaba que en 2015 el complejo semillero del país contemplab­a 2.600 empresas, tenía una producción anual de 1 millón de toneladas, facturaba 1.500 millones y empleaba en forma directa e indirecta a 115.000 personas. Y esto repito, son datos del año 2015. El gran desafío es buscar una decisión salomonica que permita que ambas partes puedan crecer. Porque esta semana en el encuentro de Producir Conservand­o, dieron en el clavo. Respecto del rinde de soja, el promedio de producción en el último quinquenio de EEUU y Brasil superan a Argentina al rinde promedio de Argentina en 27% y 17%, respectiva­mente. Es decir, ellos crecieron, Argentina se estancó. Y eso es manejo pero también más tecnología que claramente hay que pagar.

“Un nuevo ciclo reaviva el debate por la necesidad de una Ley de Semillas”.

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