Critics raise questions over legacy of new City planning code
La capital de las islas Baleares rebosa de playas, pero también se disfruta en altura, con vistas sorprendentes. Mediterránea, al fin, la buena mesa la consagra.
Last December, the Buenos Aires City Legislature brought in a new set of regulations to govern urban development in the nation’s capital, replacing legislation that dated back to 1977.
Theintroductionofthenewruleswasbarelynoticed, lost in the midst of more urgent political issues. Yet the tenets contained within the City government’s new Urban Planning Code (or Código Urbanístico, in Spanish) are likely to have a major, long-lasting impact on the lives of many porteños.
The government of Mayor Horacio Rodríguez Larreta said its goal in forming the code was to alter the capital’s traditional approach of dividing the city into zones with mixed-use areas, instead favouring a development model with relatively high densities.
Cómo podría ser un destino con 340 kilómetros de playas? Casi interminable. Mallorca, la mayor de las islas Baleares, tiene más playas que distancia de la costa de España, de la que la separan 201 kilómetros. La isla mediterránea y Palma, su capital, son una escapada fácil de fin de semana para los británicos, alemanes y escandinavos que buscan un poco de sol. El laberinto de callejones estrechos de piedra en el centro medieval dieval de Palma conduce al interior nterior de la isla para explorar los antiguos olivares y las aldeas montañosas rurales.
A lo largo del camino, descubrirá otro lado de esta sorprendente isla bañada por el sol.
Día 1. Paseo acuático
La vista desde la cima del Castell de Bellver, del siglo XIV, casi 1,6 kilómetros al oeste del l centro de la ciudad, abarca toda Palma: desde el puerto lleno de palmeras hasta las distantes y afamadas agujas de la Catedral. Siga esta línea visual a pie comenzando en el puerto, un estacionamiento acuático de ostentación
donde hay yates atracados al lado de megayates. Continúe avanzando por el soleado paseo marítimo y, tras recorrer 1,6 kilómetros, llegará a la Catedral de Mallorca (a 1,6 kilómetros del puerto), una catedral gótica conocida simplemente como La Seu. El mejor lugar para admirar este referente en la cima de un acantilado en realidad se encuentra abajo, en el Parc de la Mar, un parque artificial con una hermosa fuente y un enorme lago que refleja la fachada dorada de piedra arenisca. Toda la ciudad pasea por el Passeig des Born, flanqueado por árboles, durante las horas anteriores a la cena, así que aléjese para explorar mejor las calles laterales estrechas donde encontrará pequeñas tiendas y galerías de arte. La sucursal de Palma de la Galería Kewenig de Berlín exhibe obras de artistas emergentes, dentro de un oratorio del siglo XIII, mientras que la Galería Gerhardt Braun presenta emocionantes instalaciones contemporáneas en una mansión manierista del siglo XVII. Pueden encontrarse coloridos objetos de cerámica mallorquina –bandejas pintadas a mano, tazones azules como el mar– en Terra Cuita, la tienda de un fabricante artesanal en Pórtol, cerca de ahí. Y no se pierda Galería Pelaires, un recinto con tendencia internacional.
Las mejores tapas
Como los británicos suelen ser asiduos de Palma, no es sorprendente que uno de los más brillantes lugares nuevos del entorno culinario local sea la creación de un londinense. El Camino es un elegante bar de tapas que se inauguró el año pasado en un espacio hermoso, con pisos de mosaico de azulejos y una larga barra de mármol con bancos de piel. A menudo está lleno, por lo que una alternativa atractiva son las mesas sin asientos en la parte de atrás. Puede ordenar pimientos de Padrón asados, calamar frito con ajo, croquetas crujientes de jamón y, si lo pide amablemente, un omelette español del tamaño de su palma relleno de chorizo picante. Para beber, pruebe una copa de tinto mallorquín de Bodega Son Vell, una pequeña bodega que produce mezclas con uvas autóctonas de Mallorca extraordinarias, como Callet y Fogoneu.