Perfil (Sabado)

Una multitud recibió a Francisco en Africa

Visitó enfermos pero no habló de sida.

- ANSA Y AFP

El papa Francisco cerró ayer su visita a Mozambique con una misa multitudin­aria en la que participar­on 60 mil fieles y en la que lanzó un nuevo llamado a la paz, porque “un país con odio no tiene futuro”.

“Muchos de ustedes todavía pueden contar historias de violencia, odio y discordias; algunos en su propia carne; otros, de algunos conocidos que ya no existen”, dijo el Pontífice en su homilía en el estadio de Zimpeto, en la periferia de la capital Maputo.

Desde uno de los barrios más poblados y pobres de Maputo y bajo la lluvia, Francisco evocó los años de guerra civil y violencia en Mozambique y advirtió que aún existe el miedo de que “las heridas del pasado se repitan e intenten borrar el camino recorrido de paz, como en Cabo Delgado”, la localidad del norte del país donde a principios de año se produjeron nuevos ataques y actos de violencia.

“Es difícil hablar de reconcilia­ción cuando las heridas causadas en tantos años de desencuent­ro están todavía frescas o invitar a dar ese paso de perdón que no significa ignorar el dolor o pedir que se pierda la memoria o los ideales”, admitió el Papa.

Mozambique atravesó –desde su independen­cia de Portugal en 1975– una guerra intestina, que causó un millón de muertos y cuatro millones de desplazado­s y que concluyó con un acuerdo de paz firmado en Roma, con la mediación de la Iglesia Católica, en 1992.

“Jesucristo invita a amar y a hacer el bien, que es mucho más que ignorar al que nos hizo daño o hacer el esfuerzo para que no se crucen nuestras vidas respecto de quienes nos hirieron”, enfatizó el Pontífice.

“No se puede pensar el futuro, construir una nación, una sociedad sustentada en la inequidad y la violencia”, dijo.

Y negó que se pueda vivir con el “ojo por ojo, diente por diente”, pues “ninguna familia, ningún grupo de vecinos o una etnia, menos un país, tiene futuro si el motor que los une, convoca y tapa las diferencia­s es la venganza y el odio”.

“Las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos”, insistió luego.

“La equidad de la violencia siempre es un espiral sin salida y su costo es muy alto”, reiteró Francisco, quien destacó el “derecho a la paz” del pueblo mozambique­ño.

Madagascar. Después de la misa, el Papa partió hacia Madagascar, segunda etapa de su viaje a Africa, que completará en las islas Mauricio.

Francisco fue recibido en Antananari­vo, la capital de la isla, por el presidente Andry Rajoelina, acompañado de su esposa, Mialy Rajoelina, y la Guardia de Honor, tras lo cual recorrió 13 kilómetros en el papamóvil por la calles de la ciudad en las que miles de fieles se congregaro­n para saludarlo.

La actividad oficial comenzará mañana, con un encuentro con los obispos, una visita a

un convento de las carmelitas descalzas y una vigilia con jóvenes.

Otro de los momentos clave del viaje será la visita de la Asociación Humanitari­a Akamasoa, creada en 1989 por el sacerdote argentino Pedro Opeka para rescatar a los pobres de Antananari­vo que vivían en el basurero de Andralanit­ra y en las calles de la capital. Según sus datos, la asociación ha ayudado a más de 500 mil personas, y ha construido cuatro mil casas.

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 ??  ?? LLUVIA. El Pontífice ingresa al estadio de las afueras de Maputo donde presidió una misa para 60 mil personas, en la que pidió dejar atrás los odios, la violencia y las discordias.
LLUVIA. El Pontífice ingresa al estadio de las afueras de Maputo donde presidió una misa para 60 mil personas, en la que pidió dejar atrás los odios, la violencia y las discordias.
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SOMBREROS. Para saludar a Bergoglio en Ananarivo, Madagascar.
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FOTOS: AP
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