Perfil (Sabado)

Treintañer­a sueca quiere quedar embarazada

- JUAN CARLOS FONTANA

Es el segundo largo de ficción de Sebastián Schindel ( primero filmó los documenta

les Rerum novarum y Mundo alas). Su primer film de ficción fue El patrón, radiografí­a de un

crimen, un drama de género social, en el que ahondaba en la psicología de un peón de una carnicería, cuyo protagonis­ta, igual que acá, es Joaquín Furriel.

Si El patrón… le permitió cosechar buenas críticas, con su actual producción, Schindel vuelve a demostrar su buen oficio detrás de la cámara. Es un director que sabe ubicar encuadres, tiene continuida­d en sus planos y logra mantener un ritmo dramático con cierto refinamien­to, a la vez que se permite descansar en un casting, en este caso muy bien elegido.

Joaquín Furriel crece con cada interpreta­ción que emprende. Su máscara actoral es variable y moldeable, y sabe meterse en el papel y convencer, no solo a través de la mirada, también desde lo físico. Esta vez el actor que sorprendió como el obrero en El patrón... hace de un pintor de unos cuarenta y pico, un hombre un poco atormentad­o por la pintura de Goya y por la influencia de una de sus alumnas –con la

que termina teniendo un hijo–, una sueca de nombre Sigrid, que además es bióloga y opina que los humanos venimos de moluscos. El también es un alcohólico en rehabilita­ción que no supo construir un vínculo con las dos hijas que tuvo con otra mujer, radicada en Canadá.

La película se apoya en una nouvelle de Guillermo Martínez y desde ese lugar (con un guión que deja demasiados puntos sin aclarar, exhibe cierta torpeza y provoca saltos narrativos insalvable­s) se define como un thriller psicológic­o, que bucea con soltura en lo siniestro. Lo interesant­e es que lo siniestro surge de la cotidianid­ad de una pareja en la que, a medida que ella queda embarazada, aparecen costumbres inesperada­s: se niega a ser atendida en el parto en un hospital, prefiere tenerlo en su casa, atendida por la misma mujer que la crió. Del mismo modo que, a medida que el niño crece, la madre intenta por todos los medios alejar al padre del bebé. Eso despierta en el pintor el llamado síndrome de Capgras (la persona cree ver un doble o un impostor en alguien cercano).

Con estos ingredient­es tan variados, Schindel intenta moverse, sin lograrlo, como pez en el agua, aunque consigue una buena dosis de suspenso y permite que se disfrute de las muy buenas actuacione­s, además de Furriel, de Martina Gusmán, Luciano Cáceres y Regina Lamm.

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BUFFALO FILMS GALAN. Furriel ya había trabajado con el director en El patrón.

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