POSMODERNIDAD
En apenas veinte años, la manera de viajar cambió radicalmente. Un viaje se arma a solas, con varias aplicaciones y un dispositivo electrónico. Todo se consulta en las redes y los que se quedaron nos acompañan online.
Para bien o para mal el turismo cambió radicalmente en el comienzo del siglo XXI: hay vuelos baratos en los que uno mismo carga con sus valijas, los viajes se arman desde el teléfono móvil, se pide consejo en las redes sociales y el cambio climático nos obliga a cambiar hábitos. ¿Qué está pasando?
Las malas noticias es mejor darlas rápido: la conciencia medioambiental ha hecho que los términos “globetrotter” y “cosmopolita” ya no tengan buen predicamento. Por otra parte, las vacaciones ya no son una sola vez al año; la gente prefiere hacer varias escapadas apenas se dé una oportunidad. Y esto no sorprende, ya que va de la mano del surgimiento de los vuelos baratos de muchas compañías. Es más, si se piensa bien, el avión ha dejado atrás al automóvil a la hora de hacer vacaciones largas, algo que también tiene que ver con las facilidades para pagar vuelos aéreos en cuotas.
Horst Opaschowski, especialista en marketing turístico asegura que hay una marcada tendencia global. “Tomar distancia de la vida cotidiana y recuperarse sigue siendo una gran motivación para salir de viaje, pero estar dos semanas en una playa ya no suele satisfacer a nadie. En las vacaciones uno se quiere dar lujos y disfrutar, pero al mismo tiempo quiere ver y experimentar la mayor cantidad posible de cosas”, analiza.
Las redes y los teléfonos inteligentes hacen que los viajes sean mucho más sencillos y democráticos. ¿Y cuando llegue, por dónde voy? Google Maps se lo explicará. Desde casa o casi desde cualquier lugar del mundo, se pueden reservar vuelos, hoteles y coches en un click. Y eso hace que el viajero se sienta más seguro cuando llega a un lugar desconocido. Nos inunda la información. ción. Por eso los paquetes turísticos urísticos siguen siendo ndo una opción bastante stante demandada. da. No todos tienen en tiempo de armarse e el viaje ellos mismo, mo, internet y apps mediante. Estar en otro tro lado, perder er contacto con on lo conocido o era lo que antes se buscaba cuando uno iba de
vacaciones. Las fotos y los relatos de los sitios exóticos venían después, al llegar. Hoy, nuestro hogar nunca deja de estar presente, “les enviamos constantemente a la familia y los amigos comentarios y fotos para que participen con intensidad de nuestro viaje”, apunta Opaschowski. Un día sin celular o unas vacaciones en algún sitio donde no haya señal puede llegar a ser una pesadilla para un joven. Es más, algunos no pueden dejar de transmitir sus viajes casi en vivo y hay turistas tomándose selfies en todas partes.
Algunos grandes literatos han llegado a decir que el turista destruye lo que busca al encontrarlo. La crítica del turismo de masa es tan antigua como el turismo mismo. Aunque hay indicios de que algunos lugares están al límite. París, Barcelona, Venecia y la isla de Mallorca se plantean una y otra vez cómo hacer para lidiar mejor con la cantidad de visitantes que reciben. No solo porque a uno no le gusta ir a un sitio donde solo ve turistas, sino además porque hacen subir los precios de todo para la población local.