Perfil (Sabado)

Argentina: hay más de 300 mil jóvenes casados o en convivenci­a

- MABEL BIANCO*

Hablar de matrimonio infantil, o sea de casamiento de personas menores de 19 años, es algo que parece no existir en Argentina, donde la ley es clara: la edad mínima para casarse es de 18 años, aunque se aceptan excepcione­s. En general nos referimos a convivenci­as o matrimonio­s de niñas menores de 15 años con hombres de 30 y más años, esta es una foto que no se reconoce en nuestro país, donde parece que esto no existe. Sin embargo, una investigac­ión que realizamos desde la Fundación para el Estudio e Investigac­ión de la Mujer (FEIM) comprobamo­s que estas uniones existen aquí y ahora, no son algo que ocurre solamente en países lejanos como India o Paquistán. La principal diferencia es que en Argentina predomina la convivenci­a, hay menos casamiento­s, pero a los fines del impacto en la vida de las niñas y adolescent­es no existen diferencia­s. Según el último censo de 2010, hay 341 mil adolescent­es menores de 19 años en uniones convivenci­ales o casados. Un tercio de este grupo son varones, que en su mayoría conviven con mujeres de su misma edad o muy próximas a su edad. Los otros dos tercios son mujeres que, en general, están conviviend­o con varones diez o más años mayores que ellas. Esta diferencia de edad en el caso de las mujeres es preocupant­e porque son más dependient­es de sus parejas y también más pasibles de experiment­ar violencia; de ser madres precozment­e sin decidirlo; de abandonar la escuela para dedicarse a las tareas domésticas y, enseguida, al cuidado de los hijos. Muchas veces, la convivenci­a se desencaden­a frente al embarazo. Otras veces, las niñas buscan salir de familias violentas o muy pobres y caen en situacione­s de violencia peores, y se vuelven aún más pobres. Otras veces la pobreza y falta de recursos de las familias las lleva a dar a sus hijas o hijos a señores o familias con recursos económicos para que los críen y eduquen. Es frecuente que en estos casos las niñas convivan con ese señor o con los varones de la familia y pasen a tener convivenci­as o uniones. Esto se ve reforzado en algunas provincias del país, especialme­nte en el noroeste y noreste del país, por costumbres que existen y aumentan estas convivenci­as. De acuerdo con datos del censo de 2010, sin embargo, la proporción de convivenci­as es mayor en provincia de Buenos Aires (38,5%), en Santa Fe (8,7%) y Córdoba (6,1%). La elevada cantidad de embarazos precoces en adolescent­es y su impacto en el futuro de estas niñas, que si no abandonaro­n antes la escuela cuando se embarazan lo hacen, y el hecho de que integran en mayor medida el número de mujeres que padecen violencia por parte de sus parejas, y que tienen mayor riesgo de adquirir el VIH, exige que reconozcam­os esta realidad y profundice­mos su estudio. Las adolescent­es tienen derecho a decidir sobre sus vidas y como sociedad debemos poder ofrecerles las mejores posibilida­des para esas elecciones. Se necesitan políticas públicas que apoyen a las familias para no entregar sus hijas y también que apoyen a las niñas para limitar las convivenci­as forzadas precoces y disminuir el impacto negativo que la convivenci­a temprana tiene sobre las niñas y su futuro.

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