“PERDEMOS CONTRA NETFLIX”
“Mamá era maestra de piano y mi abuelo director de orquesta. Para nosotros era lo más normal ir una vez por semana a ver un concierto. Con las nuevas generaciones es más difícil. Lo veo con mis hijos, que casi van solo a ver al padre cuando dirige (ríe). Por otro lado, ahora es más fácil con YouTube y otras plataformas, más las mil cosas que podemos saber que antes no estaban a un click de distancia”, reflexiona Dinic.
—¿Cómo se atrae a las nuevas generaciones en otros países?
—En Alemania, las escuelas llevan a los alumnos a conciertos y ensayos. Pueden ver todo el trabajo de un director de orquesta, todo lo que pasan en un ensayo… Si no empieza a despertarse el interés a esa edad, será más difícil más tarde. El teatro ofrece la fascinación de salir por un rato de las cosas diarias, por lo menos por dos o tres horas. Siempre me gustó ver cómo funciona un teatro y se crean cosas a veces surreales. Eso ni las películas pueden hacer. Esto tiene un contacto vivo, aunque estemos perdiendo la batalla contra Netflix.
—¿La ópera está preparada para convivir con la crisis?
—El teatro es un lugar para cambiar la vida diaria y siempre sirvió para mostrar que la gente no está contenta. Las comedias que se convirtieron en una crítica pública a los gobiernos podrían hacerse otra vez. En Alemania en los 70 y 80 se hicieron puestas muy críticas a lo que sucedía en ese momento. El teatro no es una isla. El teatro nunca debe quedarse afuera de lo que está sucediendo. Tenemos esa función.