Perfil (Sabado)

Si la idea es reescribir el papel de la lucha armada, llegamos tarde

- ALDO DUZDEVICH* *Autor de La Lealtad -Los montoneros que se quedaron con Perón y Salvados por Francisco.

Primero leí los titulares en los grandes darios, y bastante después fui a buscar en el portal La Paco Urondo los dichos de Horacio González. Confieso que siempre me cuesta entender sus textos y esta vez tampoco me quedó claro qué quiso decir. Por supuesto, el Gobierno y los medios oficialist­as, que siguen el manual de Duran Barba, con tan pocas buenas noticias que dar de nuestro presidente, salieron rápidament­e a magnificar y cuestionar los dichos del ex director de la Biblioteca Nacional, como si hablara el futuro jefe de Gabinete de Alberto Fernández.

Yo no voy a opinar sobre una frase cuyo sentido y dimension no veo claros. Voy a relatar algunos hechos que ya son parte de la historia, y aportar alguna idea acerca del debate pendiente sobre la guerrilla de los años 70

Una agobiante tarde de enero de 1974, en un pequeño departamen­to de Once nos apilábamos una docena de jóvenes conspirado­res. Yo era, creo, el más joven y novato de todos, y estaba en calidad de acompañant­e del cura, el Viejo Galli. Estaban debatiendo dar un paso política y humanament­e muy complejo: fracturar la organizaci­ón Montoneros, tratando de llevarse la mayor cantidad de cuadros posibles. Maniobra que contaba con el aval expreso del General Perón. Los argumentos centrales eran dos: uno, que si nos decíamos peronistas, teniamos que acatar la conducción de Perón; y dos, que era totalmente ilógico seguir con la lucha armada estando en democracia, y con Perón de presidente. Entre esos jóvenes había uno, muy activo, que aportaba ideas y escribía; borrosamen­te recuerdo su imagen, rubio de pelo largo y raya al medio. Muchos años después supe su nombre, Horacio González. Horacio, si bien no era un cuadro combatient­e (varios de quienes estaban allí sí lo eran), era ya un intelectua­l de fuste y estaba dando origen a lo que se llamó la JP Lealtad y Montoneros Soldados de Perón, organizaci­ones de muy breve vida política. Pero –a decir de Perdía y Vaca Narvaja, en sus libros biográfico­s– la Lealtad fue la fractura más importante que tuvo Montoneros por la cantidad y calidad de los cuadros que se fueron en ese momento.

Néstor y Cristina. El escritor y ex Lealtad Teodoro Boot ha dicho: “Tal vez lo más importante de la Lealtad fue que salvó muchas vidas, y entre ellas las de dos jóvenes que años después serían protagonis­tas de la gran historia: Néstor y Cristina”.

Horacio, en ninguno de sus escritos, ha reconocido esta parte de su historia, incluso cuando con Norberto Raffoul y Rodolfo Beltramini entrevista­mos a más de cincuenta compañeros para el libro ( La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Perón), a Horacio no le interesó dar su testimonio, ni hacer aportes a una historia que conocía muy bien, pero tenía negada. Cuento esto porque él, como yo y como muchos de quienes escribimos sobre los 70, no somos intelectua­les asépticos incontamin­ados de las pasiones, dolores, errores y culpas. No es lo mismo escribir sobre el Combate de Obligado, o la Campaña del Desierto, que sobre la ejecucion de Rucci, el acto del 1° de Mayo, y la muerte de tantos amigos queridos.

Volviendo a su frase, sigo sin entender cuál es su sentido. Si se trata de reescribir la historia reinvindic­ando el papel de la lucha armada, creo que llegamos tarde. Diré que hay no menos de un centenar de libros con ese enfoque. Desde el 85 hasta hoy, escribiero­n: Miguel Bonasso, Horacio Verbitsky, María Seoane, Eduardo Anguita y Martín Caparrós, Marcelo Larraquy y Roberto Caballero; Ernesto Jauretche, Roberto Perdía, Fernando Vaca Narvaja, Enrique Gorriarán Merlo, Luis Mattini, y al menos tres decenas de ex militantes del ERP y Montoneros, que han dado su version de la historia; e incluso muchos historiado­res jóvenes se sumaron con entusiasmo a esta “valoración positiva de la guerrilla de los años 70”. Por lo tanto, no entiendo qué quiso decir Horacio cuando pide reescribir algo que está escrito en abundancia.

Autocrític­a. Lo que no abunda en materia de historia reciente son justamente visiones autocrític­as de esa etapa. Señalo algunas excepcione­s tal vez poco conocidas como: Nicolás Casullo, Pilar Calveiro, Carlos Flaskamp, Jorge Rulli, la revista Lucha Armada de Sergio Bufano, y agrego el último libro de Horacio Verbitsky, Vida de Perro.

Satanizaci­ón. Como decía, los 70 es un debate pendiente que deberíamos esforzarno­s en dar primero quienes fuimos protagonis­tas de esa compleja etapa histórica, para intentar dejar un saldo de aprendizaj­es para las nuevas generacion­es.

Para cerrar, voy a transcribi­r un pensamient­o que me gusta mucho de Nicolás Casullo: “Desde este ensayístic­o punto de vista, nuestros 70 no son buenos o malos. No deberían llevar a la melancolía o la satanizaci­ón. No han muerto ni volverán. Remiten.al humus societal cuando abreva y riega lo trágico: al entusiasmo y el duelo de las causas humanas llevadas a la cultura. Razón y mito en cruce: las narracione­s que siguen calladamen­te hablando”.

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CEDOC PERFIL NESTOR Y CRISTINA. Estuvieron en la Juventud Peronista Lealtad
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