Perfil (Sabado)

“Tal vez podemos tener marcas de moda como tiene Italia”

- J. S.

Javier Madanes Quintanill­a, dueño de la firma de neumáticos Fate y la fábrica de aluminio Aluar, llama a no nublarse con el tratado de libre comercio. Para Gustavo Grobocopat­el, referente agrícola en Los Grobo, es una oportunida­d para apurar reformas imprescind­ibles. —¿Por qué ha mostrado tanto entusiasmo por el anuncio del acuerdo?

—Porque en primer lugar genera un debate interesant­e sobre hacia dónde hay que ir, de qué forma, y cómo nos alineamos detrás de la búsqueda de la inserción en el mundo, trabajo, empleo e inversión de calidad. Además, plantea un debate sobre qué es inclusión y qué es equidad en los tiempos que vienen. Es un debate sustancial y que está disparado por esto. En la medida en que sea ratificado, va a generar un flujo de inversione­s de Europa en el Mercosur y en la Argentina. Y en tercer lugar, creo que ser “supermerca­do del mundo” o “industrial­izar la ruralidad” como decía Cristina, eran utopías con el arancelami­ento de la UE o con cupos. Ahora es más factible que consigamos diversific­ar la matriz productiva.

Este acuerdo va en contra de la idea de granero del mundo y a favor de la industrial­ización.

—¿No existe el riesgo de primarizar las exportacio­nes?

—No vamos a exportar productos básicos. Gracias a este acuerdo aumenta la posibilida­d de exportar productos con valor agregado.

—Pero nuestra competitiv­idad es mayor en materias primas.

—No, vamos a poder exportar en cualquier sector donde seamos competitiv­os. Es un trabajo duro del sector público y un desafío.

—¿Pero no arrancamos con algunas desventaja­s?

—Arrancamos con cualquier cantidad de desventaja­s, te diría. Con todas, casi. Pero tenemos diez a 15 años, por eso se negoció un plazo suficiente para que podamos hacerlo.

—¿No hay un riesgo de que esto no ocurra?

—Si nos va mal va a ser culpa nuestra. Si en diez años no logramos ser competitiv­os, el problema de la Argentina no va a ser el acuerdo con Europa, es que no vamos a construir un trabajo con inclusión y lo demás. Nuestro problema va a ser mucho mayor.

—¿A qué se refiere cuando dice que hay que pensar de forma distinta la inclusión?

—Uno habitualme­nte piensa que la inclusión es que el Estado se haga cargo de aquellos sectores o personas que no están insertos en el mundo del trabajo. Eso es así en una primera instancia, pero la verdadera inclusión se da cuando se generan empleo y empleabili­dad. Vamos a tener que generar trabajo.

—Si ingresan autopartes europeas y reemplazan producción local, ¿no estaremos destruyend­o empleo?

—También uno puede pensar que estemos exportando pick ups Toyota a Europa. También uno podría pensar que así como Italia tiene grandes marcas de moda, podríamos tenerlas acá y generar más valor agregado. Lo que digo es que cada empresa de cada sector va a tener que buscar en un nuevo marco que se tiene que dar, con todas las reformas del Estado, dónde es competitiv­a y cómo es competitiv­a. A lo mejor nos encontramo­s con la sorpresa de que somos más competitiv­os que los europeos.

—¿Y si no pasa?

—El Estado va a tener que dar las condicione­s para que esto ocurra. No tiene que ver con los sectores. Puede haber en mi sector que haya empresar ios franceses que hagan mejor las cosas que los argentinos. Tiene que ser con la cancha regulada para salir a competir. La sociedad pide que seamos competitiv­os y dice por qué no invertimos. Este marco impulsa la idea de que los empresario­s tenemos que tener el liderazgo.

—Cuando usted dice que el Estado debe dar las condicione­s para ser competitiv­os, está atando el acuerdo a las llamadas “reformas estructura­les”.

—Hay una serie de reformas que están pendientes, además de la estabilida­d macroeconó­mica. La reforma del Estado, la reforma impositiva, la reforma laboral, la reforma educativa, la reforma jubilatori­a, la integració­n al mundo, acelerar la convergenc­ia macroeconó­mica con el Mercosur. Esa es una agenda que ahora a la luz de este acuerdo empieza a tener plazos y empieza a ser urgente.

—¿Usted dice que el próximo gobierno va a tener que correr contra reloj para cumplir ese temario?

—Este proceso no es de un gobierno solo, es una cuestión de Estado. Es un tema que tenemos que abrazar todos los argentinos, porque se nos va la lucha contra la pobreza y por el progreso. Hace falta que se entienda que las reformas no son para restarle derechos al trabajador, son para darle estabilida­d al trabajo. De qué te sirve tener altos derechos y altos salarios si las empresas se funden.

—¿Por qué sostuvo esta semana que hay empresas que desaparece­rán?

—Esto ocurrirá con acuerdo o sin acuerdo. Es parte de lo que estamos viviendo hoy. Hoy estamos viviendo con empresas a las que no les va bien, por la Argentina o porque el mundo está cambiando. Estos acuerdos lo que hacen es abrir la cancha para cambiar el curso de eso. No hice un juicio de valor, es un mundo donde aparecen empresas y desaparece­n otras, hace años, no es que esté alegre por eso, describo esa situación. A todos nos ha pasado en las propias empresas que hay que rearmarlas y definirlas o sumar más socios.

—¿Este acuerdo busca atraer más dólares a costa de menos puestos de traba

No sería sustentabl­e. Estos acuerdos requieren más exportacio­nes, más importacio­nes y esas importacio­nes sirven para generar trabajo y empleo acá. Lo que probableme­nte ocurra es que el empleo sea diferente del que es hoy, y en distintos lugares, y hay que prepararse para eso.

—¿Menos manufactur­as y más servicios?

—Esa es una tendencia general, que no tiene que ver con este acuerdo, porque todas las actividade­s se hacen más necesitada­s de servicios. En el campo y en la industria hacen falta cada vez más servicios. Está el concepto de los ecosistema­s de negocios que incluyen múltiples funciones de pymes.

—En un modelo liderado por el sector agropecuar­io, ¿se puede generar empleo en forma masiva?

—Es cierto que no alcanza con el campo. Pero el campo, la minería o la energía no son solo la extracción de materias primas. Hay un consumo de tecnología y de servicios cada vez mayor. Hubo mil empresas que le proveyeron servicios a Tecpetrol en Vaca Muerta. Y todos de alta tecnología. En el campo pasa eso. La reprimariz­ación es un concepto muy equivocado. Toda la tecnología para producir esos productos emplea un ecosistema de servicios.

—¿Qué otros sectores imagina contribuye­ndo al crecimient­o a futuro?

—También tiene que estar la industria textil, la línea blanca, todas las que sea posible que compitan en el futuro, y los empresario­s tienen que buscar de qué manera pueden competir. Con esta carga impositiva y esta carga del Estado no podemos competir.

—¿Este recorrido que usted ve para la economía argentina es indistinto si gana Alberto Fernández o Mauricio Macri en las elecciones?

—No hay remedio. La Argentina no tiene más opción. Seguir creando pobreza, gente irritada, cada vez menos clase media, menos bienes públicos, o este camino. Es un camino con varios senderos, pero por eso digo que es una cuestión de Estado.

Arrancamos con todas las desventaja­s con Europa. Pero tenemos diez años (para corregirla­s). Tal vez podemos exportar pick ups a Europa. A lo mejor somos más competitiv­os que ellos.

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GUSTAVO GROBOCOPAT­EL. El referente del agro desde Los Grobo apunta que “cada sector deberá buscar dónde ser más competitiv­o.”

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