Perfil (Sabado)

Campanella, de estreno. Presenta nueva película y quiere crear un circuito de cine alternativ­o.

El director estrena el 16 El cuento de las comadrejas. Critica la cantidad de horas que la televisión le destina a produccion­es baratas con personas opinando, y jura que intenta evitar los debates políticos.

- JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ

Juan José Campanella estrena el próximo 16 de mayo una carta de amor al cine. Y es simple entender a El cuento de las comadrejas, remake de Los muchachos de antes no usaban arsénico, en esos parámetros. Es fácil: Campanella ama hacer cine, y ama lo que el cine le dio. Sabe que tener a Graciela Borges, Oscar Martínez, Luis Brandoni y, en menor medida, a Marcos Mundstockt­ock (que muy rápido se pone e a la altura de ese Monte nte Rushmore del cine e argentino) es jugar con el cine nacional, con su historia enorme pasada y con su presente. Y el Ganador del Oscar por El secreto de e sus ojos, responsabl­e ble de la serie Colony y parte de la serie animada ada Mini Beats Power Rockers lo sabe: “El cuento de las comadrejas es un homenaje al cine argentino. Aprovechan­do los personajes, el hecho de que los protagonis­tas sean personajes que dedicaron su vida al cine –y que prefieren vivir una ficción y la armaron en esa casa que ocupan hasta que llega la realidad y se los arruina–, es un homenaje a José Martínez Suárez, que es mi gran referente. Y en su estilo, al director Ernst Lubitsch, a los Estudios Ealing, más que a Billy Wilder. Lubistch para mí es el mejor director de comedia de la historia, pero no es tan sarcástico como esta película.” Y agrega: “Es un homenaje a toda la gente que nos dio espectácul­o, amo a los divos y divas del cine. Amo a las Maras Ordazes del mundo (N. del R.:

se refiere al personaje de diva en desgracia que interpreta Graciela Borges en el film). Desde todo punto de vista es un homenaje, desde los personajes marcando que hacen la película en su narración a afiches de la época recreados tal cual. Hasta me di el lujo de usar un cartel de ‘Fin’ al finalizar la película. Hice todo lo que no pude hacer en las películas realistas que venía haciendo, con los ángulos de cámara, con la escenograf­ía y

con la música.” — Consideran­do que

“Avenger:Endgame” ocupa el 70% de las salas prácticame­nte en todo el mundo y vos ahora hacés una remake de una película que fue popular en la Argentina en el período del cine clásico, ¿qué crees que define lo popular en el cine hoy?

— Avengers es una película muy popular, pero en otra época las películas de superhéroe­s eran populares pero más clase B. Es muy difícil medir lo que es popular. No es una división por género, sino por cómo está contada la película. Marvel cuenta con una vuelta de tuerca de humor que no tenían los superhéroe­s, los hacen humanos y hasta con panza. Se mere

“En otra época las películas de superhéroe­s eran populares, pero más clase B.”

cen el éxito que tienen porque son grandes entretenim­ientos. Siempre hubo películas de éstas, populares, pero también hay otras películas que tienen que ver con temáticas más humanas, con comedias, con dramas. Han desapareci­do películas como El Padrino, el drama intenso es un rubro que tomó la televisión. Yo igual en ese sentido tengo una teoría. —¿Cuál es esa teoría?

—Que no solo en el cine el espectácul­o grande se ve mejor, sino también que las emociones grandes se ven mejor en el cine. Uno en el cine llora, en la televisión no. En el cine se ríe a carcajadas, en la televisión no. Estar con otras trescienta­s personas

cambia esa experienci­a. El drama viaja mejor a la televisión. Una sitcom no la soportaría­s en el cine. Es muy difícil definir lo que es el cine popular, pero tiene que ver con cómo está contando, con que el espectador se sienta reconocido, que sea una historia que juegue con el conflicto, con involucrar­se emocionalm­ente.

—¿Cómo competís con una película que ocupa el 70% de la cartelera a la hora de pensar la diversidad en la cartelera?

—Hay que analizar una situación y uno elige su fecha de estreno. Espero que para el 16 de mayo Avengers no ocupe el 70% de las salas. Uno va eligiendo. Siempre las películas que se estrenan se saben con un año de anticipaci­ón. Así que también elegís tu fecha de estreno en función a eso. El que no lo hace, se joroba. Hay que pensar cómo se llegó a esa situación. Se llegó porque el público abandonó a las otras películas, las dejó de ver en el

cine. El público en general dijo “espero a que esté en Netflix”. Ya Avengers fue a verla porque es grande y hay que verla en el cine. Fue un poco una especie de darwinismo cinematogr­áfico, donde fue el público el que impuso esto, no fueron los productore­s.

—¿Qué pasa cuando una película tan sentida, tan enamorada del cine, como “El cuento de las comadrejas” es definida antes que nada, por ejemplo, por la filiación política tuya o de tus actores en este caso? ¿Qué pasa cuando lo que sentís por el cine se mezcla a la hora de la cobertura con lo que pensás políticame­nte en público?

—Eso es algo que ocurre en nuestra época. Es la grieta. Es algo que empezó a ocurrir del 2008 en adelante. Nunca fue así. Porque ni siquiera, si nos retrotraem­os a los años 50 cuando Niní Marshall se tuvo que ir del país, nunca a ella se la consideró poco popular. Ja

más. E, insisto, se tuvo que ir del país. Esto es un síntoma de ahora y no vale la pena. Existe, sin dudas. Hay gente, que es la minoría, que no va a ver una película por el voto de una persona. Y creo que en las redes se ve más que en la vida social.

—Por ejemplo, cuando se destaca antes que nada que sos un “director oficialist­a” antes que otra cosa, ¿qué te genera?

—Yo no trato de convencer a nadie. Cuando hay alguien que me quiere pelear, yo lo bloqueo. No es por falta de democracia. No es mi lugar tener que discutir. No soy funcionari­o. No me quiero pelear. No me interesa convencer a nadie. No me interesa torcer el voto de nadie. No estoy militando por nadie. Y de hecho trato de evitar todos los debates políticos. —¿Te invitan mucho a debatir en mesas políticas?

—Me invitan de programas a participar de mesas todo el tiempo. No entiendo por qué les interesa la opinión de un artista. Hay muchas horas de televisión que llenar. Muchas horas baratas para llenar, de cabezas parlantes, no de ficción o programas caros de producción. Si hiciéramos la suma de la cantidad de horas que son cuatro personas alrededor de una mesa hablando, es impresiona­nte. Entonces, para hacerse notar, buscan bardo. Mi hijo me enseñó lo que es el “clickbait” y es eso. Juan Minujín opinó algo de manera respetuosa sobre algo que yo también había dicho de manera respetuosa. Con Juan tenemos una relación, por suerte. Y el titular decía: “Durísimo cruce de Juan Minujín a Campanella”. Y yo fui e hice el clic. Y Juan me escribió pidiendo disculpas. Y no decía nada de nada la nota. Estamos en el minuto a minuto, en el clickbait. Tener una celebridad opinando de la situación de Venezuela paga más que tener a un experto en relaciones internacio­nales. No lo entiendo.

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 ??  ?? ANTES. El director hizo, entre otras, Metegol y El secreto de sus ojos, que le valió un Oscar. ¿Qué hacemos con Walter?, en teatro.
ANTES. El director hizo, entre otras, Metegol y El secreto de sus ojos, que le valió un Oscar. ¿Qué hacemos con Walter?, en teatro.
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FOTOS: CEDOC PERFIL
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MARCELO ABALLAY Campanella considera que debería existir un circuito de cine de autor, donde puedan habitar los films, que no son tanques y copan la cartelera. PROPUESTA.
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GZA. TOMMY PASHKUS
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HISTÓRICOS. La nueva película de Campanella está protagoniz­ada por Oscar Martínez, Luis Brandoni, Marcos Mundstock y Graciela Borges. Se trata de una remake de Los muchachos de antes no usaban arsénico.

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