Perfil (Sabado)

De inversión y crédito

- LORENA RODRIGUEZ

Esta semana me comentaron un tema que presentía podía ser así, pero nunca había constatado, sobre el gran nivel de inversión que exige la producción de leche. Para tener referencia­s, vale considerar que un establecim­iento lácteo entierra en inversión anual por hectárea 17 veces más de lo que demanda en inversión una hectárea agrícola. Así como se lee, 17 veces más. Y este nivel de desembolso también habla de muchas cosas, entre ellas de que en un establecim­iento productor de leche suceden todas las actividade­s en un sólo lugar. Ante todo un buen tambero (en tanto productor lechero) deberá ser un buen agricultor, que pueda llevar adelante cultivos para lo que serán luego las reservas. A su vez, encargar la confección de esos silajes sabiendo puntualmen­te qué pedir al contratist­a y conseguir que la máquina ingrese a los potre - ros en tiempo y forma. Porque cuánto mejor sea la comida que suministre, mejor será la producción y calidad de la leche que obtenga. De igual manera, deberá ser un gran productor ganadero, que cuide bien la sanidad de su rodeo, que tenga vacas que se preñen y puedan parir en tiempo y forma. Además de cuidarles la salud de modo que no sufran enfermedad­es que les compliquen la productivi­dad. Y como si f uera poco, el productor lechero también debe ser un gran gerenciado­r que administre sus recursos para asegurarse que los animales estén en condicione­s, pensar en nuevas instalacio­nes, sumar genética, pactar precio con la industria y, en la medida de lo posible, conseguir crédito. Algo que el sector necesita. Crece exponencia­lmente la tecnología que se puede sumar a los tambos, pero se trata de sistemas que demandan una fuerte inversión. Y allí se necesita Estado y también créditos.

“Una hectárea de tambo requiere 17 veces más de inversión que 1 ha agrícola”.

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