En el oficialismo temen un escenario caótico en las calles
El Gobierno pasa horas muy complejas en materia social. La principal hipótesis que ven en el oficialismo es que habrá un caos camino a octubre, donde se conjugarán las ambiciones políticas con las consecuencias nefastas de la devaluación y la situación económica.
En este contexto, además de las marchas que se avecinan por parte de las organizaciones sociales, ya hay temor por futuras tomas de edificios de Anses y oficinas del Ministerio de Desarrollo Social en el interior del país, una preocupación extrema que ya llegó a oídos del presidente Mauricio Macri.
Anses es el organismo que se encarga de pagar la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la principal oficina del Estado para los sectores más vulnerables. Por su lado, Desarrollo Social tiene a su cargo una gran cantidad de delegaciones por todo el país. Ellas, creen en el macrismo, también podrían ser blanco de protestas y hasta tomas en reclamo de una suba en los beneficios sociales o la ampliación de planes.
Paralelamente, otro motivo de preocupación por parte del oficialismo es que también comiencen los acampes en la 9 de Julio y en otras zonas céntricas. Si bien el último que intentó llevar a cabo el Polo Obrero, el brazo piquetero del Partido Obrero, terminó con un fuerte despliegue de la Policía de la Ciudad que lo impidió, dada la crisis política y económica en el Gobierno afirman que habrá otros intentos en el mediano plazo.
A ello se le suma una modalidad que había sido acotada en los últimos años: los cortes por tiempo indeterminado de calles, avenidas y ahora se le volvió a sumar el de rutas y autopistas, como el caso de la 25 de Mayo el miércoles pasado. “Con la situación económica no va a ser tan fácil desalojarlos, Patricia (Bullrich) lo sabe, y (Horacio) Rodríguez Larreta no va a querer una represión en medio de la campaña”, explican a PERFIL fuentes oficiales.
Por ello, en estos días la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, junto a sus colaboradores trabajan en intentar calmar la bronca que emana desde las organizaciones sociales, la Iglesia y los evangelistas.
Aunque Stanley no quiere otorgar más planes sociales, analiza un incremento sustancial en la entrega de alimentos, en especial luego de los efectos nocivos de la devaluación, y un refuerzo en el trabajo logístico para los merenderos.