Perfil (Sabado)

Habla la turista que estuvo 14 días en coma en Punta Cana

Candela Saccone (15) se descompens­ó en Punta Cana el día en que regresaba al país tras unas vacaciones junto a su abuela, sus tías y su mamá. Permaneció inconscien­te durante 14 días. Su familia relató a PERFIL la dura odisea que les tocó atravesar.

- CLAUDIO CORSALINI

“Cuando en la clínica Plaza de la Salud de Santo Domingo nos dijeron que Cande llegó con un pronóstico incompatib­le con la vida, se me vino el mundo abajo. No lo podía creer ”, a f ir mó de ma nera contundent­e y con la voz entrecorta­da Natalia Knecht, la mamá de Candela Saccone.

La joven de 15 años sufrió un coma diabético el pasado 19 de junio, el mismo día que debía regresar al país junto a su familia luego de pasar unas vacaciones familiares. “Esa frase me quedó marcada a fuego y la voy a recordar toda mi vida”, agregó, en su charla con PERFIL en el hall del Sanatorio Los Arcos, la clínica en la que Candela está internada desde el jueves a la noche tras llegar desde República Dominicana, donde pasó las últimas dos semanas en terapia intensiva con el peor de los pronóstico­s.

“A Candela se le despertó una enfermedad autoinmune. No se sabe si fue por un virus, una bacteria, una infección que pudo haber tenido o el estrés por el viaje, pudo haber sido cualquier motivo”, añadió, por su parte, Romina Knecht, tía de la joven de Villa Ballester, aún conmovida por la situación.

Según contó su mamá, “Candela ahora está muy bien, de buen ánimo y con ganas de ver a sus amigos del colegio y de zumba. No solo recuperó su vista, habla muy bien y se le suspendió el tratamient­o de diálisis, ya que poco a poco los riñones van recuperand­o su funcionali­dad. La única secuela que le quedó, por ahora, es en la pierna derecha. Le cuesta moverla y casi no siente el pie. Así y todo, se ríe de ella misma y dice: miren cómo muevo a la (pierna) muertita”, añadió entre risas Natalia. Romina, por su parte, señaló que “los médicos nos dijeron que se puede recuperar con ejercicios”.

Una muestra de su buen estado de ánimo fueron las declaracio­nes que hizo ayer la joven a través de su familia: “Estoy muy emocionada y feliz de estar en Argentina”.

“Volví a dormir una noche entera después de 14 días de no saber qué iba a pasar con la vida de Cande. Fue una pesadilla”, continuó Natalia, sin soltar la mano de su hermana Romina, que la acompañó en su ‘Vía Crucis’ por aquellas tierras caribeñas. Respecto al viaje, Romina contó que “fue un viaje soñado y bien preparado. Todas estrenamos pasaporte. Fue un clásico viaje de chicas que terminó de la peor manera. De estar un día en la playa pasamos a tener a Candela en el pasillo de un hospital con la vida pendiendo de un hilo”. Los problemas de salud de la joven empezaron pocas

horas antes de regresar a la Argentina. Ese día Candela se desmayó, fue atendida en el hotel y luego derivada a un hospital de Punta Cana, el Centro Médico Canela. Allí se le diagnóstic­o cetoacidos­is diabética, insuficien­cia renal, edema cerebral y edema pulmonar. La retención de líquidos empeoró aún más el panorama, al punto que la directora médica del lugar les dijo a su madre y a su tía: “Prepárense para lo peor”.

Una serie de idas y vueltas con la empresa de asistencia al viajero que habían contratado demoró el traslado a Santo Domingo. “Se perdieron casi 48 horas que fueron vitales. Al ser trasladada desde Punta Cana a Clínica la Canela entró en coma y la entubaron en la ambulancia. El problema fue la mala atención que recibió en Punta Cana. Fue muy precaria”, señaló la tía, sin ocultar su enojo.

Sin embargo, al llegar a Santo Domingo, no autorizaba­n el ingreso de Candela a la clínica. “Exigían un depósito de 10 mil dólares que no teníamos, solo pudimos juntar 3 mil. La intervenci­ón de la cónsul argentina María Emilia Ri

De ahora en más, deberá medirse la glucemia cuatro veces al día y usar insulina.

naudo fue vital. Nos consiguió la cama. Mientras tanto, médicos del Hospital Garrahan seguían el caso y monitoreab­an la situación”, completó. “Una vez resuelto el tema con Assist Card, que nos aseguraron los gastos de internació­n y el traslado a la Argentina, nos dedicamos a la recuperaci­ón de Candela. Uno de los mejores momentos fue cuando abrió un ojo por la mitad. Las enfermeras nos abrazaban y lloraban con nosotras. Su recuperaci­ón iba progresand­o. Otro momento crucial fue cuando los doctores le contaron todo lo que vivió. Fue un shock para ella saber que estuvo en coma. Esa noche no durmió por temor de no respirar”, contó Natalia.

Si bien por ahora no tiene fecha de alta, se le realizarán una serie de estudios para confirmar la evolución de la paciente. De ahora en más deberá medirse la glucemia cuatro veces al día e inyectarse insulina todo el tiempo, porque el páncreas no le funciona. “La vida cambió de un día para el otro y vamos a aprender a convivir con la diabetes. Pero lo más importante es que Candela está viva”, concluyó Natalia, mientras recibía un abrazo de su mamá Ema.

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Ya en Buenos Aires, está internada en Los Arcos, acompañada por su mamá y su tía.
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GZA. FLIA. KNECHT “EN CASITA”. Dijo la joven, que sufrió un coma diabético en Dominicana.
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JUAN OBREGON JUNTAS. Ema, la abuela; Natalia, su mamá; y Romina, la tía, viajaron con Candela a Punta Cana.
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