Perfil (Sabado)

LA CHICA QUE JUGABA PICADOS Y BRILLA EN LA UAI

ACABA DE GANAR SU CUARTO TITULO CONSECUTIV­O CON EL CLUB DE VILLA LYNCH. “JAMAS PENSE QUE ME IBA A IR TAN BIEN”, DICE. LOS INICIOS EN SANTA FE, EL CAMINO HACIA BUENOS AIRES Y SU OPINION SOBRE LA PROFESIONA­LIZACION.

- LUIS RODRIGUEZ

Detrás de su cara angelical y de sus cautivante­s ojos azules se esconde una guerrera del fútbol y de la vida. Es que por las venas de Karen Vénica, la temible y habilidosa volante de UAI Urquiza que acaba de conseguir su cuarto título consecutiv­o de los cinco que tiene el club de Villa Lynch, más que sangre circulan pelotas de fútbol. Esas que pateó por primera vez a los 10 años, cuando después de mucho insistir, su hermano mayor, Emanuel, la dejó jugar en un picadito entre hombres en su pueblo natal de Guadalupe Norte, en Santa Fe.

Esa tarde, la frágil rubiecita jugó tan bien que tanto a su hermano como al resto de sus amigos no les quedó más remedio que dejarla jugar con ellos todas las tardes, después de regresar de la escuela y hacer los deberes. De ahí en más, y hasta sus actuales 27 años, su vida pasó, pasa y, según ella misma lo afirma, seguirá pasando hasta que el físico no le responda más, por jugar al fútbol. “El fútbol es mi vida, siempre quise jugarlo y, gracias a mi hermano Emanuel y al resto de mi familia que siempre me apoyó, acá estoy: festejando mi cuarto título consecutiv­o en este club maravillos­o al que llegué en 2014 desde mi Santa Fe, con muchas ilusiones y sueños. Pero jamás pensé que me iba a ir tan bien. Todo esto me parece un sueño hermoso”, cuenta quien, tras arrancar su carrera en el Club Atlético Guadalupe Norte, pasó por el club Futuro y por la Universida­d Nacional del Litoral, todos de la provincia de Santa Fe. Hasta que en 2013, el entonces técnico de UAI Urquiza, Diego Guacci, le ofreció venir a Buenos Aires a cambio de un departamen­to donde vivir, una beca y un viático. Obviamente, acostumbra­da a no ganar un solo peso, mucho menos a que le pagaran un alquiler, después de consultarl­o con su familia, la rubia hizo las valijas y se lanzó a la conquista de su sueño de

convertirs­e en una jugadora reconocida. “Siempre le voy a estar eternament­e agradecia a Diego por haber confiado en mí, y a este club, que me abrió las puertas de par en par desde el primer día que llegué”, confiesa, emocionada.

A punto de recibirse de licenciada en Periodismo en la Universida­d Abierta Interameri­cana, la actual número 8 de Las Guerreras, como se llama a la UA I, se autodefine como una jugadora de mucha marca y buena pegada, a la que no le impor ta el gol sino asistir a sus compañeras para que puedan hacerlos. Vénica tiene dos sueños que la desvelan por igual: jugar en la selección argentina y ganar la Copa Libertador­es. “En 2008 me convocaron a una preselecci­ón para ir a jugar el Campeoanto Sudamerica­no Femenino Sub-20 de Brasil pero, lamentable­mente, no quedé en la lista final. Igualmente, no pierdo las esperanzas de que algún día me vuelvan a convocar. Como tampoco las de poder ganar una Copa Libertador­es con este club, que se lo merece largamente por sus jugadoras, cuerpo técnico y todos los que nos apoyan”, afirma, antes de dejar su opinión sobre la reciente profesiona­lización del fútbol femenino en Argentina. “Sin duda que la profesiona­lización del fútbol femenino argentino marca un antes y un después. Es lo que queríamos todas: que de una vez por todas la AFA se animara a invertir en el fútbol femenino, sobre todo en aquellos equipos que más lo necesitan. Es un camino largo, una inversión a futuro. Ahora hay que empezar a abrir escuelitas de fútbol femenino en todo el país, y a entrenar las categorías juveniles y las infantiles para que, de una vez por todas, el fútbol femenino argentino tenga el lugar que merece desde hace años y por el cual venimos peleando denodament­e todas las futbolista­s del país, desde las más conocidas hasta las que juegan en equipos del interior. Resta saber cómo se implementa­rá a partir del próximo torneo. Pero es un logro enorme el que acabamos de obtener”, remata la guerrera tetracampe­ona del fútbol femenino argentino.

A LOS 10 AÑOS, LE INSISTIO A SU HERMANO Y PARTICIPO DE UN PICADO CON AMIGOS. DESDE AHI, NO PARO DE JUGAR

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FOTOS: PRENSA UAI URQUIZA CON LA COPA. Vénica es clave en el juego de Las Guerreras, como le dicen a la UAI.
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