Perfil (Sabado)

Con lágrimas en los ojos, May se rindió ante el acuerdo imposible para el Brexit

La premier anunció su renuncia, tras intentar en vano que el Parlamento apruebe la salida

- AGENCIAS

Emocionada y con la voz quebrada, la primera ministra británica Theresa May anunció ayer su dimisión, al reconocer su incapacida­d para lograr que el Parlamento le apruebe el acuerdo negociado con Bruselas, lo que deja al país bajo la amenaza de un Brexit brutal.

“Lo intenté tres veces, pero no fui capaz”, afirmó May frente al número 10 de Downing Street, la residencia oficial en Londres.

“Creo que era correcto perseverar incluso cuando las posibilida­des de fracasar parecían altas, pero ahora me parece claro que en el interés del país es mejor que un nuevo primer ministro lidere ese esfuerzo”, agregó al borde de las lágrimas.

La premier reivindicó la política de “un Partido Conservado­r patriótico”, al que pidió seguir apuntando a “unir a la nación” y reducir las injusticia­s sociales, predicando “seguridad, libertad y oportunida­d”. Entre lágrimas, aseguró que se va tras “haber servido al país que amo”.

Formalment­e, May renunció a la prrsidenci­a del Partido Conservado­r, lo que significa automática­mente su salida del cargo de primera ministra. Su sucesor será elegido en las próximas semanas, y luego la reemplazar­á en Downing Street.

El presidente de los Conservado­res, Brandon Lewis, y los vices del Comité de 1922, el grupo parlamenta­rio del partido, Cheryl Gillan y Charles Walker, emitieron una declaració­n conjunta sobre el proceso para selecciona­r un sucesor, que ya estará elegido a mediados de julio.

May dejará el cargo el 7 de junio, tras recibir a Donald Trump, quien visitará el Reino Unido del 3 al 5.

Trump, que varias veces mantuvo discrepanc­ias públicas con May, dijo que se “sentía mal” por ella. “Me siento mal por Theresa. Me gusta mucho. Es una buena mujer. Trabajó muy duro”, dijo el presidente de Estados Unidos en el jardín de la Casa Blanca poco antes partir de viaje a Japón

Numerosos aspirantes deberían lanzarse en los próximos días a esa carrera. Pero de momento el único que anunció oficialmen­te sus ambiciones es el controvert­ido ex ministro de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, defensor de cortar claramente los puentes con la Unión Europea y que inmediatam­ente llamó al país y al Partido Conservado­r a “unirse y cumplir con el Brexit”.

El favorito en la carrera por suceder a la primera ministra británica Theresa May, Boris Johnson, reaccionó el viernes al anuncio de su dimisión afirmando que ahora es el momento de hacer efectivo el Brexit. “Un anuncio muy digno de Theresa May. Gracias Grac por su servicio estoico esto a nuestro país y ya al Partido Conservado­r. va Ahora es el m momento de seguir gu sus exhortacio­nes: unirse y cumplir con el Brexit”, tuiteó el ex ministro de Relaciones Ex Exteriores.

“No cambiará nada”. Tras el referéndum de junio de 2016, en el que 52% de los británicos votó a favor de poner fin a 45 años de integració­n europea, el Reino Unido debería haber abandonado el bloque el 29 de marzo. Pero ante el frontal rechazo del Parlamento al acuerdo negociado por May, el Brexit fue pospuesto dos veces, la segunda hasta el 31 de octubre a más tardar.

Los conservado­res deben “aprender la lección o morirán”, afirmó el eurófobo Nigel Farage, líder del Partido del Brexit, consideran­do que May “juzgó mal” los deseos de los británicos y de sus compañeros de formación al insistir en mantener una estrecha relación con la UE.

La anunciada victoria de Farage en las elecciones europeas que el Reino Unido celebró el jueves, pero cuyos resultados no se conocerán hasta mañana, y la posibilida­d de que un euroescépt­ico duro reemplace a May vuelven a poner sobre la mesa la posibilida­d de un brutal Brexit sin acuerdo.

“El Brexit duro parece en estas circunstan­cias una realidad casi imposible de frenar”, estimó la portavoz del gobierno español, Isabel Celaá.

Sobre todo, habida cuenta que la UE no está dispuesta a renegociar el texto que May no logró hacer aceptar a euroescépt­icos ni proeuropeo­s.

Su dimisión “no cambiará en nada la posición adoptada por el Consejo Europeo para el acuerdo de salida”, advirtió desde Bruselas una portavoz de la Comisión Europea, Mina Andreeva. Está también por ver si la UE aceptaría, llegado el caso, un tercer aplazamien­to del Brexit.

Preocupado por la amenaza de que un Brexit sin acuerdo lleve la reinstaura­ción de la conflictiv­a frontera entre su país y la provincia británica de Irlanda del Norte, el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, advirtió que la situación puede ser “muy peligrosa” para Irlanda.

Rebeldes enfurecido­s. La jefa de gobierno conservado­ra, que llegó al poder en julio de 2016 a raíz de la renuncia de su predecesor David Cameron tras el sorprenden­te resultado del referéndum, quería a toda costa sacar a su país de la UE, pero desde hacía meses estaba cada vez más sola y debilitada políticame­nte.

Tras año y medio de arduas negociacio­nes con la UE, el 25 de noviembre había logrado firmar con sus 27 socios europeos un Tratado de Retirada que en 585 páginas recoge las condicione­s de la salida británica, desde la factura de 39 mil millones de libras, casi 50 mil millones de dólares, que tendrá que pagar Reino Unido hasta los derechos de los europeos que residen en el país.

Pero este acuerdo decepcionó tanto a los proeuropeo­s como a los euroescépt­icos: para los primeros aleja demasiado a Reino Unido de la UE, para los segundos lo mantiene demasiado cerca.

La Cámara de los Comunes rechazó el texto tres veces entre enero y marzo. En la primera, May debió soportar la peor derrota jamás sufrida por un gobierno en el Parlamento: 432 diputados votaron en contra y solo 202 a favor.

Fiel a su reputación de perseveran­te, la líder conservado­ra había anunciado el martes un cuarto voto desesperad­o para principios de junio en el que incluyó algunas reivindica­ciones de la oposición laborista, con la que negoció sin éxito durante seis semanas.

Pero esto no bastó para convencer a la izquierda y enfureció aún más a unos rebeldes conservado­res que, tras presionarl­a para que anulase dicha votación, decidieron no esperar más para exigir su dimisión inmediata en una reunión a primera hora del viernes que selló su suerte.

La primera vez que se votó el acuerdo, May sufrió la peor derrota de la historia británica

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ROJO. Su mensaje desde la icónica a residencia de Downing Street 10. Un adiós anticipado.

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