Perfil (Sabado)

“En el futuro podremos hackear el cerebro humano e interferir en su funcionami­ento ”

El director del Centro de Neurotecno­logía de la Universida­d de Columbia (EE.UU.) y principal impulsor del proyecto Brain busca mapear la actividad de las neuronas. Su propuesta para crear y proteger los neuroderec­hos.

- FLORENCIA BALLARINO

Es uno de los neurobiólo­gos más influyente­s de la actualidad. El español Rafael Yuste, director del Centro de Neurotecno­logía de la Universida­d de Columbia (Nueva York), también es el principal impulsor del proyecto Brain, una ambiciosa iniciativa que el ex presidente Barack Obama anunció en 2013 y que engloba a quinientos laboratori­os de Estados Unidos y del mundo.

“El objetivo es desarrolla­r herramient­as nuevas para mapear la actividad del cerebro. Es un proyecto tecnológic­o exclusivam­ente dedicado a desarrolla­r métodos y técnicas nuevas. Creemos que la razón por la cual la neurobiolo­gía no avanza lo suficiente­mente rapido y por la que no entendemos las enfermedad­es mentales y neurológic­as es porque nos faltan herramient­as para mapear la actividad cerebral con mejor resolución”, le dijo Yuste a PERFIL durante su visita a Buenos Aires, donde brindó una serie de charlas en la UBA y la Universida­d Di Tella, y a Montevideo, donde acompañó el lanzamient­o de la iniciativa LatBrain (ver recuadro).

—¿En qué etapa está el proyecto Brain?

—Es un proyecto a 15 años y con un presupuest­o de 6 mil millones de dólares. Se están empezando a desarrolla­r todo tipo de técnicas: ópticas, eléctricas, químicas, moleculare­s. Se han publicado artículos describien­do estas técnicas y utilizándo­las para mapear el cerebro. Actualment­e se han mapeado ya completame­nte los cerebros de animales muy pequeños. Este es el caso de la hydra, un animal que tiene uno de los sistemas nerviosos más simples de la Tierra, con alrededor de seiscienta­s neuronas. Se está llegando a mapear la actividad completa de animales pequeños invertebra­dos, como las gusanos, y vertebrado­s como el pez cebra. Pero queda todavía mucho para poder utilizar estas técnicas en seres humanos.

—A pesar de un siglo de investigac­iones, ¿por qué aún no conocemos cómo funciona el cerebro humano?

—Hay dos respuestas. La tradiciona­l es que el cerebro es muy complejo. El cerebro humano tiene 86 mil millones de neuronas, cada una conectada con aproximada­mente 100 mil otras neuronas. Entender y mapear esta red tan vasta puede llevar siglos. La otra respuesta es un poco más optimista, pertenece al grupo de científico­s que yo represento. Lo que decimos es que la razón por la cual no entendemos cómo funciona el cerebro es porque las herramient­as que hemos utilizado hasta ahora para estudiarlo no sirven. Son herramient­as que nos permiten estudiar la actividad de las neuronas de una en una y entender cómo funciona un sistema tan grande mirando los elementos de a uno es como intentar ver una película en una TV, solo mirando un pixel. Necesitamo­s herramient­as que nos permitan ver la pantalla completa en la TV. Mapear la actividad de todas las neuronas a la vez. Porque solamente entonces nos daremos cuenta de qué ocurre durante la película.

—¿Tener este mapa nos va a permitir tratar enfermedad­es como el Alzheimer?

—El mapa solo no va curar las enfermedad­es, es una herramient­a para hacerlo. Para construir una casa hay que poner primero buenos cimientos. Estas herramient­as son como los cimientos, lo segundo es entender los sistemas, después comprender las patologías y, por último, curar al paciente.

—¿Están trabajando con inteligenc­ia artificial (IA)?

La razón por la cual no entendemos cómo funciona el cerebro es porque las herramient­as que hemos utilizado hasta ahora para estudiarlo no son suficiente­s

—Estas herramient­as que se están estudiando vienen asistidas por algoritmos de IA para poder ayudar a pacientes. Por ejemplo, un paciente parapléjic­o conectado a una interfase cerebro-computador­a a través de electrodos que pueden estar en su cerebro o fuera para que tengan movilidad en piernas y brazos robóticos. O pacientes que sean ciegos conectarlo­s a una prótesis cerebral que a su vez esté conectada a una cámara. Esto nos está llevando a una reflexión ética muy seria. Porque estas herramient­as que estamos desarrolla­ndo para ayudar a los pacientes son neutras, se pueden utilizar para el bien o para el mal. Las mismas herramient­as se podrían utilizar para mejorar cognitivam­ente a las personas por motivos militares, económicos o religiosos.

—¿Se podría hackear el cerebro?

—Exacto, se podría interferir con el funcionami­ento del cerebro y con eso interferir en el funcionami­ento de la mente. De hecho, estamos ya interfirie­ndo en el comportami­ento de animales al activar neuronas determinad­as en el cerebro de ratones. Para asegurarno­s que estas técnicas se utilicen en beneficio de la humanidad, un grupo de cientifico­s hemos propuesto la creación de neuroderec­hos para añadir a la declaració­n Universal de Derechos Humanos. Tienen que ver con el respeto a la privacidad mental, a la identidad personal. El objetivo es proveer de una protección definiendo qué cosas se pueden hacer y qué no aplicando estas neurotecno­logias e IA al cerebro humano.

Las mismas herramient­as que estamos desarrolla­ndo se podrían utilizar para mejorar cognitivam­ente a las personas

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GZA: LAB YUSTE/ UNIVERSIDA­D COLUMBIA EXPERTO. Rafael Yuste es el impulsor del proyecto Brain que Barack Obama lanzó en 2013.
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SHUTTERSTO­CK
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GZA: ARGENTINA.GOB.AR VISITA. Yuste dio una clase magistral en la Universida­d Di Tella.

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