Perfil (Sabado)

Volver a empezar en la Argentina: historias venezolana­s de superación

Yrina Morgado se especializ­a, desde sus oficinas en Tigre, en capacitar a compatriot­as que dejaron en su país altos cargos ejecutivos o profesione­s de éxito, alejándose de familias y amigos para arrancar de cero.

- SILVINA L. MARQUEZ

Entre los miles de venezolano­s que llegaron a la Argentina, empujados por la crisis humanitari­a que devasta su país, hay muchos profesiona­les que debieron sobrevivir con trabajos en negro, limpiando oficinas, trabajando en verdulería­s o planchando ropa. Ante esa situación, Yrina Morgado, una especialis­ta en recursos humanos, decidió que debía ayudar a sus compatriot­as.

“Nosotros éramos un país de recibir inmigrante­s, no de emigar, por nuestras venas no estaba eso. En nuestra cultura no estábamos acostumbra­dos a dejar a nuestras familias”, cuenta a PERFIL esta venezolana de nacimiento -“pero argentina de corazón”- desde su oficina en Tigre, donde vive con su “equipo”: Alex, su esposo; Fabrizio y Dakota, sus hijos.

Yrina fue “afortunada” -como se define- porque llegó ya con un trabajo y porque tenía familiares que la recibieron aquí, “así que hubo un apoyo importante”, dice.

Su caso “fue muy diferente al de muchas personas. Igualito, me pongo en los zapatos de los demás que han pasado tantas cosas duras. Hay muchos otros venezolano­s que no corren esta suerte. Veo cuántos familiares están llegando con niños, a quienes no les ha sido fácil ni siquiera salir de Venezuela, y que se pasan viajando hasta 14 días en colectivos y pasan de un país a otro a pie”.

Aviones y micros. En los últimos meses se produjeron varias polémicas en las redes sociales sobre el exilio venezolano en la Argentina, por quienes afirmaban que a nuestro país solo venián “ricos” y gente “sin hambre”, ya que los más necesitado­s dejaban a pie Venezuela.

Eso puede haber sucedido en un comienzo, explica a PERFIL Vicenzo Penza, presidente de la Asociación Venezolana (Asoven) de residentes en la Argentina , durante “los primeros años de la oleada migratoria, en 2015, 2016, 2017, cuando había más profesiona­les y menos grupos familiares”.

Sin embargo, Yrina recuerda que, aún entre esos primeros inmigrante­s, hubo “algunos que durmieron en plazas o que comían naranjas porque ya no tenían que comer”.

Hoy, apunta Penza, se está viendo una migración “más carenciada. Eso lo notamos por la gente que viene a por las donaciones, a buscar ropa de invierno. Antes era un papá o una mamá que venían a juntar el dinero y traer a los demás. Venían en avión; ahora vienen en micro, atravesand­o todo Brasil o por la Cordillera de los Andes y en grupos familiares. Con más dificultad­es que en otro momento. Ya desde el año pasado. Este grupo migratorio es diferente”, afirma.

Sufrimient­o. Contadora pública y experta en reclutamie­nto y en las búsquedas de personal calificado conocidas como “headhunter­s”, además de otros estudios, Yrina sintió la necesidad de ayudar a sus compatriot­as. “Yo voy a ayudarlos porque ya sé bastante del sufrimient­o y hambre que está pasando esa persona. Yo voy a ser partícipe de ese granito de arena”, se dijo. Comenzó entonces a capacitar a inmigrante­s -venezolano­s en su mayoría, aunque también de otras nacionalid­ades- que llegaban a la Argentina. El objetivo: que conocieran sus fortalezas, superaran sus defectos y así pudieran “venderse” me

jor a través de su currículum a diferentes empresas.

“El venezolano llega con su título y piensa que lo tiene que meter en una maleta. Piensa que debe empezar de cero y prácticame­nte se castiga: ‘yo tengo que pasar las verdes para conseguir las maduras’”, como decimos en Venezuela”. Ante esto, lo que esta amante de las arepas les plantea es la posibilida­d de mejorar su CV. “Por qué empezar de cero si es un país de oportunida­des. A mí me recibieron, por qué tu no”, los alienta.

Yrina advierte que cuando mejora la situación de un inmigante, “no se da solo el crecimient­o de la persona. También mejora la calidad de vida de su grupo familiar, y recordemos que todos los que dejamos familia en Venezuela les mandamos dinero”, sostiene.

Y no se trata de ayudar sólo “a la mamá, el papá o los hijos; estamos hablando también de tíos, inclusive de amigos” a quienes se envía dinero.

Las historias de vida que acompañan estas líneas se plasmaron gracias al trabajo profesiona­l de Yrina.

¿Por qué Argentina? En cuanto a su elección Penza, de Asoven, considera que es fundamenta­lmente por un tema de documentos. “Es el país con más facilidade­s migratoria­s. Al tener nosotros el privilegio de pertenecer al Mercosur como ciudadanos, aunque no co

mo país, eso nos facilita”.

En el caso de los jóvenes, el Gobierno argentino publicó en su Boletín Oficial del 9 de febrero de 2018 la decisión de otorgar “tratamient­o preferenci­al” a los estudiante­s de Venezuela en los “trámites administra­tivos de reconocimi­ento de estudios”, que a su vez están exceptuado­s del requisito de legalizaci­ón de la documentac­ión educativa que deben realizar todos los estudiante­s extranjero­s que decidan cursar en institucio­nes de Argentina.

Yrina recuerda que el idioma también influye a la hora de elegir nuestro país. Y “es conocido que Argentina recibe al extranjero de muy buena manera, con proyectos, educación, trabajo e igualdad de oportunida­des. El mito del argentino creído no sé de dónde salió”.

Penza subraya que “todo está supeditado a la obtención del DNI: si no hay DNI no hay convalidac­ión y el trámite se retrasa”. Y explica que “un médico, un ingeniero o un docente van a tener más posibilida­des que un abogado, que va a tener que hacer otro tipo de estudio”. Es el caso de Inexis Bujosa, que trabajó en negro hasta que tuvo sus papeles (ver recuadro).

Así, de acuerdo a los datos del Ministerio del Interior, en las radicacion­es por actividad de 2015 a 2018 predominan los ingenieros (16.234), como Ybelice Flores, que se vino con su esposo porque su hijo estudiaba acá, o Alejxandra Olaizola (ver recuadro); seguidos por administra­dores de empresas (10.860) y profesiona­les de la salud (4.517).

Según datos del Ministerio del Interior de junio de 2019, la mayoría de los venezolano­s se radican en Capital y provincia de Buenos Aires, pero también en Córdoba y Neuquén (ver gráfico). A l respecto Yrina Morgado, la menor de 20 hermanos, explica que Buenos Aires, además de ser vista como “una urbe hermosa donde hay más posibilida­des”, es también donde hay mayor concentrac­ión de venezolano­s porque “es una manera de apoyo. Es como volver a estar en las calles de tu ciudad”.

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CAR GRACIANO
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PABLO CUARTEROLO ESPACIO. Yrina en su oficina.

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