Uno de cada cuatro venezolanos que llega a la Argentina cruza toda Sudamérica a pie
Ante una crisis humanitaria que no da indicios de retroceder, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados pidió esta semana a los gobiernos de la región, entre ellos al argentino, que reconozcan a los migrantes venezolanos como refugiados y articulen respuestas colectivas para facilitar su inserción.
Según las proyecciones de Acnur y la Organización Internacional para las Migraciones, el éxodo de 3,7 millones de venezolanos podría escalar hasta cinco este año y a seis millones en 2020.
“Estamos frente al mayor éxodo en la historia de América Latina y el Caribe y, si bien no nos gustan las comparaciones, Venezuela está alcanzando la magnitud de la crisis siria, con orígenes muy distintos y una respuesta también desigual”, aseveró a PERFIL Juan Carlos Murillo, representante regional del Acnur.
La agencia ha elevado su percepción de la explosión migratoria venezolana con respecto a un año atrás, cuando señalaban que una “proporción significativa” de las personas que abandonaban el país requerían protección internacional: ahora hablan de una “mayoría”.
Murillo señaló que el flujo migratorio está impactando ahora en forma diferenciada en el Cono Sur, al punto que ya es factible contabilizar casi medio millón de venezolanos entre Chile, Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay.
“Hay dos cambios significativos a lo largo de 2018 y 2019. El primero es que el 28% por de los venezolanos que arriban a la Argentina lo hacen ahora por vía terrestre, caminando toda Sudamérica. Y esto conlleva un cambio en los perfiles, porque si en el Cono Sur se han beneficiado con profesionales, quienes llegan ahora lo hacen con menos recursos y calificaciones y requieren un mayor apoyo.”
En marzo, Acnur ya había anticipado a los gobiernos regionales una serie de “perfiles” sociales que podrían ajustarse al estatus de refugiados. Asimismo, la agencia planteó el compromiso de atender también las necesidades de las poblaciones locales que sirven de acogida para evitar brotes de resentimiento.