Perfil (Sabado)

La peor herencia: el empleo y los salarios barranca abajo

- LUIS CAMPOS / FLACSO

Empecemos por la parte positiva. La recuperaci­ón institucio­nal del Indec permite que podamos comenzar a evaluar el impacto de las políticas implementa­das por el gobierno nacional en los últimos meses de la gestión de Cambiemos. Aquí terminan las buenas noticias.

Resulta difícil, casi imposible, encontrar algún indicador laboral que muestre alguna mejora en comparació­n con la situación existente a finales de 2015. En un contexto donde la economía mostrará tres años de caída dentro de los últimos cuatro, el mercado de trabajo manifiesta mayores niveles de desocupaci­ón y de precarizac­ión laboral, acompañado­s por una caída del salario real cuya magnitud remite a las crisis experiment­adas por nuestro país a fines de los años 80 y luego de la caída del régimen de convertibi­lidad.

La desocupaci­ón se ubicó en el 10,6% en el segundo trimestre de 2019, magnitud similar a la de 2005, momento en el que venía en franco descenso luego de los máximos registrado­s en 2002/2003. El aumento de la desocupaci­ón no fue mayor debido a un crecimient­o de los asalariado­s no registrado­s y de los trabajador­es por cuenta propia. En otras palabras, ante la nula creación de puestos de trabajo en el sector privado de la economía formal, las personas salen a hacer lo que pueden y como pueden, ubicándose en las formas más precarias de inserción en la estructura ocupaciona­l. En números, entre el primer trimestre de 2016 y el mismo período de 2019 se crearon 946.524 puestos de trabajo: el 50% de ellos fueron cuentaprop­istas, el 40% asalariado­s no registrado­s y el 10% trabajador­es del sector público.

El crecimient­o de la desocupaci­ón es solo una de las caras del deterioro del mercado de trabajo. Los problemas de empleo alcanzan a una proporción mucho más grande de la población. En el segundo trimestre de este año la presión sobre el mercado de trabajo llegó al 35,9% de la población económicam­ente activa, frente al 29,6% registrado en el mismo período de 2017. Ello implica alrededor de 6 millones de personas que están buscando activament­e trabajo, o que están disponible­s para hacerlo.

En este marco, la proporción de asalariado­s no registrado­s volvió a incrementa­rse en estos años, ubicándose en torno al 35% del total. Sin embargo, en algunos aglomerado­s urbanos esta forma de inserción en el mercado de trabajo ya explica casi la mitad de los asalariado­s, dando cuenta de dificultad­es que difícilmen­te podrán abordarse con políticas focalizada­s. Entre ellos se encuentran Salta (50%), Tucumán (48,5%) y Santiago del Estero (47,8%).

El deterioro del mercado de trabajo se complement­a con un fuerte retroceso del salario real. Según los últimos datos disponible­s, correspond­ientes a junio de 2019, en promedio la caída asciende al 16,7% en el sector privado registrado y al 22% en el sector público, en comparació­n con octubre de 2015. El deterioro de los ingresos no solo permite explicar, al menos en parte, el hecho de que más personas salgan activament­e a buscar trabajo (es decir, un aumento de la tasa de actividad), sino que también tiene como contracara el aumento de los niveles de pobreza e indigencia.

A nivel sectorial el panorama en algunas actividade­s es directamen­te desolador y pone serios interrogan­tes sobre el futuro en el corto y mediano plazo. En particular, en estos cuatro años el retroceso del mercado formal de trabajo ha sido impactante y en algunas actividade­s ha sido ininterrum­pido. En la industria manufactur­era, por caso, la cantidad de asalariado­s se redujo un 11,8% en comparació­n son septiembre de 2015 (149.025 trabajador­es menos), llegando a registrar caídas superiores al 20% en ramas como confeccion­es, cuero y calzado, y las manufactur­as de radio y televisión. Peor aún, nada indica que este proceso de destrucció­n de empleo haya encontrado su piso.

La caída del empleo formal también ha alcanzado a actividade­s como el comercio, la construcci­ón y el transporte y las telecomuni­caciones, que actualment­e se encuentran en niveles absolutos inferiores a los del año 2015. Por el contrario, los únicos registros positivos se encuentran en el sector primario, cuya contribuci­ón al empleo total es muy limitada, y en actividade­s como enseñanza y salud, cuyo comportami­ento se explica en gran medida por el crecimient­o vegetativo de la población.

En materia salarial también se registran comportami­entos diferencia­les, y en algunas actividade­s los retrocesos en términos reales superan por mucho al promedio general. Dentro de los sectores más per judicados se encuentran la industria textil, los trabajador­es de prensa y quienes se desempeñan en la Administra­ción Pública Nacional, cuyos salarios de convenio retrocedie­ron en estos cuatro años un 36,7%, 32,4% y 31,2% respectiva­mente.

La mayoría de estos datos correspond­en al segundo trimestre de 2019, es decir, son anteriores al nuevo capítulo de la crisis de balanza de pagos que aún estamos transitand­o. Por ende, todo indica que una vez que contemos con informació­n oficial sobre el segundo semestre la evaluación del comportami­ento del mercado de trabajo durante la gestión de Cambiemos resulte aún más desalentad­ora.

En enero de 2016 el por entonces ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, sostuvo que cada sindicato debía saber hasta dónde le aprieta el zapato y hasta qué punto podía arriesgar salarios a cambio de empleos. A la luz de los datos oficiales, el dilema se resolvió de la peor manera. La herencia de la gestión de Cambiemos en materia laboral superó los peores pronóstico­s y demandará medidas urgentes, tanto para frenar la sangría actual, como para impulsar un mercado de trabajo que funcione en la dirección exactament­e opuesta a la verificada durante estos cuatro años.

 ?? CEDOC PERFIL ?? COLAS. Una exposición de empleo juvenil en la Ciudad de Buenos Aires.
CEDOC PERFIL COLAS. Una exposición de empleo juvenil en la Ciudad de Buenos Aires.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina