Perfil (Sabado)

El ataque a tiros contra el jefe de la Federal: cuatro teorías, cabos sueltos y muchas dudas

El comisario Mariano Valdés fue baleado este lunes en su auto a un costado de la autopista

- LEONARDO NIEVA

El mes que viene se cumplirán seis años de uno de los atentados más graves en la ciudad de Rosario: el ataque a tiros contra la casa del por entonces gobernador Antonio Bonfatti. Lejos de retroceder, la espiral de violencia continúa hasta estos días. Esta semana dispararon contra el auto en el que viajaba el jefe de la Delegación Santa Fe de la Policía Federal Argentina (PFA), Mariano Ezequiel Valdés (51). En el medio hubo ataques a casas de jueces y fiscales, y a edificios judiciales. Todo muy normal.

Valdés recibió dos balazos: uno en el brazo derecho y otro en la ingle. Según su versión, lo atacaron tres encapuchad­os en la autopista Rosario-Santa

Fe, cuando frenó su Ford Focus en la banquina porque su acompañant­e, la suboficial Roxana González (27), había volcado el mate. En su declaració­n recordó que uno de los agresores le dijo “dame todo”, como si se tratara de un robo.

Mar de fondo. “Es una interna de la Federal, sin lugar a duda”, dice a PERFIL Carlos del Frade, investigad­or del crimen organizado y diputado provincial. “Valdés –amplía– desembarcó en la provincia con la orden de Roncaglia de sacarse de encima a la conducción de la PFA de Santa Fe y Rosario porque la veía como cómplice de los grupos narco. Sacó a seis policías en Santa Fe y a 14 en Rosario, y eso ha generado movimiento­s importante­s”.

El comisario baleado llegó en el mes de mayo para reemplazar a Marcelo Lepwalts, apartado de su cargo y procesado por la Justicia por supuestos vínculos con distintas organizaci­ones criminales.

Valdés no tiene raíces en la ciudad de Santa Fe. De hecho, vivió casi toda su vida en la provincia de Buenos Aires. Formó parte de la Brigada de Investigac­iones y la División Antisecues­tros. Es un hombre de extrema confianza de Néstor Roncaglia, el jefe de la PFA, que lo eligió, básicament­e, para terminar con una larga historia de corrupción.

Ni Valdés, ni su familia, ni sus subalterno­s fueron amenazados en los días previos. El caso es confuso. Pero los detectives siguen una línea de investigac­ión que apunta a un mensaje interno provenient­e de los nichos corruptos de la fuerza, aunque no les quieren bajar el pulgar a las otras tres teorías: el robo al voleo, el ataque de un grupo narco poderoso que controla el centro de la provincia Santa Fe y el conflicto personal.

¿Policías atentaron contra policías? Nadie lo descarta. En realidad, creen que podría tratarse de un grupo que trabaja tanto para fuerzas de seguridad como para organizaci­ones narco o núcleos duros del sindicalis­mo. Los que abonan esta hipótesis creen que la mano policial es más que evidente, ya sea en el rol de autores materiales o bien como instigador­es. Es que los agresores contaban con informació­n precisa que solo un miembro de la PFA pudo haber aportado: sabían en qué auto y hacia dónde se dirigía el jefe policial el día que fue atacado. Sin embargo, hay quienes plantean dudas sobre el atentado mafioso y ponen el acento en las versiones que brindaron Valdés y González. Por ejemplo, deslizan que las heridas que presentaba el jefe policial no concuerdan con un ataque a tiros ejecutado de afuera hacia dentro. ¿Se tirotearon en el auto? Es una posibilida­d que solo los peritajes de balística podrán dilucidar.

Desde la fiscalía explicaron a PERFIL que la causa está en pleno proceso con “medidas tendientes a dilucidar la motivación del hecho”. “Se solicitaro­n pericias en relación con las armas secuestrad­as que fueron enviadas a Balística, hay un pedido de informes para saber si el modelo del vehículo donde se trasladaba Mariano Valdés contiene GPS, nuevas pericias sobre el vehículo, relevamien­to de cámaras de seguridad del camino de acceso a

Las pericias de balística serán claves para encaminar la investigac­ión

Figheria y ampliación de declaració­n de las víctimas”, detallaron. Falta mucho.

Valdés aseguró que hirió a uno de los agresores, pero en los hospitales de la zona no hay registro del ingreso de un herido de bala.

Según los mismos voceros, todavía no se pudo establecer el lugar exacto donde el jefe policial y su acompañant­e fueron atacados a tiros. En un primer rastr illaje marcaron un punto: “Una zona cercana al puente aéreo de acceso a la localidad de Pavón, en la banquina amplia de tierra y material”. Allí se hallaron restos de yerba y vidrios polarizado­s. Sin embargo, la pericia comparativ­a con los v idrios del Focus de Valdés dio negativa. En un nuevo operativo, a unos 170 metros del lugar anterior, encontraro­n cinco vainas, una huella de auto y trozos de vidrio polarizado.

El caso es gravísimo. Al respecto, el ministro de Seguridad de Santa Fe, Maximilian­o Pullaro, manifestó su preocupaci­ón, aunque no se juega por ninguna teoría: “Es un hecho que realmente tiene gravedad, en función de que la persona que es víctima de esta agresión armada es una alta autoridad de la Policía Federal”.

Sobre las líneas de investigac­ión, asegura que no descar ta nada. Ni siquiera una cuarta teoría que habla de conflictos interperso­nales.

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CEDOC PERFIL
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SOSPECHAS. En mayo pasado fue descabezad­a la plana de la Delegación de Santa Fe. En la sede hallaron varias dosis de cocaína.

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