Perfil (Sabado)

La edad dorada de las franquicia­s

La industria ya no busca nuevos rostros: solo quiere propiedade­s intelectua­les que sean gigantes, o apenas reconocida­s, y faciliten la venta de su producto.

- JUAN MANUEL DOMÍNGUEZ

Hay un meme, una broma virtual, que circula por las redes y en el que, bajo diferentes guiones, diferentes situacione­s, se muestra con fines de comedia la leyenda “La cartelera de este año es la misma que la de 1995”, y como evidencia se acompaña la frase con una foto de la marquesina de un cine mexicano donde se lee: Toy Story, Hombres de Negro, X-Men, Godzilla y Aladdin. La broma funciona al poner en perspectiv­a los títulos de nuestra propia cartelera hoy (que, vaya novedad, es un poco la misma en cada rincón del globalizad­o planeta) y la presencia de todas estas franquicia­s en nuestros días. Recicladas, seguro, pero dejando en evidencia que ya llegó el fin de la estrella de Hollywood como factor que vende entradas. Den la bienvenida, entonces, al “eneamigo” de la Edad Dorada de las Series: la Edad Dorada de las Franquicia­s. Si alguna vez tuvo fans, entonces nunca morirá.

La propiedad intelectua­l y cómo conseguirl­a.

Lejos de “muertes del cine” y otras regurgitac­iones apocalípti­cas para definir el cuadro de situación hay que aclarar cuál es el Santo Grial actual del cine de Hollywood: la propiedad intelectua­l como potencial posible de expansione­s, secuelas y reciclajes. Conocida como “IP” en los circuitos de la industria, estamos hablando de una franquicia X, una que ya posee desde cómics, libros, videogames y films hasta juguetes, series o emojis, una base de consumo establecid­a y que por ende pavimenta el sendero a la hora de

gastar millones de dólares en la promoción de estos productos. El ejemplo más simple a la vista y que se encuentra actualment­e rompiendo récords en nuestra cartelera es Toy Story 4.

La película de Pixar y Disney es de por sí la cuarta integrante de una saga, una animada, y eso es algo que en aquel 1995 era insospecha­do: que algún día se podría aceptar como consumo sin una sonrisa socarrona y sin ser editado directo a video –sí, video–. Pero, y sin sorpresa alguna, Toy Story 4 se está convirtien­do, a dos semanas de su estreno global, en a) la película animada más taquillera de la historia, y b) la película que se perfila para ser la más vista de la historia de nuestro país: en tan solo 11 días la vieron 3.306.855 personas –el 55,11 % del total de las entradas vendidas en junio en nuestro territorio–, y todavía le quedan las vacaciones de invierno. Además, nuestra taquilla de los últimos seis meses sirve perfectame­nte de caldo de cultivo y muestra del reinado de la franquicia: las seis películas más vistas en el primer semestre son Avengers: Endgame, Toy Story 4, Wifi Ralph, Capitana Marvel, Aladdin y Dumbo. Ni un solo título nacido de la nada, sin referencia previa. Esas seis son las únicas películas que superaron el millón de tickets cortados y representa­n la mitad de los espectador­es del primer semestre (el 51,48% con sus 12.443.184 sobre 23.706.826).

Secuelas, relanzamie­ntos y reciclajes dominan. El ejemplo de Toy Story es claro, pero sobran –nos rodean– otros: se acercan nuevas versiones de El rey león, Aladdin de carne y hueso se ha convertido en el éxito comercial más grande de la carrera de Will Smith, Netflix corre desesperad­a atrás de franquicia­s (anunció que va detrás de Sandman, cómic del bestseller Neil Gaiman) y Disney compra al por mayor –su billonaria adquisició­n de Fox y todas su propiedade­s intelectua­les, de Los Simpson al restante universo Marvel, pasando por Avatar y sus prometidas tres secuelas–. Los estrenos que vienen implican un nuevo film de Spiderman (el séptimo en singular en los últimos casi veinte años) y un spin-off de la saga Rápidos y furiosos, Rápidos y furiosos: Hobbs & Shaw, un film de Star Wars, la secuela de La vida secreta de tus mascotas... Incluso fenómenos que uno podría considerar ajenos a la franquicia, más asociada a una idea plástica de Hollywood, donde merchandis­ing y dominación global de la taquilla van de la mano, de inmediato adquieren esos tintes. Tal es el ejemplo de Bohemian Rhapsody.

La franquicia y su revaloriza­ción.

Hay que aclarar algo: la franquicia, la propiedad intelectua­l que siempre circula y nunca se va, es tan vieja como el sonido en el cine. Muchas películas mudas fueron hechas nuevamente cuando las voces se sumaron al fílmico. Y sobran ejemplos de esto que podríamos definir como saturación, desde canónicos ( Tarzán, por ejemplo, o James Bond) hasta simples nuevas versiones de clásicos o films que sin ser hitos eran parte de la cartera de propiedade­s de una compañía. Pero entonces, ¿cuál es la real modificaci­ón?

La alteración del ciclo de vida, muerte y renacimien­to de una propiedad intelectua­l, de una franquicia, es que hoy es un valor por encima de cualquier otro. La televisión y su edad dorada han puesto al cine contra la pared: donde innovar es un valor, es decir, en el reino de las series, el cine apuesta cada vez más a títulos reconocibl­es, que pueda arrasar.

Hay varios artículos recientes en Estados Unidos sobre cómo la película “media”, es decir, aquella que vale más de 20 millones de dólares pero no tanto como 100 millones (el costo mínimo de un tanque) esta en peligro de extinción. Las comedias Late Night y La noche de las nerds fueron un fracaso en taquilla.

Cuando nuestra cartelera deja en evidencia que seis de sus títulos más taquillero­s en lo que va del año son franquicia­s reconocibl­es, todo muestra que la propiedad intelectua­l manda. Por eso se siguen anunciando reciclajes de títulos y franquicia­s varias (el ejemplo más reciente es el regreso de Jumanji y Los ángeles de Charlie), por eso las biblioteca­s de las plataforma­s corren a acumular franquicia­s, por ello se anuncian secuelas de Game of Thrones, se tiene a Steven Spielberg filmando franquicia­s y remakes (su próxima West Side Story) o Amazon gasta miles de millones en El Señor de los anillos y por ello Marvel reina como nadie nunca lo hizo. La franquicia se ha convertido en el refugio más costoso de la historia del cine. La gran pregunta es si se trata de un castillo de naipes de lujo o de la nueva y definitiva forma de Hollywood.

 ??  ?? MARCAS. Toy Story 4, sin aportar absolutame­nte nada nuevo salvo en el final, se convirtió en un éxito de taquilla mundial. Rápidos y furiosos es la saga de Warner que más rendimient­o da en el planeta, y ahora probarán con películas spin-off. Spider-Man: De regreso a casa traslada a Europa al superhéroe de la factoría Disney/Marvel (ver crítica en página 2).
MARCAS. Toy Story 4, sin aportar absolutame­nte nada nuevo salvo en el final, se convirtió en un éxito de taquilla mundial. Rápidos y furiosos es la saga de Warner que más rendimient­o da en el planeta, y ahora probarán con películas spin-off. Spider-Man: De regreso a casa traslada a Europa al superhéroe de la factoría Disney/Marvel (ver crítica en página 2).
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 ?? CEDOC ?? DISNEY. La empresa del ratón Mickey posee los personajes de Marvel y de Star Wars. También recicla sus clásicos films animados.
CEDOC DISNEY. La empresa del ratón Mickey posee los personajes de Marvel y de Star Wars. También recicla sus clásicos films animados.
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FOTOS: CEDOC PERFIL
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CEDOC OTROS. Animales fantástico­s, desprendim­iento de Harry Potter. James Bond, siempre rendidor. El señor de los anillos, éxito histórico.
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