EN PLAN ATLANTICO
Aunque suele llamársela “la Las Vegas de la costa este”, en esta ciudad de Nueva Jersey las destilerías legales llegaron tan tardíamente como los casinos. Además, hay varios entenimientos para toda la familia: un paseo costero de diez kilómetros, un faro,
La clave para disfrutar de Atlantic City, la ciudad costera de Nueva Jersey donde la playa a menudo es una consideración secundaria, es volver a visitar los sitios favoritos de toda la vida e intercalarlos con los nuevos. Los antiguos placeres
–las apuestas, las funnel cakes y el entretenimiento– siguen siendo los mismos y deben disfrutarse al máximo. Luego pruebe el whisky de una innovadora destilería local y disfrute de un happy hour de ostras. La visita a un museo de historia afroestadounidense será un valor agregado.
Día 1. En blanco y negro
El servicio de Antigüedades y Libros de Princeton alberga una colección de fotografías que brindan una manera esclarecedora e inmensamente entretenida de conocer la historia de la ciudad. Desde bellezas en traje de baño hasta antiguas fotos grupales en familia, las imágenes son extraordinarias y evocadoras. La tienda abrió sus puertas hace cincuenta años y ocupa un espacio sobre la avenida Atlantic, la vía principal de la ciudad, entre casas de e empeño, salones de belleza y tiendas de rebajas. e Llegue antes de las 16 a Dock’s Oyster House, momento en que abre sus puertas uno de los sorprendentemente o pocos restaurantes de mariscos en la ciudad. La popular happy hour (todos los días de 16 a 18) ofrece descuentos en aperitivos con calamares, cangrejos y ostras, traídas desde la bahía de Chesapeake y preparadas justo frente a usted. Las bebidas y los bocados para dos durante la hora feliz cuestan alrededor de US$ 60.
Pasear por la rambla al atardecer es uno de los
grandes placeres de Atlantic City. Si bien los casinos dominan el paisaje urbano, las tiendas de caramelos, los puestos de comida y el alboroto de neones en Steel Pier son aptos para toda la familia. Empiece en el extremo oeste, en Playcade: una sala de juegos a la antigua, donde cambiará boletos por premios y podrá relajarse un rato con un balde de monedas para intentar atrapar peluches con un gancho y jugar una línea de boliche de mesa. Rumbo al este, haga una parada en Vanina’s para probar la mejor funnel cake de la ciudad, un pastel frito que recuerda a los buñuelos. Luego haga un recorrido por el trío de baluartes del caramelo suave de agua salada: James’, Fralinger’s, Shriver’s y Steel Pier –que tiene un siglo de antigüedad–. Al anochecer, verá a multitudes de familias y grupos de amigos subir a la rueda de la fortuna y los autitos chocadores.
Día 2. Por el malecón
Luego de un café en la cafetería de algún centro vacacional de apuestas, como Harrah’s, Caesars u Ocean Casino, camine hasta la rambla, que está casi vacía de mañana, antes de que las familias empiecen a asentarse en la playa. Disfrute la vista panorámica del mar, las gaviotas y el silencio antes de emprender una jornada de exploración en la ciudad.
El Noyes Arts Garage (entrada gratuita), parte