CABARET 2019
En la actual versión de Cabaret en el Teatro Liceo, cuyas cabezas de dirección son Claudio Tolcachir, Alberto Negrín y Gerardo Gardelín, bajo producción de Gustavo Yankelevich, la coreografía es obra de Gustavo Wons. El coreógrafo argentino ha forjado buena parte de su carrera en su vínculo con el estilo de Bob Fosse, al que define como “un artista que revolucionó el arte ar a través del movimiento –y sigue–. si Muy poca gente en este mundo puede crear un estilo; él lo hizo incluso sin tener condiciones físicas para el baile, porque parece que era chueco. Eso lo explotó y lo hizo un estilo, que tiene sensualidad, sexualidad, ambigüedad. Uno ve una coreografía de Fosse y dice: “Esto es Fosse”. Empezó como bailarín, pero no se conformó. Buscaba más. En su época, competía con Gene Kelly y Fred Astaire y sabía que no tenía chance frente a ellos dos. Amplió su espectro; de bailarín pasó a ser coreógrafo y, no conforme con eso, pasó al cine. Tuvo visión para hacer las tres cosas: bailar, ser coreógrafo y dirigir cine. Los musicales que dirigió fueron un éxito, sobre todo Cabaret. Tuvo mucho impacto en todas las áreas de la danza. Se dice que Michael Jackson tomó mucho de él para crear su estilo; y sí, tienen cosas muy parecidas, en movimientos simples y de coordinación.
“En la Argentina, el impacto fue a partir de 2001, cuando se hizo Chicago, donde yo fui parte como bailarín. El espectáculo fue una bomba. Yo ya tenía experiencia en Fosse, porque había vivido tres años en Estados Unidos donde había hecho Chicago con la coreografía original y una gira de Damn Yankees. Volví a la Argentina para hacer Chicago; más tarde hice Sweet Charity. Me siento un poco representante y difusor del estilo. Una de mis misiones en la danza es difundir a Fosse, quien marcó mi vida profesional: es como si fuera mi padre en la danza. Con Cabaret quise despegarme del Fosse del musical y de la película. Quise hacer algo totalmente distinto; busco mi identidad, pero él siempre va a estar presente en lo que yo haga”.