Carrió, recargada, acumula cada vez más enemigos dentro del oficialismo
La líder de la Coalición Cívica ahora apuntó contra Frigerio y Massot. En Cambiemos hay quienes cuestionan sus ataques. Hoy, congreso partidario.
Mauricio Macri tiene pendiente una larga charla personal con Elisa Carrió. Aunque hablan seguido, esta semana fue una de las más fuertes, en términos de peleas internas, que tuvo la diputada.
Su cruce –con insultos incluidos– con Nicolás Massot o sus feroces críticas al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, fueron una muestra de que un sector del oficialismo ya la observa con rencor.
De hecho, hoy casi la mitad del gabinete está enfrentado con Lilita. A Frigerio lo atacó, tras las elecciones de Córdoba, y lo responsabilizó de no apoyar a Mario Negri y por entregarles fondos a los gobernadores del PJ. El ministro del Interior le respondió por TV: “Es verdad lo que dice Lilita. Yo me junto con los gobernadores del PJ y con la oposición en el Congreso para generar consensos. Eso me pide Macri desde 2015”.
También se cruzó con Patricia Bullrich, la ministra de Seguridad. En la reunión de gabinete de esta semana, la ministra reveló que Carrió le sugirió que involucre a Juan Schiaretti al narcotráfico para embarrar la elección cordobesa. Lilita estalló de furia: dijo que, en rigor, le pidió que cuente cómo ingresan los narcos a la provincia.
Con Germán Garavano (Justicia) no hay diálogo. Luego de que presentó el juicio político contra él no volvieron a hablar. Ella sigue repitiendo que “no es apto” para el cargo. No pudieron convencerla ni José Torello ni Fabián Rodríguez Simón, los abogados del Presidente.
Por su lado, con el ministro de Producción, Dante Sica, la diputada había comenzado bien. Pero, al igual que con parte del gabinete, la buena sintonía se cortó con el paso del tiempo y, sobre todo, con la falta de resultados.
¿Influirá el ex vicejefe Mario Quintana en muchas de sus críticas al gabinete? Quizás si en breve desliza cuestionamientos a Carolina Stanley (Desarrollo Social), se pueda visualizar.
Pero no son los únicos blancos. En el Congreso, además de su pelea con Massot, su verdadero enemigo es el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. Planteó esta semana que no la “deja hablar” en el recinto. Harto de sus críticas, Monzó le contó al gabinete que estuvo a punto de caerse la sesión de un proyecto clave del Ejecutivo: “Nos hizo tambalear y nos puso en jaque la ley de financiamiento político”.
En la provincia de Buenos Aires tampoco tiene grandes simpatías. Aunque con María Eugenia Vidal conserva un vínculo privilegiado, no ahorra críticas a los peronistas Cristian Ritondo (Seguridad) y Gustavo Ferrari (Justicia). Ritondo siempre se cuidó de no criticarla como fundadora del espacio y, aunque íntimamente la considera “destructiva”, no oculta su buena sintonía con muchos “lilitos” como Paula Oliveto o Maximiliano Ferraro. Por su parte, Ferrari optó por el “sano” silencio, según cuenta.
Otro blanco: Jorge Macri, a quien le endilgó desde irregularidades en la gestión hasta nexos con Sergio Massa. El intendente de Vicente López suele reivindicarla como creadora de Cambiemos y la invitó, públicamente y de manera privada, a reuniones para hablar de sus denuncias y nunca aceptó.
Otros blancos: Daniel Angelici, acusado de ser el operador en Comodoro Py del oficialismo. Quienes manejan la AFI, la agencia de espías, Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, a los que acusó de diversos delitos, desde espiarla hasta armar y frenar causas.
En la UCR sus peleas son con Ernesto Sanz y Coti Nosiglia por espacios de poder y por los acuerdos que plantea cada uno.
Hoy, el partido de Lilita animará el congreso de la Coalición Cívica para ratificar su pertenencia a Cambiemos. Será en el club Sirio Libanés. Aunque no está confirmado, Carrió dirá presente para darle un discurso a su militancia.