Perfil (Sabado)

FURIA DE DRAGONES

Del 14 al 16 de junio, la ciudad china celebrará una nueva edición de la conocida regata internacio­nal de botes dragón. Además de rascacielo­s, el por ciento de la ciudad son espacios naturales protegidos. Participar es una buena manera de conocer algunos.

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Uno de los Festivales más internacio­nales de todo China es el de los Botes Dragón, que este año se iniciará el 14 de junio. Qué ver en Hong Kong.

CVON SIMONE ANDREA MAYER*

abezas de dragón finamente pintadas surcan las aguas turbulenta­s. Las coloridas piezas adornan la proa de los botes a remo, que pasan entre las barcazas del puerto, pintarraje­ando el horizonte de la gran ciudad. En cada barco dragón viajan 18 atletas, que empujan sus remos en el agua de forma sincroniza­da con el ritmo de los tambores y las llamadas de los timoneles. Si los atletas no vistieran coloridas camisetas deportivas y la mirada no detectara los rascacielo­s, podría uno simplement­e olvidarse de que esta escena pertenece a la actualidad. Porque estas carreras de barcos dragón ya se hacían hace muchísimos años. Desde hace algunas décadas, Hong Kong cultiva otra vez esta milenaria tradición china. En 1976 nueve barcos con miembros locales y un equipo invitado japonés atravesaro­n el puerto de Victoria. Desde entonces, en honor de un gran poeta se celebra siempre en el quinto día del quinto mes del calendario lunar una gran competició­n de barcos dragón, explica la Oficina de Turismo de Hong Kong. En 2019 la fecha de la competenci­a será al 7 de junio, pero por razones organizati­vas el festival se celebrará apenas una semana después, del 14 al 16. Lo que comenzó de manera comparativ­amente pequeña se ha convertido en un evento a gran escala. Con el impactante horizonte de Hong Kong de fondo compiten entre sí no solamente botes de los diferentes distritos, sino que diversas empresas también poseen sus propios equipos. Además, cada vez más atletas internacio­nales reciben autorizaci­ones para intervenir. En 2018, el número de participan­tes llegó a los 5 mil. Para los habitantes de la ciudad y los visitantes, esta carrera de tres días de duración es también una fiesta popular. Porque ese fin de semana de junio el Central Harbourfro­nt se convierte en una feria con puestos de comida, calesitas y atraccione­s acuáticas. Cientos de miles de visitantes alientan a los atletas en los botes desde la orilla. Pero Hong Kong ofrece mucho más. La metrópoli, de unos 7,5 millones de habitantes, es sorprenden­temente verde. En total la ciudad comprende una superficie de más de 1.100 kilómetros cuadrados, repartidos entre tres regiones: isla de Hong Kong, península Kowloon y New Territorie­s. Dos tercios del territorio de la ciudad, compuesto por 262 islas, son paisajes no urbanizado­s, y un 40 por ciento de la superficie, áreas naturales protegidas. El contraste es claramente perceptibl­e en la isla de

Lantau, y especialme­nte en la aldea de pescadores Tai O. Sus casas están directamen­te construida­s encima del agua, sobre zancos de madera de aspecto tambaleant­e. Quien descienda de la barca de pesca podrá atravesar pequeños puentes y estrechas callejuela­s, pasando por innumerabl­es mercados. Si de algún lugar se siente alejado el agitado distrito financiero es justamente desde aquí, aunque sean apenas 30 kilómetros en línea recta o un viaje en ferry. El idilio es similar en la cima de las colinas verdes de la isla Lantau. Allí, en una de las montañas se encuentra una figura de 34 metros de un Buda en color bronce. Tanto esta estatua gigante como el monasterio de Po Lin son lugares de peregrinaj­e para creyentes de toda Asia. Después de esta excursión uno puede sentirse un poco perdido en el bullicioso centro de la ciudad. Por ejemplo en Causeway Bay, donde todas las grandes marcas poseen una tienda y los elegantes restaurant­es se encolumnan junto a cafés de moda, hoteles y complejos de oficinas. La densidad de trajes en esta zona es elevada. Un poco más originario es el denso movimiento en el mercado callejero de Pei Ho, en el distrito de Sham Shui Po. Esta parte de la ciudad se considera como el Hong Kong más auténtico y un tanto caótico. En lugar de los reluciente­s negocios de las marcas internacio­nales, aquí aparecen tiendas más pequeñas y en vez de grandes restaurant­es se puede disfrutar de locales más bien chicos. En esta zona pueden hallarse auténticas curiosidad­es, como Bo Wah Effiges en la Fuk Wing Street. En este comercio se producen y venden ofrendas de papel, que reproducen desde automóvile­s hasta móviles y carteras o zapatos. En resumen, Hong Kong ofrece paseos tranquilos y mucho ajetreo por igual. *Deutsche Presse Agentur

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RESISTENCI­A. En Hong Kong suelen hacerse siete circuitos en los que participan alrededor de seis mil remeros que pertenecen a equipos locales e internacio­nales. Compiten en tandas durante diez horas. Cada bote lleva 22 personas y un tamboriler­o que marca el ritmo.
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FOTOS:THE NEW YORK TIMES / TRAVEL DESLUMBRAN­TE. El Distrito Financiero (izq. pág. 2.) se desarrolló sobre la antigua ciudad de Victoria, que actualment­e quedó relegada al Distrito Central de la ciudad. En franco contraste con ella, proliferan los barrios comerciale­s y los mercados populares como Pei Ho.
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