Otros ‘número dos’ que pisaron fuerte
Fuera de Cristina Fernández de Kirchner (candidata a vicepresidenta) y Juan Domingo Perón (ex vicepresidente), y más allá de las fronteras de nuestro país, la historia política guarda otros casos de ‘números dos’ que, por una u otra razón, no pasaron desapercibidos. De uno de ellos se volvió a hablar este año. Dick Cheney, dos veces vicepresidente de George W. Bush, inspiró la película Vice, estrenada en diciembre pasado y nominada al Oscar. El film narra el ascenso de Cheney como “monje negro” del gobierno de Bush y lo retrata como lo que muchos creen que fue: el vice más poderoso en la historia de los Estados Unidos. Vice empieza con un momento que marcó la trayectoria política de Cheney: los atentados a las Torres Gemelas de 2001. A él se le atribuye la formulación posterior de la “guerra contra el terror” y la invasión a Irak, por la que abogó sin importar si se contaba o no con el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU. En sus memorias, el propio Bush llamó a Cheney “el Darth Vader del gobierno”.
Por estas latitudes, el brasileño João Goulart se constituyó como líder político mientras era vicepresidente. Ocupó el cargo dos veces: en 1955, cuando sacó más votos en las eleecciones que el candidato presidencial Juscelino Kubitschek, de cuyo gobierno fue verdadero artífice; y en 1961, bajo el mandato de Jânio Quadros, a quien acabaría reemplazando luego de su renuncia.
En Sudáfrica, Frederick de Clerk tampoco fue un vicepresidente regular. Tras negociar durante su presidencia la conformación de un gobierno de transi
ción con el Congreso Nacional Africano, para salir del régimen de segregación racial, De Clerk asumió en 1994 como vice de Nelson Mandela en el primer gobierno post apartheid
En el terreno de la ficción, Frank Underwood, el personaje de Kevin Spacey en House of Cards, es todo lo conspirador y conspiranoico que un vicepresidente poderoso y ruin puede ser. Durante la segunda temporada, Frank usa maquiavélicamente la presidencia como trampolín hacia el poder.