Alberto F planea pacto con red Prevé medidas duras y busca contención política y social
Apunta a comprometer a intendentes y gobernadores en acciones que alivien el impacto de un eventual acuerdo entre sectores de la producción y el trabajo, si es electo. Las recetas de Matías Kulfas.
En medio de la campaña que lleva adelante Alberto Fernández, el candidato del Frente de Todos que desde las PASO asoma con más chances de ser presidente, distintos referentes del área económica trabajan en la puesta en marcha de un plan económico para el 11 de diciembre.
Hay lineamientos generales en los que hay acuerdo, porque son parte de los eslóganes de cada acto. “Acuerdo general de precios y salarios”, para contener la inflación y estabilizar la economía, o “modelo Uruguay” para la renegociación de la deuda son algunas de las afirmaciones que más sonaron en la última semana como guías a gran escala. a.
Sin embargo, los debates bates empiezan a surgir sobre cuánto, cuándo y a qué ritmo corregir las variables que jugarán garán el éxito o el fracaso de e una gestión que, si se confirma, irma, deberá hacerse cargo de una herencia muy complicada, da, que incluye problemas hisistóricos de la Argentina a agravados por la administración de Mauricio Macri.
De a poco, el discurso de Fernández empieza a incorporar la expresión “estabilizar” la economía, y ya no solo dice que va a encenderla. Es que estabilizar supone armonizar r la evolución de variables les como dólar, tarifas, precios, salarios, gasto público, jubilaciones y pago de deudas, interrelacionadas entre sí, y que pueden implicar medidas impopulares que pueden romper con las expectativas de un electorado que espera un alivio.
Desde los integrantes del Grupo Callao, con Matías Kulfas y Cecilia Todesca a la cabeza, cada vez más referentes del ex jefe de Gabinete, hasta el ex viceministro de Axel Kicillof, Emmanuel Alvarez Agis, pasando por Miguel Pesce, el histórico del Banco Central que chatea todo el tiempo con la calle México, todos suman opiniones, cálculos y planillas de políticas posibles en una especie de laboratorio en el que en algún momento el propio Fernández tendrá que elegir cuál es la fórmula. Este es un resumen de las posibilidades en debate.
Precios y salarios: el punto central de la discusión es si el día uno, el acuerdo general de precios y salarios que intentará coordinar la evolución de las variables debe producirse con una mejora salarial que intente reactivar el consumo, o si bien debe partir de un incremento general de igual magnitud para todas las variables y buscar transformarlo en un ancla nominal, como dicen los economistas. Algunos participan de la idea de que debe otorgarse un incremento del 20 o 25% para los salarios y las jubilaciones, de modo tal que “haya plata en los bolsillos de la gente” y luego buscar congelar. De hecho, ayer lo volvió a decir el propio Fernández al hablar de una mejora para los jubilados “del 20%”. Algunos economistas que lo escuchaban en su propio equipo se agarraron la cabeza. Es que para otros debería haber, por ejemplo, una decisión de aumentar todos los precios de la economía un 35% a 40%, donde los sueldos suban 8% por trimestre. “Tal vez se puede conseguir que el primer trimestre los precios no suban y recién actualicen también desde el segundo”. Ahí la idea es que la inflación se baja sin mejora de la distribución del ingreso por un año.
Tarifas: para cumplir con el acuerdo actual con el Fondo Monetario Internacional que plantea llegar a 1% de superávit primario en 2020, los subsidios a la energía deberían bajar al 0,8% del PBI, para lo que las tarifas deberían aumentar la friolera de entre 70 o hasta 100% según quién haga los cálculos en la calle México. Congelarlas todo el año no es una opción para nadie. Para algunos pueden ser un ancla y plantean que suban “la mitad de la inflación”. Para otros,
tienen que seguir la “regla nominal” de todos los demás precios que piense para el año. ¿De 35% a 40% de aumento de tarifas en el primer año de Alberto, como eventualmente subirían los salarios y, si sale bien, el costo de vida? Podría ser una alternativa, que implicaría un acuerdo con las energéticas o, ya calculan algunos, una definición en el Ciadi por desconocer contratos. Haría falta para eso que los subsidios energéticos suban a 1,2% del PBI, con el ok del Fondo.
Dólar: otro debate intenso en el armado del plan de AF. ¿Debe ser ancla para contener precios? Ahí algunos plantean que sí y que debe subir “la mitad de lo que suba el resto de los precios, porque ya está recontraalto”. ¿Cuánto sería? ¿15 o 20% en el año contra 35 o 40% del resto? Puede ser. Pero para otra ala eso es imposible. Debe llegar al 10 de diciembre “un poco más alto que ahora mejor”, y desde entonces acompañar siempre a la inflación. Es decir, subir 35 o 40% en el año.
Deuda: tal vez sea donde hay menos debate interno, pero más desafíos hacia afuera. El planteo general es el que abrió Fernández en la Fundación Mediterránea. Buscar acuerdo con los acreedores privados para estirar plazos sin quita. “Un acuerdo amistoso”, bajo amenaza de que si no, el FMI impondrá un recorte del 50% o un default. Con el ok de Wall Street, ir al Fondo, destrabar los desembolsos actuales y negociar un acuerdo de facilidades extendidas, a diez años. Con este camino, podrían ingresar entre 15 o 20 mil millones de dólares a las reservas en 2020, para sostener la estabilidad del plan.
Gasto previsional: nada de todo esto cierra, entienden en el armado de Fernández, sin un cambio en la fórmula de aumento de las jubilaciones. Por la indexación surgida en 2017 con Cambiemos, deberían subir arriba del 55% para seguir el costo de vida, rompiendo toda la estructura del acuerdo y dinamitando cualquier pacto con el Fondo y los acreedores. ¿Apostarán a un fallo de la Corte Suprema que podría volver a la fórmula anterior, que tenía topes? ¿Ya hay proyectos en danza para presentar, otra vez, un nuevo esquema? Tal vez uno de los debates más sensibles en el Frente de Todos, pero uno de los más definitorios también.