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La vida sobre el río Misisipi y la pujanza industrial hicieron de esta ciudad del estado de Misuri una tierra prometida en el camino hacia el Oeste. Todavía se beneficia de algunas viejas glorias y ahora recibe a los inmigrantes balcánicos.
Saint Louis –o San Luis–, sobre el río Misisipi, resultó la puerta de entrada al Oeste estadounidense en el siglo XIX. Hasta allí llegaban los ferrocarriles, los caminos y las embarcaciones.
Ese tránsito intenso y la actividad industrial de la zona generaron una riqueza que se manifestó en la arquitectura de la ciudad. Por entonces, el centro se llenó de edificios y monumentos de valor histórico, pero luego se fue vaciando cuando las industrias y los habitantes se desplazaron a los suburbios. Aún puede visitarse la enorme fábrica de cerveza Budweiser, pero de alguna manera empezó a competir con las microcervecerías que resaltan los ingredientes locales. Además, los inmigrantes de los Balcanes comenzaron a producir y vender sus propios i platos y en las afueras surgen flamantes espacios culturales, como un museo del blues.
Día 1. El gran Arco
Cuesta US$ 12 llegar a la cima del Arco Gateway de 192 metros, el gran referente de la ciudad desde el año 1965. También una remodelación que duró cuatro años y costó US$ 380 millones del Parque Nacional Arco Gateway (entrada US$ 3) redefine la conexión del monumento con la ciudad y con los movimientos migratorios que conmemora. Una autopista que separaba el parque de la planta urbana fue cubierta, lo que dio terreno adicional para este espacio verde de fácil acceso peatonal. Una plaza en pendiente ahora conduce a los visitantes al Museo en el Arco Gateway, refaccionado para explorar la colonización occidental desde distintos puntos de vista: el Destino Manifiesto. (“Conquistamos el Oeste”), el de los aborígenes estadounidenses. (“Nos robaron el Oeste”), y el de México. (“Tomaron el Norte”). Sin embargo, San Luis es el hogar original de la macro-cervecería Budweiser. Aunque el trabajo de las microcervecerías, algunas de las cuales emplean a veteranos de Bud, ha creado pintas rivales en otras cervecerías como Side Project Brewing, Narrow Gauge Brewing Co. y Urban Chestnut Brewing Co. Si so solo puede visitar u una, no se pierda S St. Louis Brewery, fa fabricante de la c cerveza Schlafly. Desde 1991, el Schlafly Tap Room ocupa un edificio d de 1901, en un hermoso vecindario de almacenes de l ladrillo d ill que todavía esperan nuevos bríos. Difícilmente exista algún tipo de cerveza que Schlafly no haya fabricado, y los barriles cambian por temporada. Busque la espumosa “lager” blanca y la refrescante kölsch (pintas de US$ 6). Muchos chefs en San Luis fomentan la abundancia de los alimentos cultivados en Misuri, incluyendo, en el sector de lujo, al chef Michael Gallina, que maneja un restaurante de la granja a la mesa Vicia. El menú enfocado en los vegetales celebra e incluye los ingredientes del medio Oeste (arroz frito crujiente con jamón (US$ 16), carne alimentada con hierba de calidad que viene acompañada de cebollas al suero de leche (US$ 18), y tacos de nabo (US$ 18).
Día 2. Tours con historia
Amanda Clark, historiadora, puede hablar de todos los personajes y hechos más importantes de San Luis, pero quiso combinarlos con historias citadinas más insólitas, sórdidas y sombrías cuando fundó los recorridos Renegade Stl hace seis años. Ahora la empresa expandió su catálogo para incluir recorridos con temática de catástrofes, fotografía, béisbol y la historia de la manufactura. El recorrido de dos horas Downtown History and Architecture Extravaganza (desde US$ 20) es ideal para comenzar, pues cubre desde el inicio de San Luis en 1764 como un asentamiento comercial francés; el auge de la Epoca Dorada cuando los comerciantes de la ciudad aprovecharon la presencia de los migrantes que se iban al Oeste para venderles productos; y el desarrollo de mediados de siglo del Arco Gateway. A lo largo del camino, Clark señala gemas arquitectónicas de Louis Sullivan y Philip Johnson, y habla del primer experimento de la ciudad en materia de p prostitución le legal y su lucha continua contra el robo de ladrillos de edificios h históricos. L Las olas de in inmigrantes – –entre ellos italianos en el distrito Hill, colmado de restaurantes, y alemanes, entre ellos los fundadores de la cerveza Anheuser-Busch, Inc,– han dejado su marca en San Luis. A partir de la década de 1990, los refugiados de Bosnia se mudaron a San Luis, sobre todo al distrito de Bevo Mill, hogar de la réplica de una fuente de madera encontrada en Sarajevo. La expresión culinaria más soberbia de la comunidad se encuentra en Webster Groves, en la zona suburbana, donde Balkan Treat Box, desde hace mucho un tráiler gastronómico popular, acaba de abrir una tienda tradicional donde solo se venden almuerzos: cevapi (salchichas asadas de carne) y pan pita turco cocido en leña con crema kajmak balcánica (US$ 11).
En el distrito Botanical Heights, que fue llamado así por su cercanía al enorme Jardín Británico de Misuri, Union Studio es la única parada que necesita hacer para comprar una gran variedad de arte, ropa, joyas y artesanías de fabricación local. Si prefiere los artículos perecederos, vaya al lado, a la panadería y cafetería Union Loafers para comprar una hogaza de masa madre fresca.
Dos de los muchos museos interesantes de la ciudad son tan pequeños que puede visitarlos en un solo recorrido. Primero, pare en el vecindario Grand Center en la Fundación Pulitzer para las Artes (gratis), una mezcla fascinante de arquitectura minimalista y exposiciones de arte contemporáneo que lleva a cabo la familia del famoso periodista Joseph Pulitzer, nativo de San Luis. Después siga en el centro con el Museo Nacional del Blues, de dos años de antigüedad (US$ 15), que rinde homenaje al género musical estadounidense que surgió desde los gritos del campo y el género “ragtime” de W.C. Handy hasta el blues eléctrico de Muddy Waters y las primeras versiones de rocanrol de Chuck Berry. Las exposiciones interactivas permiten que los visitantes creen su propia canción de blues, elijan estilos de piano, armónica y guitarra, escriben la letra y mezclen todo en una cabina de sonido. Puede enviar el producto terminado a su correo electrónico. Además de ser una gran introducción al blues, el museo celebra la cultura afroestadounidense de San Luis. La ciudad también alberga el Sitio Histórico Scott Joplin House State, donde vivía el compositor de “ragtime”, y el Museo Griot de Historia Negra, que cuenta con exposiciones sobre la esclavitud y figuras de cera de celebridades nacidas en este lugar, entre ellas Josephine Baker.
El chef que más se asocia con el surgimiento culinario de San Luis, Gerard Craft, ha preparado platos franceses, italianos y ahora, en su nuevo restaurante llamado Cinder House, ofrece comida del Sur de Estados Unidos, como gambas asadas (US$ 15) y estofado moqueca de mariscos (US$ 30). Situado en el Four Seasons Hotel St. Louis al lado del malecón, Cinder House incluye una espaciosa terraza exterior con magníficas vistas del Arco Gateway.
Hay una gran variedad de opciones en el rico entorno de las artes escénicas de la ciudad, como el Repertory Theater de San Luis. St. Louis Black Repertory se anuncia como la mayor compañía teatral profesional afroestadounidense de EE.UU. La segunda sinfónica más antigua, la Orquesta Sinfónica de San Luis se presenta en el Powell Symphony Hall, un vistoso teatro de vodevil de 1935. Durante los veranos, la Asociación Municipal de la Opera, de cien años de antigüedad, conocida como Muny, monta musicales populares en un enorme estadio al aire libre en Forest Park, con capacidad para 10.800 personas.
Día 3. Verde intenso
Forest Park, el sitio de la Feria Internacional de San Luis de 1904, con casi 526 hectáreas (182 hectáreas más grande que el Central Park en Manhattan) sirve de campo de juegos y espacio natural para los residentes urbanos, así como imán cultural con atracciones que incluyen el Museo de Arte de San Luis, el Museo de Historia de Misuri, el Zoológico de San Luis y el Centro Científico. La mejor manera de verlo es a pie, por los senderos del bosque y los prados, alrededor de los estanques. Los visitantes del parque también pueden alquilar un kayak en un cobertizo para botes (US$ 15 la hora), y jugar tenis (US$ 5) o golf (desde US$ 22). Con sus muchos museos, San Luis cubre todo el espectro de la cultura, anclado en el extremo lúdico por el Museo de la Ciudad (entrada US$ 15). El terreno de juego para todas las edades, que está en una antigua fábrica de zapatos de 55.742 m2, alberga un acuario, taxidermia, una casa del árbol y cuevas subterráneas.
*The New York Times / Travel