Perfil (Sabado)

HACIA EL ANCHOMAR

Camden y Rockport son dos de los pueblos costeros más atractivos de la lejana costaste de Estados Unidos. Con viento e intenso frío en contra, pasar el invierno allí tiene un premio que se llamaprima­vera y viene con recorridos en kayak entre los riscos, t

- MELISSA COLEMAN*

En Maine, el más septentrio­nal de los estados de la costa este de los Estados Unidos, suele decirse que allí se da “la vida como debería ser”. Con costa rocosa y un interior plagado de verdes y lagos resplandec­ientes de agua dulce, su geografía atrae desde siempre a los viajeros rústicos del país del Hemisferio Norte, que superan en cantidad a los residentes permanente­s. Pegado a Canadá y más al norte aún que los Grandes Lagos, allí sí que se comprende la frase “hay que pasar el invierno”. Las ciudades portuarias de Camden y Rockport, a 3,2 kilómetros una de la otra, conforman una comunidad vibrante de lugareños que residen aquí todo el año creando un notable nexo de arte, gastronomí­a y actividade­s al aire libre. El encanto de esta región radica en la creencia auténtica en los negocios familiares, los alimentos cultivados localmente y el ingenio contra viento y marea. Sin mencionar que sobrevivie­ron el invierno, así que el verano es la recompensa para todos.

Día 1. Con libros y café

La librería y cafetería Owl & Turtle en Camden es el lugar para hablar sobre libros y café con los propietari­os, Craig y Maggie White, y sus amigables empleados. Escuchará sobre los próximos eventos de lectura con autores locales, como la exitosa escritora de novelas policiales Tess Gerritsen y el autor e ilustrador de libros infantiles Chris van Dusen. La antigua tienda de equipos para embarcacio­nes sobre la calle Bay View se ha renovado para incluir rincones para relajarse con un café y también leer un libro. Antes de ir, casi sería obligatori­o leer Ditch the City and Go Country, escrito por la bloguera, escritora y fotógrafa local Alissa Hessler.

La vista desde la cima del monte Battie inspiró los versos que catapultar­on la carrera de Edna

St. Vincent Millay como poeta ganadora del Pulitzer. “Todo lo que podía ver desde donde estaba eran tres largas montañas y un bosque; me di la vuelta para mirar hacia el otro lado, y vi tres islas en una bahía”. Puede llegar a la cima por un camino asfaltado o por un sendero de 2,2 kilómetros, donde encontrará una torre de piedra conmemorat­iva de la Primera Guerra Mundial y una vista panorámica de Camden y las islas de la bahía de Penobscot. También desde ahí se alcanza a observar el Camden Snow Bowl, el área de esquí comunitari­a donde se celebra el Campeonato Nacional de Trineo de Estados Unidos, en febrero de cada año.

La entrada (US$ 6) al Parque Estatal de Camden

Monte Battie Accesible en auto o a pie, recuerda la Primera Guerra Mundial

Hills incluye la red de rutas de senderismo y una zona de acampe con conexiones a la red eléctrica y agua potable, así como mesas para pícnic y asadores cerca de la costa rocosa.

Si bien Portland fue la Ciudad de los Restaurant­es 2018 de la revista Bon Appétit, Camden, Rockport y la ciudad cercana de Rockland pueden presumir de su propia reputación culinaria. Desde el año 2000, la dos veces ganadora del premio James Beard, Melissa Kelly, lanzó la fórmula “del jardín y el invernader­o a la mesa” en Primo, un encantador restaurant­e de estilo victoriano en Rockland. Por su parte, en Rockport, el restaurant­e Nina June, un local de ladrillo y toques de madera en el histórico Union Hall, sirve la más reciente expresión de la cocina clásica italomedit­erránea de la chef y escritora de libros de cocina Sara Jenkins (US$ 25 el plato). Termine su día con unas ostras nativas en el local de al lado, 18 Central Oyster Bar & Grill, con mesas al aire libre y vistas al puerto.

Día 2. Por los lagos, en kayak

Como alternativ­a a la goleta, el kayak de mar ofrece un acceso más íntimo al agua, si tiene capacidad muscular. Los recorridos al puerto con Maine Sport Outfitters salen todos los días del muelle de Camden en tres horarios

distintos para un paseo de dos horas con remos alrededor de la isla Curtis y el litoral (US$ 45). También se ofrecen salidas de tres días a los lagos de agua dulce, Stonington y la bahía de Muscongus. Todos los artículos deportivos necesarios podrán comprarse en Stuart y Marianne Smith, presentes tanto en Rockport como en Camden.

Aunque parezca impensado, Maine también tiene un local de comida asiática elaborada con productos de la región.

Algo que no existía como tal en la tierra de las langostas. Ahora, Long Grain es un destino en sí mismo y vende exquisitec­es por US$ 16.

¿Un camino apartado y pintoresco que conduce a una sala de degustació­n de vinos dentro de un cobertizo de madera de 1790? No está en Napa sino en la bodega Cellardoor Winery, con un viñedo de 2,2 hectáreas en Lincolnvil­le, a unos

9,6 kilómetros de Camden. La sala de degustació­n abre todos los días a las 11 para ofrecer catas de los cuatro vinos de la casa por copeo (US$ 8), con tablas de quesos y recorridos de cortesía en las bodegas. El evento destacado es Vino Al Fresco sco (US$ 175), una cena na al aire libre el 15 de agosto a cargo go de Trillium Caterers, en una mesa para 120 personas sobre una plataforma en medio de las vides. Camden es excepciona­l para caminar, ar, y se presta para ra una a salida nocturna urna relajada re elajada o animada. The View, Viewiew, un bar de azotea en 16 Bay ay View Hotel, puede ser el punto de partida con un cóctel artesanal y vista de la bahía. Rhumb Line, ubicado ado al otro lado del laberinto de veleros y goletas en Lyman-Morse an-Morse en el puerto deportivo rtivo de Wayfarer, llama a cenar junto al agua. Bryan yan Romero, el chef, ha elevado el pescado y las papas apas fritas (US$ 17) al estatus de exquisitez.

La caminata de regreso egreso al pueblo se verá recompensa­da con n un ambiente vivaz en n 40 Paper Italian Bistro

& Bar, en el histórico complejo o de Knox Mill.

Día 3. Café que inspira

Si una cafetería es una medida para valorar a una comunidad, Rockport está en el apogeo con Seafolk Coffee. Tras una puerta de color azul sin letrero, el espacio recién renovado con un tablón de madera de pino como mostrador y ventanas altas es un favorito recomendad­o de boca en boca y un lugar acogedor para reunirse sobre el puerto. Venden repostería casera y sándwiches abiertos inspirados en las tostadas danesas de pan de centeno denso (desde US$ 9). Una fotografía en la entrada fija el tono con un paisaje del océano y una cita de Isak Dinesen: “La cura para todo es siempre el agua salada. El sudor, las lágrimas o el mar”. Cada verano, desde la década de 1950, Alex Katz, Lois Dodd, Neil Welliver y su pandilla de amigos artistas de vanguardia, destacados por su regreso a la naturaleza realista y sus pinturas figurativa­s en contra de la corriente del expresioni­smo abstracto, migraban desde la ciudad de Nueva York hasta Slab City Road, en Lincolnvil­le, para crear arte y relajarse al aire libre.

Este año, el Museo de Arte Farnsworth en Rockland celebra a estos artistas con la exposición Slab City Rendezvous y el premio Maine in America.

Tan solo por su impresiona­nte estructura de vidrio y metal corrugado, vale la pena visitar el nuevo Centro de Arte Contemporá­neo de Maine, diseñado por la arquitecta Toshiko Mori, quien pasa los veranos en la isla cercana de North Haven. El arte que alberga también es admirable.

Desde que el colectivo Maine Coast Artists lo fundó en 1952, el centro ha mostrado obras de artistas inspirados en Maine, como Robert Indiana, Fairfield Porter, Louise Nevelson y Alex Katz.

A una cuadra del Museo de Arte Farnsworth en Rockland, el nuevo espacio se inauguró en 2016.

Las exposicion­es veraniegas incluyen a la veterana de Slab City Road, Ann Craven, quien trae su tratamient­o continuo del tiempo a las aves, las flores y la luna.

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VIDA DE PUEBLO. Con menos de cinco mil habitantes y una pista de esquí estatal, llegó a ser la sede del Campeonato Nacional de Trineo de Estas Unidos. La vida comunitari­a es fuerte.
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DE PUERTO EN PUERTO. (Arr. izq. y der.) El de Camden, visto desde la cima del monte Battie, ubicado en Camden Hills State Park. En esta imagen, un día de bruma en Rockport.
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FOTOS: SHUTTERSTO­CK
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SHUTTERSTO­CK RINCON ASIATICO. Aunque sorprenda, los sabores de Bangkok también están representa­dos en los platos que propone Long Grain. Todo está elaborado con productos locales. Algunos se venden.
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VIEJOS VIEJ TIEMPOS. TIEM La loco locomotora a vapo vapor Vulcan se exhibe e en el e Parque Mar Marino de Roc Rockport. Se utiliz utilizaba para tran transporta­r prod productos hast hasta el puer puerto.
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FOTOS: THE NEW YORK TIMES / TRAVEL
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