Stands compartidos y barrios editoriales, estrategias de los expositores ante la crisis
Sobre todo los independientes, se asocian para potenciar su participación, ventas, y compartir los gastos. La Cámara del Libro advierte sobre la caída de la producción.
La crisis que atraviesa la industria editorial obliga a editores, expositores y libreros a pensar y generar estrategias para sobrellevar este momento y no perderse la Feria del Libro, por la visibilidad que permite, y las ventas.
Así, con stands compartidos y “barrios” donde las editoriales se encuentran, apuestan a unirse, colaborar en lo económico, atrayendo en conjunto a un público lector afín a todas sus publicaciones.
La Fundación El Libro también promueve estos espacios, por eso creó el sector “nuevo barrio”, con doce editoriales que no podían acceder a un stand o habían discontinuado su participación.
Los Siete Logos (Eterna Cadencia, Adriana Hidalgo, Caja Negra, Katz, Mardulce, Beatriz Viterbo y Criatura) y Los Sólidos Platónicos (Aquilina, Criatura, Godot, Gourmet Musical, Letranómada, Libraria, Paprika, Fiordo y Wolkowicz Editores) son de los primeros stands compartidos que se sumaron a la Feria, que ya atraen a un público específico.
“No compar timos stand solo por razones económicas, aunque es cierto que la Feria es muy costosa. Lo hacemos porque creemos en la asociatividad. Agruparse con editoriales con una misma concepción sobre el libro y catálogos parecidos potencia la participación, las ventas, la rentabilidad de cada sello y de las editoriales independientes. Además es más divertido”, dice Leonora Djament, de Eterna Cadencia.
Este año, frente a ambos en el Pabellón Amarillo, se ubicó el que comparten las editoriales Ampersand, Hilo de Ariadna y La Bestia Equilatera; que se mudaron desde el Pabellón Azul donde estuvieron el año pasado. “Nos parecía que se podía establecer una conexión con los lectores que iban a esos stands porque nuestros catálogos tienen mucho diálogo con ese tipo de editoriales. Por eso apuntamos a la mudanza y al nuevo barrio”, dice Diego Erlan, de Ampersand.
“Lo que armamos en un barrio afectivo, estamos cerca de otras editoriales, nos ayudamos y hacemos cosas en conjunto. De forma colaborativa es la única manera de sobrevivir en este tiempo de crisis”, agrega.
Este año, además, se sumaron nuevos stands compartidos, con editoriales que en muchos casos participan por primera vez de la Feria, como el caso de Cardumen, en el Pabellón Azul, un espacio convocado por editorial Madreselva, “autogestivo, antagonista, feminista y federal”. Son 13 editoriales de Buenos Aires, Rosario, Córdoba, Montevideo, Bogotá y Barcelona; con títulos de ficción, filosofía, poesía y ciencias sociales. “Es la primera vez de un montón de editoriales; algunas antiguas con catálogos grandes, otras más nuevas con catálogos chicos. Lo bancamos con el laburo de cada editorial, según necesidades y posibilidades. Eso se respeta y está bien”, cuenta Julieta Massacese, de Rara Avis.
Informe.
En ese contexto, esta semana la Cámara Argentina del Libro (CAL) presentó en la Feria su informe anual con el panorama de situación del sector, crítico, por las bajas en producción y ventas. Entre otras cosas, destacan que en 2018, ocho de cada diez editoriales bajaron sus ventas respecto del año anterior. Y que hubo 43 millones de nuevas publicaciones, un 15% menos que el año anterior, y un 48% menos que en 2015, cuando se imprimieron 83 millones.