Boris Johnson, el ‘cuco’ que tampoco tendría un gran margen de maniobra
implementar y que tendría un impacto negativo en la economía.
Especialistas advierten que la muy probable llegada del ex canciller Boris Johnson al 10 de Downing Street significará automáticamente un “no deal” Brexit, pero la realidad es que al menos cinco de los siete aspirantes a suceder a Theresa May son euroescépticos convencidos.
“Todos han sido muy duros con May. Esto es el fracaso del liderazgo político. Ellos mismos generaron su propia grieta”, explica Facundo Cruz, coordinador académico de la licenciatura en Gobierno y Relaciones Internacionales de la UADE.
Cruz coincide en que la situación actual es “imposible”, sin solución. “Aunque Johnson sea el favorito, tampoco podrá negociar: la UE ya hizo saber que no volverá a discutir y cada artículo que quiera modificar va a encontrar el veto de uno u otro sector en Westminster”, como May vivió en carne propia en tres oportunidades.
Aun con alguien tan radicalizado como Johnson al frente del gobierno, el Brexit “duro”, que se daría en octubre, sería imposible de implementar. “¿Qué hacés con los millones de europeos que hoy trabajan en Gran Bretaña? ¿Está el país preparado para recibir miles y miles de pedidos de ciudadanía por día si no hay acuerdo?”, pregunta Cruz.
Elecciones. La presión que sufren los conservadores es muy intensa. “Por un lado, deben cumplir con el mandato del referéndum que ellos mismos convocaron, y ven cómo en estas elecciones europeas el más euroescéptico de todos, Nigel Farage, lidera las encuestas”, explica el especialista.
Al mismo tiempo, “deben elegir un liderazgo que pueda presentar un acuerdo de Brexit que lo apruebe el Parlamento, donde ellos mismos están divididos sobre lo que quieren”.
Por eso hay quienes sugieren que el nuevo primer ministro solo tendría la salida de convocar a nuevas elecciones generales, como pide la oposición laborista.
Los sistemas parlamentarios como el británico tienen el dispositivo institucional de disolver la legislatura y votar un nuevo gobierno ante estas situaciones.
“No creo que Johnson llame a elecciones, advierte Cruz. Con el clima electoral que hoy vive el país, los conservadores, que tienen la mayoría, podrían perder más bancas y estaríamos ante un escenario donde ningún partido tendría la mayoría”.
Economistas. Los economistas coinciden en que un Brexit duro tendría “significativos efectos negativos sobre la nota soberana de Reino Unido y de una serie de otros emisores”, advirtió Sarah Carlson, analista de Moody’s.
Para Carlson, la salida de May “amplifica” las dudas sobre el Brexit, algo que resulta “claramente negativo para la solvencia, lastrando la inversión, el empleo y, en definitiva, el crecimiento”.
Por su parte, Ranko Berich, director de análisis de la consultora Monex Europe, cree que la renuncia de May “profundiza la incertidumbre en los mercados internacionales por el empeoramiento de la guerra comercial entre Estados Unidos y China”.