USA SILVESTRE
Entre jardines de mariposas y bosques de robles, el exterior de Cape Cod, en Massachusetts, tiene viñedos, kilómetros de senderos y una belleza salvaje casi inexplorada por el turismo masivo.
Eastham, Wellfleet y Truro –donde veraneaba el pintor Edward Hopper– ofrecen amanecer con colibríes y bosques de mariposas. Están en Cape Cod, Massachusetts, lejos del turismo de masas.
Cuando Moby Dick dejó de ser un bestséller y la caza de ballenas cedió el protagonismo al turismo, la península de Cape Cob, al Este del estado de Massachusetts, comenzó a ser atractiva para los vacacionistas que disfrutan ver el horizonte apacible de sus kilómetros de playas vírgenes. Además, abundan las actividades en tierra firme. Hay caminatas en la naturaleza, catas de vino, plácidos paseos en bicicleta, recorridos por el faro y sitios para ir de compras. Todo Cape Cod coincide con el condado de Barnstable y sus 15 ciudades se agrupan en Cabo Superior, Medio, Inferior y Exterior.
Una manera de acotar las opciones de un fin de semana es concentrarse precisamente en las ciudades del Cabo Exterior: Eastham, Wellfleet y Truro, todas dentro de la Costa Nacional de Cape Cod, que protege de la urbanización a decenas de miles de hectáreas. Con sus dunas altísimas, oleaje fuerte y bosques de pinos, esta región se siente más yerma y silvestre que el cabo medio y menos ajetreada que Provincetown en la punta de la península. Además, se puede planear todo un fin de semana de actividades fácilmente sin tener que meter un solo dedo en el agua (sepa que cada tanto se ve algún tiburón cerca de la costa).
Una de las mejores opciones para perderse en la naturaleza es el Santuario de Vida Salvaje de la Bahía de Wellfleet, con 1,2 kilómetros de senderos que serpentean a través de 364,2 hectáreas de bosques de pinos y robles hasta llegar a las costas de la bahía. Explore los caminos por su cuenta, pasee por el jardín de las mariposas y los colibríes antes de tomar el sendero del estanque de los gansos que conduce a un mirador, desde donde puede ver una marisma salobre, un estanque de agua dulce repleto de nenúfares, un observatorio camuflado de aves y, finalmente, la amplia playa en la bahía. Entrada, US$ 8. O inscríbase en uno de los muchos programas disponibles (pesca con red en los estuarios, US$ 14; crucero de vida marina, US$ 52).
Otra opción al aire libre es por la ciclovía Cape Cod Rail Trail, que se construyó sobre una línea de ferrocarril del siglo XIX que llegaba hasta Provincetown. El sendero de 40 kilómetros se despliega hacia el sur desde la calle Lecount Hollow en Wellfleet, y pasa por ciénagas y estanques. Deténgase en el centro de visitantes de la salina en la Costa Nacional de Cape Cod, en Eastham, para
aprender sobre la historia geológica y cultural de Cape Cod. (Dato curioso: la leche tenía antes un sabor salado porque los granjeros alimentaban a las vacas con el heno que recolectaban de las marismas salobres). Del centro de visitantes, tome el sendero de bicicletas Nauset, que atraviesa plantaciones densas de robles hasta la playa de la Guardia Costera, donde puede caminar al lado del océano y ver a las focas en la marea baja. Alquilar una bicicleta por cuatro horas cuesta US$ 20 en Idle Times Bike Shop, con locales en Wellfleet y Eastham. La vinicultura suele asociarse con las regiones costeras de North Fork en Long Island, Nueva York. Sin embargo, Truro Vineyards de Cape Cod cultiva uvas y elabora vino desde hace casi 30 años. A lo largo de sus dos hectáreas de viñedos, uvas del tamaño de perlas, como la cabernet franc, maduran en la brisa suave y salina. La visita con cata de vinos, US$ 10.
Para almorzar o cenar en uno de los restaurantes más eclécticos de Cape Cod, piense en Mac’s Shack, en Wellfleet. En un ambiente rural y hogareño, el menú se inspira en recetas de todo el mundo, con platos fuertes como ñoquis de langosta y vieiras selladas. Una cena de tres tiempos para una persona, sin bebidas, US$ 45. Con sus litorales barridos por el viento, los paisajes del cabo exterior sirven de inspiración a los artistas. Decenas de galerías adornan los centros de las ciudades, pero el de Wellfleet cuenta con uno de los conjuntos de mayor calidad. No eluda las galerías Left Bank y Frying Pan. Si bien un chapuzón en el océano no parece muy atractivo –por temor a los tiburones–, hay muchas playas en la bahía y estanques de agua dulce para refrescarse. Más adelante de la Frying Pan Gallery, sobre la misma calle, está la playa Mayo en el puerto de Wellfleet, donde verá boyas para pescar langostas y embarcaciones de recreo sobre su oleaje tranquilo. Deje su auto en el estacionamiento municipal y tome un atajo hasta esta pequeña playa en forma de media luna, a través de la hierba de centeno de las dunas y los arbustos de arrayán. Además del rompimiento de las olas diminutas, el único sonido que escuchará es el canto de un gorrión cercano. Highland Light, el faro más antiguo y más alto de Cape Cod, ha estado vigilando el océano desde un risco en North Truro desde el año 1857, alertando a las embarcaciones y a los pescadores con su luz giratoria. (Una estructura de madera construida en 1797 por encargo de George Washington antecedió al faro).
La linterna de querosén y la lente de Fresnel fueron remplazadas hace mucho por una lámpara eléctrica. Sin embargo, el faro aún irradia luz, y los visitantes pueden subir por las escaleras serpenteantes hasta la cima para gozar de su vista panorámica. La entrada: US$ 6.